CARTA No.142: Continúo respondiendo a Ricardo de Barranquilla, Colombia.

¿Cómo orar en familia con la Llama de Amor?

Para comprender mejor las cartas No. 140 y 141 recomiendo ir al Diario Espiritual en la fecha 22 de noviembre de 1962. Aquí vemos cómo actúa el Demonio influyendo en la mente de Isabel. Dice la Sierva de Dios: “El maligno irrumpió sobre mí cada vez con mayor fuerza. Durante semanas me ha torturado el pensamiento de que todo procede de mí misma y que en vano estoy tratando de engañarme, es vanidad todo lo que hago, estoy llena de soberbia y de autosuficiencia. Por mi soberbia será que me iré a condenar. «La prudencia estará en renunciar a ocuparte de la Llama de Amor, le dice el Demonio…. Este pensamiento me presiona…” Cuánta gente se siente presionada para que se suicide, cuántas personas se obsesionan con asesinar y matar al prójimo (asesinos en serie), cuántos se sienten impulsados y obligados a traicionar a su esposa, cuántos no pueden dejar de ingerir alcohol o estupefacientes, cuántos sienten que en su pensamiento y en sus sentimientos hay una fuerza que los oprime, que los arrastra, que los obliga a hacer algo que no quieren. Aquí tenemos la acción diabólica en su raíz más profunda. Es la acción más peligrosa para nosotros. Va contra nuestras facultades más importantes: la inteligencia y la voluntad.

Leamos el párrafo del 4 de febrero de 1963: “Satanás comenzó a torturarme tanto, que amarró prácticamente mis palabras y mis pensamientos…no dejó de torturarme de esta forma durante todo el día”. Las escuelas psicológicas con sus teorías tratan de explicar este fenómeno atribuyéndolo a diversas causas que siempre se quedan en la superficie del problema. Al ser ciencias “ateas” no reconocen la existencia del mundo preternatural. La acción diabólica está más allá de sus explicaciones. Nosotros corremos el riesgo de considerar estas ciencias de la conducta humana como “infalibles” y de poner en sus teorías y prácticas demasiada confianza. El mensaje de la Llama de Amor nos ayuda a descubrir que los espíritus malignos “existen de verdad y que actúan sobre nuestras facultades más importantes: la inteligencia, la voluntad, la memoria”.

Hay un tremendo combate entre las fuerzas de las tinieblas y la gracia de Dios en el interior de nuestros corazones. Si nos quedamos en lo “superficial” no comprenderemos lo que pasa en nuestro interior y en el de los hijos. Veremos cómo los matrimonios seguirán viviendo relaciones infernales, destruyéndose y desuniéndose; los hijos corrompiéndose y llevando una vida frívola con objetivos totalmente terrenales. Las cárceles están llenas de hombres que de niños fueron buenos pero que se dejaron seducir por las poderosas influencias de los espíritus malignos. No tuvieron quién les ayudara a enfrentar el ataque terrible del mundo de las tinieblas. Fueron arrastrados a los vicios más nefandos, se hundieron en los delitos más aberrantes y la sociedad en vez de ayudarles con la única ayuda que les puede salvar, los hunde en el infierno de la cárcel. La raíz de este desastre está en las familias que hicieron a un lado a Jesucristo. Las familias no se restaurarán mientras no comprendan que la felicidad del matrimonio no consiste en gozar de los apetitos carnales sino en vivir según Jesucristo.

El mundo diabólico está organizado con un propósito: impedir que los hombres conozcan a Jesucristo, que crean en Él, que pongan en práctica su doctrina. La estrategia del engaño Satánico consiste en cegar los ojos de las autoridades en todos los niveles de influencia para que no reconozcan a Cristo como el Señor y no se sometan a Él. Cada familia católica debe ser un faro de luz en esta tremenda oscuridad. La Llama de Amor llama a los padres de familia a que conviertan su hogar en una antorcha luminosa. Deben comenzar por cegar a Satanás en el interior de su casa con el más importante de los medios: la oración intensa en familia. Este es el punto de partida de un nuevo estilo de hogar, iluminado por el Inmaculado Corazón de María. La tremenda indolencia espiritual en que vegetan los hogares los lleva a despreciar la Palabra de Dios y los sacramentos. Sin ellos ninguna familia puede vencer el ataque de estas inteligencias pervertidas y pervertidoras que son los demonios. El mensaje de la Llama de Amor se eleva como la columna de fuego que guió al pueblo de Dios cuando salió de la esclavitud de Egipto.

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