CARTA No.295: EL ROSARIO LIBERA A LAS ALMAS DEL PURGATORIO.
La Sra. Lucy dice: “Quisiera pedirle el favor; hable de la promesa que le dio la Santísima Virgen a Elizabeth, de liberar 10 almas del purgatorio en noviembre, cuando recemos un Ave María en su honor, con la jaculatoria de la llama de amor.
Respuesta: En el Diario Espiritual encontramos por lo menos diez pasajes en los que se habla de las almas del purgatorio. Estas son las fechas que pueden consultar: DE 13-4-1962; 3-8-1962; 28-9-1962; 4-10-1962; 13-10-1962; 31-8-1962; 24-9-1963; 18-5-1964; 17-7-1964; 15-8-1980. Vemos allí el gran amor que Jesús y la Virgen María demuestran por las almas que están en ese misterioso estado de purificación después de la muerte. Isabel, por gracia de Dios, en algún momento “siente el alivio indescriptible” de un alma que acaba de liberarse del purgatorio (DE 13-10-1962). “Mi alma se sumergió en la felicidad inconmensurable del alma que llega a la presencia de Dios”. Es en esta ocasión que la Virgen María le dice: “Tu compasión por las pobres ánimas, hijita mía, ha conmovido tanto mi Corazón maternal. Te concedo la gracia que pediste. Si en cualquier momento haciendo referencia a mi Llama de Amor, rezaran ustedes en mi honor tres Avemarías, cada vez un alma se librará del purgatorio. En el mes de los difuntos (en noviembre), al rezo de cada Avemaría, diez almas se librarán del purgatorio. Las ánimas sufrientes deben sentir ellas también el efecto de gracias de la Llama de Amor de mi Corazón maternal”. En el Diario Espiritual la Virgen María y Jesús solidifican nuestra Fe en la existencia del purgatorio.
Las ideas protestantes han penetrado a muchos católicos que ignoran o dudan de la existencia de ese estado de purificación espiritual por el que la mayor parte de las almas tienen que pasar antes de contemplar cara a cara al Señor. Esta ignorancia hace que se olviden de sus deudos y no oren por ellos. Ilusamente piensan: ¡Ya descansó! Para nuestros hermanos separados que siguen las ideas de la Reforma Protestante el purgatorio no existe; según ellos es un “invento” de la Iglesia Católica que no tiene fundamento en las Sagradas Escrituras. Esta opinión es un flagrante error. Basta ir a las páginas del Catecismo Católico para refutarlas. (Cat.Cat. Nos. 1030 ss y 1472). La Fe de la Iglesia nos espolea a vivir santamente, a evitar hasta la más pequeña de las faltas, a emprender con la mayor generosidad el camino de la santidad, a luchar denodadamente contra las tentaciones del maligno. Sabemos que nada manchado puede ver a Dios y que el pecado, por mínimo que parezca, es un obstáculo para entrar en la Vida Eterna. Las enseñanzas de Jesús y de María nos llaman a orar y sacrificarnos por nuestros hermanos difuntos, sabiendo que cuando muramos, también nosotros aspiraremos a la generosidad de los vivos para recibir el alivio que necesitaremos. La Virgen nos pide que oremos el Rosario por los difuntos. Las almas del purgatorio piden insistentemente que ofrezcamos por ellas la Santa Misa, limosnas, ayunos, diversas oraciones- especialmente el Vía Crucis y el Rosario – sacrificios, diversas obras de piedad.
Existe entre las almas del purgatorio y los vivos una intensa unión, una gran relación espiritual, un intercambio de beneficios. Es una gran falta de amor no orar por los difuntos. En el mes de noviembre toda la iglesia militante se moviliza para obtener para nuestros difuntos las gracias que necesitan para ascender en su camino de purificación. La devoción a la Llama de Amor nos abre el corazón a la misericordia por los hermanos difuntos. Ningún dolor de la tierra puede asemejarse a los dolores del purgatorio; por eso es la primera de las obras de misericordia que debemos hacer: ayudar a nuestros hermanos difuntos. Es notorio que en el Diario Espiritual Jesús y María insistan en las almas de los sacerdotes que están en estado de purificación. Nos invitan a ayunar por ellos a pan y agua los días lunes y a pedir por su pronta liberación. La respuesta es que el alma del sacerdote saldrá del purgatorio a los ocho días. También la Virgen le dice a Isabel: “Aquellas familias que guardan los días jueves o viernes la hora santa de reparación en familia, si en la familia muere alguien, después de un único día de ayuno estricto (observado por un miembro de la familia), el difunto de la familia se libra del purgatorio” (DE 24-9-1963). En este mes de Noviembre la Iglesia nos invita a desbordar en generosidad para ayudar a las almas del purgatorio. El Diario es una magnífica escuela de amor a los difuntos.