CARTA No.46 : ¿Qué puedo hacer para liberarme de eso que me ataca?
Carlos, de California, sigue preguntando: ¿Qué puedo hacer para liberarme de eso que me ataca? Cuando rezo el rosario de la Llama de Amor se me tuerce la boca, como que si me la guiñaran para un lado. Me da mareo. Me dan ganas de vomitar. Mi matrimonio se está destruyendo. En mi habitación oigo como si alguien caminara o corriera. He leído el Diario Espiritual y no he visto que a Isabel Kindelmann le pasaran esas cosas a pesar de que fue muy atacada por el Diablo.
Respuesta: Lo primero que debemos hacer cuando somos atacados por los espíritus malignos de esa manera física o de manera espiritual, es volvernos hacia Dios y darle gracias. Dios nos ama infinitamente y si permite estos ataques, aunque sean muy dolorosos, es porque a través de ellos quiere que nos acerquemos más a Él. Comience por analizar su vida pasada. A veces somos nosotros o miembros de nuestra familia los que han dado la oportunidad de estos ataques. Puede ser también que la envidia o el odio de personas mal intencionadas nos estén afectando por medio de maleficios. Este último caso es una verdad que la experiencia corrobora. Mucha gente no cree que los llamados hechiceros o brujos puedan dañar a las personas invocando a los demonios. Sin embargo es así. La mejor defensa contra la acción de los espíritus malignos y personas mal intencionadas es llevar una intensa vida cristiana. Es necesario renunciar explícitamente a las prácticas esotéricas; confesar ese pecado con profundo dolor, reparar esas ofensas a Dios.
La oración personal y en familia, los sacramentos (especialmente la confesión frecuente y la comunión), la Palabra de Dios leída, meditada, orada. La penitencia (ayuno), etc. son la gran defensa del discípulo de Cristo. Cuando una persona o una familia vive alejada de Dios no tiene gracia, no tiene defensa, carece de fuerzas para enfrentar a los espíritus malignos. Otro punto importantísimo es averiguar si sus padres, abuelos, bisabuelos, o parientes cercanos han practicado o practican espiritismo invocando a los muertos con la ouija; si visitan brujos, y van a leerse las cartas (tarot), utilizan el “iching” o cualquier otro método para adivinar el futuro u obtener beneficios económicos. Las herencias ancestrales (positivas y negativas) son una realidad, sobre todo en el campo de las prácticas mágicas. Ya lo dice bien el Éxodo (Ex 20,5-6; Dt 5,9-10). Mi primer consejo es que fortalezca su vida de gracia: confiésese con frecuencia, comulgue, adore al Santísimo Sacramento, ore intensamente y de manera especial el Rosario de la Llama de Amor, utilice la jaculatoria para enfrentar a Satanás.
Utilice los sacramentales: el crucifijo bendecido y exorcizado con la medalla de San Benito (llévelo sobre Ud.), el agua, la sal, el aceite exorcizados, (beba un poquito de aceite cada día), riegue el agua bendita en su casa, utilice las imágenes bendecidas y exorcizadas de la Virgen y de los Santos, invoque a los Arcángeles. Saque de su habitación todo objeto que atraiga las presencias maléficas (imágenes de Buda, objetos de tipo oriental, amuletos, libros de magia, etc), deje de practicar yoga, reiki, y otras disciplinas que tengan sus raíces en las doctrinas esotéricas del oriente. Es necesario en primer lugar “fortalecer el sistema inmunológico espiritual” para repeler a los espíritus malignos. Por ningún motivo haga caso a personas “bien intencionadas” pero sin Fe que le digan que visite a brujos para protegerse. Este cambio en su estilo de vida le ayudará mucho. Instrúyase en el combate espiritual.
En Internet hay mucha literatura buena que trata de este tema. No se meta en el estilo de liberación “protestante” porque allí no se da importancia a lo primordial: los sacramentos ni el recurso a la Virgen María. Busque ayuda en personas prudentes y experimentadas en este campo. Ojalá encuentre sacerdotes y grupos que oren por sanación y liberación. Si no los encuentra recuerde que para Dios no hay nada imposible y que el Señor no necesita de nadie para sanarlo y liberarlo si Ud. persevera en la súplica llena de Fe y de humildad. De manera especial le aconsejo que utilice el instrumento que el Inmaculado Corazón de María nos da a través de la devoción a su Llama de Amor. El rosario recitado con frecuencia es de una gran ayuda. La jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor” le servirá de escudo protector y de espada vencedora si la repite incesantemente en su mente y en su corazón cuando experimenta el ataque. Cuando se trata de posesiones diabólicas o de ataques de mucha gravedad hay que recurrir a las autoridades religiosas competentes (obispo, párroco, exorcista) para que tomen cartas en el asunto. Es deber de ellos el proveer la ayuda necesaria.