EL GRAN LLAMADO DE MARÍA SANTÍSIMA A LAS FAMILIAS (1)

El mensaje del Inmaculado Corazón de María a través de su Llama de Amor va principalmente destinado a los padres de familia.  Ellos son los pastores y a ellos se les pedirá cuenta de las almas de sus hijos. Siendo la familia la base de la Iglesia, la salud espiritual del Pueblo de Dios depende no sólo de la Jerarquía (Papa, Obispos, Párrocos, sacerdotes en general) sino en gran parte de los “pastores de las iglesias domésticas”, los progenitores. La paternidad y la maternidad son las dos grandes vocaciones que, bien vividas, garantizan la santidad familiar y la santidad de la Iglesia Universal. Los cristianos somos sal de la tierra y luz del mundo. Si la sal se vuelve insípida de nada sirve y se la arroja a la calle para que la pisen los hombres; si la luz se vuelve oscuridad, traiciona su esencia y en vez de conducir por el camino recto nos precipita en los abismos. Dios llama a los padres y madres de familia a ser “sal y luz” de sus hogares. 

El mensaje de la Llama de Amor está lleno de optimismo. La Virgen triunfará sobre el Demonio.  Ella lo garantiza por el poder de la Sangre preciosa de su Hijo. ¡Debemos creerlo! El terrible combate contra el Dragón lo ganaremos nosotros. Y esta victoria será tanto más rápida cuanto más Fe tengamos en el poder de María Santísima y pongamos en práctica lo que Ella nos pide en el Diario Espiritual. Si no se le obedece, el combate siempre lo ganará la Virgen, pero las luchas contra el enemigo se prolongarán como una dolorosa agonía para toda la humanidad. Si cada familia católica obedece a María y se convierte con prontitud, la victoria de Nuestra Señora se extenderá con la rapidez de un reguero de pólvora que irá alcanzando a millones de hogares que hoy están desconcertados.

Ese es el gran milagro del que habla la Virgen. La rapidez de las conversiones. Para que eso se dé es preciso que escuchemos a Nuestra Señora y pongamos en práctica sus deseos. Depende de nosotros que esta profecía de la Virgen se realice rápidamente. El dios de este mundo ha cegado la mente de aquellos que no se han abierto al mensaje de Jesús. Es la falta de Fe la razón de esta ceguera (2Cor 4,3-4). Si los progenitores no ejercen su ministerio de pastores los espíritus malignos arrastrarán a cada familia a vivir una vida fuera de Cristo; y si las familias católicas, que deberían ser la sal de la tierra y la luz del mundo, viven fuera de Cristo, el mundo entero se precipita en las tinieblas. El cirio puesto sobre el candelero, para que ilumine a todos los que están en la habitación, es la Iglesia. Son las familias de los bautizados. 

El problema actual de la humanidad es que las familias  no son  sal y  luz de la tierra porque están viviendo mediocremente la Fe. A nivel planetario nos estamos precipitando en las tinieblas. Las familias católicas en primer lugar (y todas las familias cristianas) están llamadas a volverse urgentemente hacia el Inmaculado Corazón de María para que puedan derrotar a Satanás en el bestial ataque sin precedentes que los demonios están lanzando contra la humanidad. Cada uno debe vencer en su propio combate y cada familia debe salir victoriosa en esa lucha contra el poder de las tinieblas. Es necesario que los progenitores aprendan a discernir las estrategias que el enemigo emplea para destruir su familia.

Los espíritus malignos son un ejército. Trabajan bien organizados, unidos, ayudándose mutuamente para cegar las mentes y corromper los corazones. Los cristianos hemos caído en el infantilismo espiritual. Nos hemos convertido en soldados adolescentes, inmaduros, indolentes, frente a un terrible ejército aguerrido que nos está masacrando. La Virgen quiere despertarnos, llamarnos, sacudirnos, hacernos tomar conciencia de la gravedad del momento, entrenarnos para el combate, organizarnos en su ejército victorioso. No podemos seguir así como estamos: siguiendo a Cristo perezosamente instalados en una vergonzosa mediocridad. Tenemos todos los instrumentos para salir victoriosos contra un ejército ya derrotado por Cristo en la Cruz.  Organicémonos y hagamos llegar el mensaje de la Llama de Amor a cada una de las familias que conozcamos. El resto lo hará la Virgen.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *