JESÚS EL BUEN PASTOR

Jesús Buen Pastor es una de las más bellas y enternecedoras imágenes con las que se presenta nuestro divino Salvador en el Santo Evangelio. Juan 10,10 – 12 nos da los rasgos fundamentales de su pastoreo. “He venido para que tengan vida y para que la vivan plenamente”, “Yo soy el buen pastor que da la vida por sus ovejas”, “Jesús es el dueño de las ovejas que enfrenta y vence al lobo”. Sobre el pastoreo de Jesús los padres de familia deben acuñar su propio pastoreo. En el Diario Espiritual encontramos numeroso textos que explican esta figura del Buen Pastor: “¿Por que te asombras de esto, que no puedo renunciar a ti ni a ninguna alma? ¿No derramé hasta la última gota de mi Sangre por ti, por ustedes? Mi voluntad es salvar a ustedes. Tú también, mi Isabel, ¡quiérelo con todas tus fuerzas, en todos los momentos de tu vida!” (DE 13-8-1965). El ministerio de sanación y de liberación que los padres de familia deben ejercer en el interior de su hogar es solamente una parte de su gran responsabilidad de pastores de sus hijos. 

Deben tener en cuenta que ellos solamente son depositarios de las almas y que el dueño es Jesucristo, el Buen Pastor. Muchísimos padres de familia han perdido esta perspectiva. Se creen dueños de sus hijos y por lo tanto los tratan y educan desde su perspectiva personal.  No captan que solamente son depositarios y que el verdadero Padre y dueño  es Jesús, a quien tendrán que rendir cuentas. Respecto al combate espiritual contra los espíritus infernales debemos tener en cuenta algo trascendental que nos ayudará a no equivocarnos y nos consolará mucho en el ministerio “de liberación”: es la Iglesia entera la que lucha contra Satanás y no solamente los padres de familia. El Misterio Teológico de la Iglesia es nuestra fuerza primordial. Somos parte del Cuerpo de Cristo. Somos ovejas de su rebaño, infinitamente amadas, tan amadas que el Señor entregó su vida por nosotros en medio de los más terribles tormentos que podamos imaginar para derrotar al reino de las tinieblas y obtenernos Vida Eterna.

¡Satanás ya está vencido! No estamos solos en esta vida terrenal. Con nosotros están nuestros hermanos los Santos que han llegado ya a la patria celestial. Los ángeles.  Las almas del purgatorio que están en la antesala del Cielo. Todos ellos nos aman con un amor ardentísimo. Ellos más que nosotros mismos están interesados en nuestra salvación eterna. Estamos totalmente rodeados, día y noche, de ángeles y santos que nos aman ardentísimamente. No los vemos pero así es. Y sobre todo, quien está con nosotros es Jesús, quien nos lleva al Padre en el Poder del Espíritu Santo. Creamos en esto: ¡SOMOS INFINITAMENTE AMADOS! Por Dios y por nuestros hermanos los ángeles y los santos. Debemos recurrir a ellos permanentemente para recibir el auxilio que necesitamos. Por la Fe tenemos el total y absoluto acceso a ese grandioso Misterio de la Iglesia.  La Iglesia es sobre todo lo que nuestros ojos carnales no pueden ver.

Las debilidades que experimentamos en nuestra propia carne no deben ser para nosotros mismos motivos de miedo y desesperación ante el triunfo aparente del maligno y sus ataques. La Iglesia es Amor. Es más grande la “Iglesia del Cielo” que la “Iglesia de la tierra”. Es más grande y poderosa la Iglesia que el Infierno. Por ese motivo debemos vivir con serenidad el combate contra las tinieblas que nos hieren. ¡Ya hemos vencido! ¡El Demonio y los suyos están derrotados! Sus victorias son pura apariencia. Debemos portar la cruz del ataque diabólico con amor, confianza, y plena seguridad de que es Jesús quien lucha por nosotros y vence con nosotros. Lo más importante es vivir íntimamente unidos a Jesús. La victoria viene por añadidura. Los exorcismos y las oraciones de liberación no son “técnicas” de combate que debemos aprender y usar como se aprenden y usan las artes marciales.  La Llama de Amor nos lleva a entender que es Jesús el que libera y sana. Que frente al “enemigo maligno” es Jesús el Buen Pastor quien sale a proteger a sus ovejas. Ataca al lobo y lo vence. No somos nosotros quienes dirigimos el combate y soportamos el peso de la lucha.

Si comprendemos esta realidad entenderemos la dinámica del Diario Espiritual: no es un manual de oraciones de liberación. Es un camino que nos va llevando a despojarnos de las obras del maligno, el pecado, para introducirnos en el Corazón de Jesús vivo. El “nuevo instrumento” que pone la Virgen María en nuestras manos y la jaculatoria que realza el Rosario es en realidad el mismo Jesucristo. Ella lo dice claramente: “LA LLAMA DE AMOR DE MI INMACULADO CORAZÓN ES MI HIJO JESUCRISTO”. El Buen Pastor toma sobre sus hombros las ovejas perdidas y llagadas. Las cura y las conduce a los pastos y a las aguas vivas. La familia se va así convirtiendo en el  Santuario querido por el Creador donde Él pone su morada. La Iglesia entera es el Santuario, el lugar Santo en donde Dios habita. Cada familia, en el plan de Dios, es una “iglesia doméstica” en donde se realiza el Misterio de la Iglesia universal. Los padres de familia son los instrumentos privilegiados que el Señor escoge para que todos los miembros del hogar sean conducidos a la santidad de vida. ¿Puede haber acaso un ministerio más importante que el de padres de familia?

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