CARTA No.43 : ¿Por qué aconseja Ud. que en los cenáculos de la Llama de Amor no hagamos oraciones de liberación en las que se ordena a los espíritus malignos salir de las personas?
Rafael, de la ciudad de León, Nicaragua, me pregunta: ¿Por qué aconseja Ud. que en los cenáculos de la Llama de Amor no hagamos oraciones de liberación en las que se ordena a los espíritus malignos salir de las personas?
Respuesta. Este tema ya lo he tratado en cartas anteriores, sin embargo completo mi opinión. Debemos distinguir entre los cenáculos que se hacen en la Parroquia o en casas particulares donde participan personas de diversa procedencia y los cenáculos o reuniones de oración que se hacen “dentro de la propia familia y exclusivamente con familiares”. En los cenáculos parroquiales o grupos de oración participan personas que no tienen lazos familiares o son miembros de diversas familias. Se reúnen para orar y obtener del Inmaculado Corazón de María las gracias de la Llama de Amor. En estos cenáculos el punto central es el rezo del Santo Rosario con la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”. Es posible que en el transcurso de la oración haya asistentes que manifiesten signos de estar afectados por espíritus malignos. Algunas personas se desmayan, a otras les da ganas de vomitar, a otras les duele la cabeza, otras eructan, algunas tienen convulsiones, otras experimentan sentimientos de rebeldía, rechazo, etc.
Cuando esto sucede puede venir el desconcierto en el grupo. Se puede caer en la tentación de convertir el cenáculo en un grupo de “liberación” en el cual se hacen oraciones específicas para expulsar espíritus inmundos ordenándoles en el Nombre de Jesús. El resultado es que el cenáculo de la Llama de Amor se convierte en algo diferente a lo que la Virgen nos propone en el Diario. La experiencia nos dice que los cenáculos que se meten a hacer oraciones de liberación terminan destruyéndose. ¿Qué hacer cuando se dan esas manifestaciones? En primer lugar guardar la calma, no inmutarse, ayudar a la persona afectada con mucho amor y respeto hasta que regrese a la tranquilidad. No es el momento de hacer oraciones de liberación. Más tarde se podrá aconsejar a esta persona que busque ayuda fuera del cenáculo, ya sea con el ministerio de liberación de la Parroquia o con sacerdotes y hermanos que tengan ese carisma.
El cenáculo de la Llama de Amor debe guardar su propia naturaleza que es fundamentalmente la edificación espiritual de las personas que participan y la sanación interior que la Virgen María va haciendo Ella misma a través del poder de cegamiento de la jaculatoria. Cuando se trata de cenáculos o reuniones de oración de la familia íntima: padres, hijos y demás miembros del hogar exclusivamente entonces los papás por su propia condición de pastores de sus hijos tienen la
gracia de reprender con autoridad a los espíritus malignos que estén afectando a los miembros de su familia. Deben usar los carismas que Dios les da para evangelizar, proteger, sanar y liberar a los suyos. En los casos de afectaciones serias (posesiones, vejaciones, infestaciones, obsesiones, etc. ) que sobrepasen su sabiduría y posibilidades deben recurrir a los auxilios específicos de la Iglesia en esta materia. Es importante evitar imprudencias para que el Movimiento de la Llama de Amor no se vea envuelto en problemas con las autoridades religiosas y perjudicado en su desarrollo.
Las orientaciones pastorales para este terreno aconsejan que en las parroquias se forme un ministerio dedicado a orar por los afectados por espíritus malignos. Estos grupos que oran por liberación deben estar asesorados y guiados por un sacerdote competente. Debemos confiar en la acción de María Santísima en el interior de las familias. Si la invocamos y vamos poniendo en práctica sus deseos expresados en el Diario Espiritual, Ella irá reconstruyendo la familia desde el interior. Esto implica que la Llama de Amor irá cegando a los demonios en la medida en que la invocamos. Si no se recibe ayuda de parte de los sacerdotes y responsables de la pastoral, hay que perseverar en la intensa oración e invocación del Inmaculado Corazón de María pidiendo las gracias de sanación y liberación. A su momento el Señor dará la respuesta conveniente. Hay que seguir orando intensamente por las autoridades competentes para que pongan en práctica el Derecho Canónico. En cada Diócesis debe haber exorcistas y una pastoral de ayuda a las personas que sufren los ataques
diabólicos extraordinarios.