CARTA No.61 : Dice Ud. que los padres de familia tenemos el derecho de imponer las manos a nuestros hijos y de reprender al Demonio. ¿Podría explicarme esto?

El Sr. Roberto de Costa Rica pregunta: Dice Ud. que los padres de familia tenemos el derecho de imponer las manos a nuestros hijos y de reprender al Demonio. ¿Podría explicarme esto?

Respuesta: En el Evangelio se dice «Estas son las señales que acompañarán a los que crean: impondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán» (Mc. 16:17–18), “Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”(Mr 16:17–18). Es el mismo Jesús quien nos enseña a orar por los enfermos imponiéndoles las manos. Eso hacía Jesús al bendecir a los niños y al curar a los enfermos. Al leproso le impuso las manos siendo así que en la cultura de aquel tiempo quien tocaba a un leproso quedaba impuro. Jesús hace pasar el amor al prójimo enfermo por delante de las leyes inventadas por los hombres. Igualmente Jesús expulsa a los demonios ordenándoles que salgan de los posesos. Nos habla del gran poder de la Fe y de su Nombre. Ante el Nombre de Jesús toda rodilla se dobla en el cielo en la tierra y en los infiernos nos dice San Pablo en la epístola a los filipenses.

En la primitiva Iglesia la imposición de las manos para orar por los enfermos y el ordenar en el Nombre de Jesús a los
demonios para que dejaran libres a los afectados por espíritus inmundos era una práctica común.
En la historia de los santos hay testimonios innumerables tanto de sanaciones de enfermedades físicas como de liberaciones. Debería ser normal que los cristianos, es decir aquellos que tenemos Fe en Jesucristo, oráramos por los enfermos imponiéndoles las manos y nos defendiéramos de los ataques de espíritus malignos con el Nombre de Jesucristo. El Evangelio es claro: “los que crean en Mí” dice Jesús. Se trata de un dato bíblico que está por encima de cualquier disposición disciplinaria. Con el correr de los siglos esto se ha olvidado en el seno de la Iglesia. El movimiento carismático ha venido a renovar estas prácticas, tanto imponer las manos al orar por los enfermos como la de hacer las oraciones de liberación.

En el plan de Dios los padres de familia tienen la gran responsabilidad de cuidar el cuerpo y el alma de sus hijos. Por derecho natural los progenitores tienen sobre sus hijos una gracia especial que no tienen ni siquiera los sacerdotes. Eso dice Jesús en el Diario Espiritual cuando le enseña a Isabel que la vocación de las madres ( y padres) de familia es un ministerio que se asemeja a la más alta dignidad sacerdotal. Los padres de familia deben orar por sus hijos imponiéndoles las manos, pidiendo al Señor las gracias que éstos necesitan para su sanación física y espiritual. En el caso de las afectaciones por espíritus malignos también los padres de familia deben recuperar ese derecho natural de reprenderlos en el Nombre de Jesús ordenándoles que salgan tanto de sus hijos como de la casa de habitación. Es importante tener en cuenta que en el terreno diabólico hay una amplia variedad de afectaciones: Desde las verdadera posesiones hasta las tentaciones.

La prudencia de la Iglesia nos ayuda a evitar errores y peligros que pudieran dañarnos. Por ese motivo es necesario que en las afectaciones graves sean las personas indicadas por el Obispo las que nos ayuden. Están los exorcistas y los sacerdotes que asesoran los grupos del ministerio de liberación. En los casos más sencillos que son la inmensa mayoría: tentaciones obsesivas, infestaciones, perturbaciones, etc. los padres de familia tienen el poder y el deber de reprender a los espíritus inmundos. Es importante que los fieles aprendan el combate espiritual. Aquí desempeña su papel de grandísima ayuda la Devoción a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María. Nos daremos cuenta como la Virgen nos lleva a utilizar en primer lugar todos los elementos tradicionales (oración, sacramentos, Palabra de Dios, penitencia, ayuno…) y de manera especialísima el Santo Rosario con la jaculatorio o la jaculatoria sola, para cegar los ojos del Maligno. No existe oración de liberación más poderosa que el Santo Rosario. La familia debe convertirse en la gran escuela de vida cristiana integral por el recurso permanente a la poderosísima intercesión de María Santísima y el uso de todos los grandes recursos que nos da al Iglesia para derrotar a Satanás y los suyos.

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