MARÍA LLAMA A CADA FAMILIA RENOVARSE CON LA LLAMA DE AMOR (2)

El mensaje y la gracia de la Llama de Amor es el mismo mensaje y gracia que Nuestra Señora revela en Fatima: “Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.  En Fátima se da el anuncio que ha de llevarse a la práctica por la gracia de Llama de Amor. En el mensaje dado a Isabel Kindelmann se señala que el combate espiritual contra el Demonio es de primerísima importancia. Cada familia es un símbolo de la Iglesia. Es la “Iglesia Doméstica” que representa en cierto sentido a la Iglesia Universal. Por eso es tan importante que en cada familia se establezca el dinamismo espiritual que ha de conducir a todos los miembros a entregarse totalmente a la acción de María Santísima en su condición de Madre de la Iglesia. Es la aceptación del Corazón maternal de María, su Inmaculado Corazón, lo que nos conduce al reinado de Jesucristo en las familias.  La Virgen María es la “Reina Madre del Rey”  (la Guebirah del antiguo Testamento) que gobierna junto con el Rey y se sienta a su derecha. 

En la tradición del Reino de Judá la madre del rey ejercía al lado de su hijo el gobierno. Su función no era tanto la de gobernar cuanto la de presentar al rey las necesidades del pueblo. Era ante todo un poder de intercesión totalmente eficaz porque el hijo aceptaba las peticiones de la madre. Ese reinado del Inmaculado Corazón de María ha de establecerse en cada hogar por medio de la victoria de la Virgen contra Satanás que también quiere reinar en las familias. El Diario Espiritual nos recalca constantemente esta realidad existencial: el Demonio está lanzando contra la humanidad entera un ataque tan fuerte que no hay en la historia precedentes. Por ese motivo viene en nuestro auxilio la divina providencia dándonos el instrumento que permitirá a cada familia sobrepasar el furor satánico. Es necesario que se manifieste en cada hogar la acción diabólica para que también se manifieste el triunfo del Inmaculado Corazón.  Dios no da gracias inútiles. 

Toda gracia dada por el Señor tiene una razón de ser, una explicación y un objetivo. Desgraciadamente la Iglesia no ha escuchado las peticiones de la Virgen María en Fátima. Ha sido un gravísimo error. La conversión de los ateos militantes que se apoderaron de Rusia no se ha dado porque no se han cumplido las condiciones que Dios puso. El ateísmo militante se ha extendido de una manera desconcertante por nuestra indolencia a escuchar a la Madre de la Iglesia. El pueblo de Dios, los Papas y los Obispos no hemos obedecido las peticiones de María: en primer lugar la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, el establecimiento de la Devoción reparadora de los cinco primeros sábados de mes, el establecimiento oficial en la Iglesia Universal de la Devoción a su Inmaculado Corazón. El camino para lograr el triunfo de María sobre Satanás está en el interior de cada familia. 

Los padres deben estudiar el Diario de Isabel Kindelmann para que puedan comprender la urgencia del llamado de María y se unan en el combate contra el enemigo que está arrastrando a sus hijos a vivir fuera de Cristo, fuera de la salvación eterna.  Jesucristo  quiere dar la Paz a la humanidad, pero no lo hará si no se venera a su Madre y no se le da el honor que Ella merece primeramente en el interior de los hogares y después a nivel universal. Parece tan simplona esta explicación pero es la cruda realidad. La conversión de los corazones no es fruto de los esfuerzos humanos sino que es una gracia de Dios. Este don del Señor se obtiene por la oración y la penitencia. La oración implica poner en práctica todos los elementos que harán de la familia un verdadero Santuario donde Jesucristo sea reconocido como Rey; la penitencia es fundamentalmente la renuncia a vivir en pecado y la reparación de las ofensas hechas a Dios. El mundo está totalmente ciego y esa ceguera espiritual se va acrecentando cada día más. 

Los servidores de Satanás están empeñados en crear un mundo sin Dios gobernado solamente por los caprichos humanos. Esta ceguera está arrastrando a millones de personas ignorantes de la Palabra de Dios a caminos de autodestrucción. No tienen la luz interior y no pueden distinguir el bien del mal. Los castigos anunciados por la Virgen en Fátima se van concretando cada día más y es probable que en los años venideros los cataclismos que están azotando al mundo se recrudezcan exponencialmente. Detrás de esa ceguera y orgullo espiritual de los dirigentes políticos del mundo está el príncipe de las tinieblas. Los cristianos somos la luz del mundo y podemos cambiar la situación si de verdad reinase en miles de millones de hogares Jesucristo. Para obtener este reinado es indispensable la victoria de la Virgen María sobre el pecado en cada familia. La gracia de la Llama de Amor es la que dará a los hogares el triunfo sobe Satanás. Padres de familia pongan en práctica las enseñanzas de María Santísima. Si no lo hacen verán cómo sus hogares se irán alejando cada día más y más de la paz y la felicidad prometida por Jesucristo.

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