CARTA No.35: ¿Es la LLAMA DE AMOR UN EXORCISMO?
José, de Nicaragua pregunta. No me queda claro si la Llama de Amor es un exorcismo o una oración de liberación. ¿Es la Llama de Amor un exorcismo?
Respuesta: En este campo del lenguaje referido al exorcismo hay bastantes imprecisiones. Se hablaba en épocas pasadas de exorcismos solemne, oficial, mayor, menor. En estos tiempos se habla solamente de verdadero exorcismo cuando se trata de posesiones diabólicas auténticas. Debe ser realizado por el Obispo o por un sacerdote nombrado expresamente por él. Tiene que ceñirse a las reglas que el Ritual oficial de la Iglesia señala. El Ritual de Exorcismos es un libro que contiene las orientaciones prácticas para realizarlo y las oraciones especialmente compuestas para expulsar a los demonios. El Ritual lo emplean los exorcistas nombrados por el Obispo. En este caso hablamos de verdadero exorcismo, hecho en nombre de la Iglesia. Ya no se habla de exorcismos menores. Como la acción de los espíritus malignos es tan amplia y de diversas intensidades, cuando no es una verdadera posesión se habla de “oraciones de liberación”. Debe quedarte claro que el exorcismo oficial de la Iglesia solamente se hace sobre posesos, es decir sobre personas en las que el demonio ejerce una acción de suma gravedad.
Cuando no hay una verdadera posesión se habla de perturbaciones, influencias, afectaciones, opresiones, u otros términos similares. Tenemos pues que la gracia de la Llama de Amor no es un exorcismo propiamente dicho. La palabra exorcismo viene del griego “exorkizo” que significa “atar” con un juramento, abjurar, expulsar a los espíritus malignos con una orden o mandato. Cuando hablamos de oración de liberación nos estamos refiriendo a oraciones de súplica que tienen por objetivo obtener del Señor la expulsión de los espíritus malignos que atormentan a una persona, a un animal o que están presentes en un “lugar determinado”. La diferencia entre exorcismo y oración de liberación es que en aquel se dan órdenes en nombre de Jesucristo y en éstas suplicamos, pedimos. Le suplicamos al Señor que expulse a los espíritus malignos, que libere a las personas de las influencias u opresiones espirituales. El ejemplo más perfecto de oración de liberación es el Padre Nuestro. Decimos: “no nos dejes caer en la tentación y líbranos del Maligno”. Hay infinidad de oraciones de liberación en la Liturgia, en las Sagradas Escrituras, en la piedad popular en las que pedimos la sanación y liberación de nuestras almas del poder de las tinieblas.
La Llama de Amor entra en la categoría de oración de liberación. La Virgen nos pide que digamos esta súplica: “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”. ¿Qué sera más poderoso? ¿Un exorcismo u una oración de liberación para expulsar a los demonios? No se puede dar respuesta a esta pregunta porque la liberación no depende de la “fuerza de la oración” que hagamos. Depende de la voluntad de Dios. El Señor puede responder a una sencilla oración de liberación y expulsar al Demonio. El exorcista puede pasar años orando por un poseso y no darse la liberación. La Llama de Amor, nos dice María Santísima, es Nuestro Señor Jesucristo. La Virgen no habla de exorcismo. Ella dice: que su Llama de Amor “cegará” a Satanás”. Cegar, atar, expulsar, viene en definitiva a ser lo mismo. Lo importante es que el Inmaculado Corazón de María nos da un arma, un “nuevo instrumento” con el que las familias saldrán victoriosas de los ataques diabólicos. Podemos decir, que teniendo en cuenta los resultados, la gracia de la Llama de Amor es “como si fuera un exorcismo”. Ante todo el efecto de gracia “protege” a la familia. Prevenir es mejor que lamentar.