PONERSE LA ARMADURA EN FAMILIA. LA EPÍSTOLA A LOS EFESIOS Y LA LLAMA DE AMOR
El Diario Espiritual nos lleva a tomar conciencia de una gran urgencia para las familias no solo católicas sino para todas sin distinción: la de asumir el combate espiritual contra los espíritus infernales. En pleno Siglo XXI esto parece algo maloliente sacado de las profundidades más oscurantistas de la Edad Media. ¡De ninguna manera! Uno de los grandes méritos del Diario Espiritual, resplandeciente de valentía, es precisamente poner delante del mundo y especialmente delante de los padres de familia esta verdad de Fe. El Demonio existe y está destruyendo lo más importante para el ser humano: la familia y la convivencia mundial. ¡No estamos en la Edad Media, estamos en los Últimos Tiempos! Delante de nuestros ojos se está desarrollando la lucha final entre la Luz y las Tinieblas. Si no captamos eso estamos realmente ciegos. La Iglesia es TESTIGO Y PROFETA de esta incómoda verdad que el mundo no puede ni quiere soportar.
Por eso el Cuerpo de Cristo es perseguido para que se calle. El mundo no quiere que la Iglesia hable del más allá, del Cielo y del Infierno. La consigna es atacar a la Iglesia desde dentro y desde fuera para que pierda autoridad y su mensaje pierda credibilidad. Los católicos debemos abrir los ojos y darnos cuenta de lo que está pasando. Jesús ha venido para destruir las obras de Satanás (1Jn 3,8) y el Demonio no puede quedarse con los brazos cruzados ante esta tremenda amenaza para su reino. Los bautizados somos esa amenaza y por eso somos el objetivo de los arteros ataques satánicos. San Pedro lo dice claramente: “El Demonio como un león rugiente anda dando vueltas en torno a nosotros para devorarnos” y San Pablo nos sacude para que nos despertemos y entremos en combate contra ese enemigo que nos está destruyendo. La Iglesia entera debe ponerse la armadura y salir a combatir (Efe 6,10-19).
No podemos perder la vida en este combate cuerpo a cuerpo. Hay que vencer obligatoriamente porque si no, perdemos todo y para siempre. La vida del cristiano es una guerra, es milicia. Las tinieblas no perdonan, no pactan, no tienen compasión, no se detienen en su afán de destruirnos. No nos queda más remedio que combatir con éxito a Satanás. “Es necesario para vencer en el combate ceñirse los lomos con la VERDAD; protegerse el pecho con la coraza de la JUSTICIA (santidad); calzarse con las sandalias del EVANGELIZADOR; embrazar el ESCUDO DE LA FE; ponerse el yelmo de la SALVACIÓN y empuñar la ESPADA DEL ESPÍRITU QUE ES LA PALABRA DE DIOS, y por último VIVIR ORANDO Y SUPLICANDO EN TODA OCASIÓN animados por el Espíritu. Permanecer despiertos orando con perseverancia por todos los consagrados” (Ef 6,10-19).
Este es el gran programa que lleva a la victoria de Cristo sobre el mundo, el demonio y la carne. Ese es el proyecto de la Llama de Amor: involucrar a toda la humanidad en la Victoria de Cristo. Hemos renunciado al mundo para seguir a Cristo. El contenido de Ef 6,10-19 es absolutamente básico para todos nosotros. Las obras de la carne (Rom 8) impulsadas por los espíritus malignos “principados, potestades, poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas” nos llevan no sólo a la muerte temporal sino a la eterna: “Inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Por otro lado, el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio”(cfr. Gál 5,19-23) (1Pe 4,3-11).
Este programa de vida cristiana hay que llevarlo al interior de cada hogar. Toca a los padres de familia conscientes asumir en primer lugar el combate espiritual, volverse maestros en la lucha y transmitirlo Este es su principal deber como maestros en la Fe: formar a sus hijos en el combate contra Satanás. De esto depende la salvación de su familia y de todas las familias. Es triste ver que muchos movimientos dedicados a preparar a los jóvenes para el matrimonio y a acompañar a las familias no les forman en el combate espiritual contra la estrategia de los espíritus malignos. Las enseñanzas de la Llama de Amor son indispensable para que las familias puedan resistir el ataque satánico. El efecto de gracia del nuevo instrumento que la Virgen María da a la Iglesia de hoy es lo que garantizará a las familias la perseverancia en el seguimiento de Cristo Jesús.