CARTA No.67: Continúo respondiendo a la Sra. Milena de Colombia

SEXTO APORTE

Respuesta: Creo que hay muchos más aportes de la Llama de Amor a la Iglesia de hoy; se irán descubriendo en el futuro. Termino con el que me parece más importante de todos, el sexto aporte: La Devoción a la Llama de Amor nos lleva a la intimidad de corazón con los Corazones de Jesús y de María. El problema más grande del ser humano, a mi manera de ver, es el no tener una relación personal, de corazón a corazón con el Dios verdadero. Los que hemos sido bautizados en Cristo hemos sido privilegiados por la divina providencia porque se nos ha dado la infinitamente grande oportunidad de conocer la plenitud de la Revelación. Sin embargo hay variedad de conocimientos. Hay una manera de conocer meramente intelectual, libresca, externa, superficial, diríamos en cierto sentido “racionalista”. Hay otra manera y la podríamos llamar “de corazón”, es decir de una manera experimental, de intimidad, de auténtico amor. No es lo mismo saber lo que es amar a una persona porque lo hemos leído en un libro, que enamorarse perdidamente. Esa es una enorme diferencia. La cultura de nuestro tiempo privilegia desmesuradamente el conocimiento intelectual.

La fe de muchas personas se ha quedado allí, en el conocimiento intelectual. No ha pasado al corazón. Dios es para ellos un ser lejano. Lo conocen, hablan de Él, pero no lo sienten, no lo aman, no conversan con Él como se conversa con un amigo. Dios viene a ser como un “objeto” más al que se conoce desde afuera. Creen que el “conocimiento” intelectual (gnosis) salva. Ya lo dijo Jesús en Mt 7,6: “Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de Mï”. Cuando la divina providencia nos da la gran oportunidad de conocer la plenitud de la Revelación en Jesucristo también nos entrega una enorme responsabilidad: la de hacerlo conocer a quienes todavía no lo conocen. La gracia de la Llama de Amor viene a nosotros para ayudarnos a los cristianos, a pasar del conocimiento libresco, seco, intelectual, “gnóstico”, a un conocimiento “de corazón”. Este es a mi modo de ver el aporte más importante de esta gracia mariana de los últimos tiempos. La razón es que cuando amamos a Jesucristo como a un amigo ya no lo queremos ofender y procuramos por todos los medios penetrar en su amorosa intimidad. Isabel Kindelmann pasa de un conocimiento externo de Jesucristo a la más profunda intimidad.

El mundo actual, nuestra sociedad mediática hasta la saciedad, dice que “conoce a Dios”. La realidad es que su conocimiento es meramente intelectual. Con la Llama de Amor el Inmaculado Corazón de María, Madre espiritual de cada uno de los seres humanos, viene a ejercer esa maternidad con todos aquellos que se abren a su gracia. Cada familia que acoge la Llama de Amor se convierte en un “seno materno” donde cada uno de sus miembros es “gestado” para la vida eterna. Esa gestación se va realizando a través de la historia de cada familia y de cada miembro en medio de un gran combate contra el príncipe de este mundo, Satanás. Éste no quiere que el hombre se salve y vaya a gozar de la vida eterna. Procura crear en torno a nosotros un mundo artificial que llena nuestra mente de variados espejismos. Por ese motivo vivimos permanentemente asediados por tentaciones que tratan de alejarnos de la Persona de Jesucristo. En la medida en que cada familia se decide a vivir el misterio de la Llama de Amor la maternidad espiritual del Inmaculado Corazón se ejerce con libertad. El poder de intercesión de la Virgen nos obtiene las gracias extraordinarias para una profunda y auténtica conversión del corazón.

Ante todo la Madre de Dios nos defiende de los insidiosos ataques satánicos que, muy a pesar nuestro, tratan de obsesionarnos. La Virgen nos lleva a redescubrir la Iglesia desde el interior, a amarla, a sentirnos miembros vivos de ella, a asumir nuestra responsabilidad como miembros del Cuerpo de Cristo, a poner todo nuestro empeño en adquirir la santidad cristiana. El Diario Espiritual es “recio”. No es un libro de espiritualidad para “aficionados a la vida cristiana”. Nos lleva a lo esencial del cristianismo: a descubrir el poder de la Cruz de Cristo y a vivirla en el pesado “día a día” de la subida al calvario. En la escuela de la Llama de Amor lo más importante es “aprender a llevar la cruz”. Jesús lo dijo: “Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”(Mr 8:34–35). La gracia de la Llama de Amor renovará la Iglesia desde sus cimientos renovando cada familia por la acción misteriosa y milagrosa del Inmaculado Corazón de María.

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