Isabel Kindelmann: el mensaje de la gran sacudida (II)

Jesús le dice a Isabel: “La tierra pasará por una gran sacudida” (p 172). No encontramos en el Diario Espiritual de la Llama de Amor, una explicación clara del significado de esta frase. En vano buscaremos en los escritos de Isabel Kindelmann profecías con sabor apocalíptico. Tendremos que limitarnos a descubrir en su propia vida y en sus luchas el sabor de esa gran sacudida que ella vivirá en carne propia de manera misteriosa. La profecía de Isabel acerca de la gran sacudida no será escrita en palabras sino en sus propios sufrimientos ocasionados por el Demonio.
Otras revelaciones privadas reconocidas, o aún en proceso de investigación, pueden arrojar luces acerca de los dolores de los últimos tiempos; nos remiten en cierto sentido a Mt. 24, 4-14. 

4 Él les respondió: «Tengan cuidado de que no los engañen, 5 porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a mucha gente. 6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin. 7 En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos. 8 Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto. 9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre. 10 Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros. 11 Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente. 12 Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos, 13 pero el que persevere hasta el fin, se salvará. 14 Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin. (Palabra del Señor) 

A ellas tendremos que ir para hacernos una idea aproximada de lo que puede significar en el ámbito externo la “gran sacudida”. La Virgen de Fátima dijo a los niños videntes que si la humanidad no se convertía caerían sobre el mundo grandes sufrimientos tales como guerras, hambres, catástrofes; según los mensajes dados a los jóvenes de Medjugorje también habrían de caer sobre la humanidad actual si no abandona el pecado. De hecho fácilmente vemos que hay razones, más que suficientes, para esperar una severa respuesta divina a la malicia del hombre: aborto, guerras, explotación del pobre, olvido de Dios, endurecimiento del corazón humano por el ocultismo, esoterismo, satanismo  y sociedades secretas que dominan la política de los pueblos, etc.
El terrorismo islamista desde el 9/11 se ha vuelto como el símbolo de la angustia de los últimos tiempos. ¿Será esa la gran sacudida que se perfila en el futuro? No lo sabemos. En el caso del Diario Espiritual no encontramos amenazas venidas del Cielo que hagan de Isabel Kindelmann la portadora de desgracias y castigos. Su carisma es otro: el de víctima que sobrelleva sobre sus débiles hombros los dolores producidos por los pecados de la humanidad. Quien la hace sufrir por permisión de Dios es el mismo Satanás. 

Podríamos decir que esa “gran sacudida” por la que pasará la tierra, Isabel la vive cada día en su propia carne, y los propagadores de la Llama de Amor pasarán por la misma gran sacudida. En la pág. 177-178 la Virgen nos habla con dolor de la situación en que se encuentra la tierra antes de la tempestad; un volcán que explotará con su humo infernal, su lluvia de cenizas, que ahogan, matan, ciegan y derrumban todo a su alrededor. Las almas escogidas tendrán que luchar contra el príncipe de las tinieblas. “¡Será una borrasca terrible! más bien, será un huracán, que querrá destruir hasta la fe y la confianza de los mismos elegidos”. Vemos que los ataques van directamente a la Fe; y eso ya lo estamos viviendo ya desde hace largo rato.
“Pero en la terrible tormenta que se está gestando ahora, verán ustedes la calidad de mi Llama de Amor iluminando cielo y tierra; por la efusión de su efecto de gracia en esa noche oscura, la entregaré a las almas”. 

Lo grandioso es que a ese misterioso acontecimiento de dolor le seguirá una época de gracia extraordinaria semejante al primer pentecostés. Pero será una época muy difícil que María llama: “dolores de parto” (p 202) que no debemos prolongar por nuestra tardanza en aceptar la Llama de Amor. Nuestro Señor Jesucristo (JC): dice: “Apresúrate a pasar la Llama de Amor de mi Madre para que así aparte del país la mano castigadora de Mi Padre” (p 48).
Frente a los posibles castigos por los pecados la Llama de Amor es como un pararrayos. En este mundo de hoy, enceguecido y convulsionado por tantos horrores detrás de los cuales está Satanás, la Virgen ofrece la solución. Es una gracia extraordinaria que conlleva una participación muy dolorosa a la Cruz de Cristo. La Llama de amor es “fuerza poderosa de gracia”, que  cegará a Satanás y dará gran  fuerza a los hijos de Dios en el combate contra el príncipe de este mundo. 

Esta gracia ha de extenderse a todas las naciones, hasta en los lugares más inaccesibles. ¡Tiempo de gracia como este no ha habido en la tierra desde que el Verbo se hizo carne! Es un acontecimiento que conmoverá al mundo, para cegar a Satanás (p 99). La Virgen apoyará el trabajo de sus seguidores con milagros nunca vistos hasta ahora (p 79).
Ante esta acción de María Santísima viene la reacción furiosa del demonio: “Satanás tampoco mira con los brazos cruzados, hace esfuerzos ingentes. Siente ya que se enciende mi Llama de amor. Esto provocó su terrible furia. ¡Entren en batalla, los vencedores seremos nosotros! Mi Llama de Amor cegará a Satanás en la misma medida en que ustedes la propaguen en el  mundo entero” (p 120). 

Esa reacción satánica es en buena parte la gran sacudida que llegará a Isabel en forma de dolorosos ataques del maligno. Todos aquellos que asuman en su vida la gracia de la Llama de Amor también experimentarán esa “gran sacudida” que les llevará a vivir un nuevo pentecostés.

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