CARTA No.45: CUANDO UD, ORABA POR SANACIÓN AL FINALIZAR LA LECCIÓN NO. 15 DE LA ESCUELA DE LA LLAMA DE AMOR ¿QUÉ SISGNIFICA ESO?

El Sr. Carlos, de California me dice: Cuando Ud. oraba por sanación al finalizar la lección No. 15 de la Escuela de la
Llama de Amor comencé a sentir ganas de vomitar. ¿Qué significa eso?

Respuesta: Es probable que Ud. esté en cierta medida afectado por espíritus malignos en su vientre como consecuencia de algo que haya comido o bebido contaminado por maleficios. Los espíritus malignos, al escuchar la oración que estábamos haciendo, se sintieron inquietos y presionados por la acción de María Santísima. Si la oración hubiera sido más larga hubiera Ud. eructado o tal vez vomitado. Nuestro cuerpo y nuestra alma nos dan señales cuando estamos afectados por enfermedades físicas: dolores físicos y también inquietud espiritual, depresión, etc. También, cuando estamos afectados por la acción de espíritus malignos, nuestro cuerpo y nuestra alma nos dan señales que debemos ir aprendiendo a “captar”. Entre las señales de tipo físico están los mareos, las náuseas o ganas de vomitar cuando se ora, dolores en diversas partes del cuerpo que van cambiando de lugar inexplicablemente, somnolencia persistente, bostezos muy frecuentes, falta de atención, ensoñaciones, irritabilidad, alergias o picazón, sensación de que hay animalitos que caminan por el cuero cabelludo, jincones en los músculos, crecimiento rápido de la barriga, engrosamiento del cuerpo en cuestión de segundos, etc.

Nuestra alma reacciona experimentando emociones negativas como la tristeza persistente, depresiones, mal humor, ideas obsesivas de muerte, suicidio, irritabilidad notable, rechazo a las cosas sagradas, a los sacerdotes, a la Iglesia, a la oración, a la Palabra de Dios; sentimientos de odio, rencor, ira, búsqueda de aislamiento, encerramiento en sí mismo, esclavitudes sexuales como la pornografía, tendencias homosexuales muy fuertes, prostitución, promiscuidad, masturbación compulsiva, compulsión alcohólica, ruina económica, fracasos persistentes, división en la familia, etc. etc. También se puede dar el caso de que en la habitación en la que uno vive se den manifestaciones tales como el movimiento de objetos, malos olores inexplicables, ruidos sin causa razonable, voces incoherentes, visones de personajes oscuros al pie de la cama, sensación de que alguien se acuesta a nuestro lado, o sensación de presencias no gratas, de agresiones sexuales, puertas, ventanas, cajones que se abren y se cierran, personas que pasan delante de uno, etc. etc. ¿Qué hacer en estos casos? Emprender un camino de discernimiento sobre lo que nos está sucediendo. Es necesario ir observando lo que nos pasa porque podría darse el caso de que se trata de un fenómeno meramente “natural” que no tenga nada que ver con “espíritus malignos”.

Podría ser también que la razón fuera de “orden preternatural”, es decir producida por causas que están por encima de nuestra naturaleza humana y que razonablemente se pudieran atribuir a “espíritus malignos”. En este campo nos podemos equivocar fácilmente porque intervienen mucho los factores emocionales que nos impiden ver con claridad la raíz del fenómeno. No debemos dejar pasar este tipo de cosas sin aclarar la situación. Cuando algo nos perturba notablemente debemos buscar ayuda para darle solución. La Devoción a la Llama de Amor cuando es vivida intensamente en familia es de gran ayuda para ir expulsando este tipo de manifestaciones. Aprendemos con María a luchar contra esas presencias invisibles y perturbadoras. Como dice Santiago, enfréntate al Demonio y él huirá (St 4,7). Es necesario que vayamos tomando conciencia de la acción y presencia diabólica en el día a día de nuestras vidas y de nuestras familias. No debemos extrañarnos de esos ataques porque es la consecuencia del pecado original. El Demonio y los suyos nos odian, pero el Señor está con nosotros para protegernos y liberarnos del Maligno. Sobre todo debemos tener en cuenta que es voluntad de Jesucristo que el Inmaculado Corazón de su Madre sea quien aplaste la cabeza de la serpiente. Ese es el carisma de la Llama de Amor en el interior de las familias.

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