PERDERLE EL MIEDO A SATANÁS

En el Diario Espiritual Jesús y María van a enseñar a Isabel Kindelmann a combatir contra Satanás. La van a formar en esta “disciplina” fundamental de la vida cristiana. Santiago nos dice que debemos enfrentarnos al Demonio y que éste al vernos resueltos al combate con Fe y valentía, huirá de nosotros. San Pablo nos dice los mismo y nos pide que endosemos la armadura para salir victoriosos; San Pedro nos recomienda la vigilancia para evitar al “león rugiente” que busca devorarnos. La gran realidad es que los demonios y sus secuaces son débiles ante Jesucristo. Su mayor humillación es verse derrotados por la Santísima Virgen María. Isabel va a experimentar un gran miedo ante la presencia del Demonio que la acosa constantemente. Al cabo de poco tiempo se dará cuenta de que la jaculatoria de la Llama de Amor lo debilita y lo deja ciego. Hasta el final de su vida combatirá victoriosamente el constante asedio del enemigo con la Llama de Amor. 

En toda familia hay ataques diabólicos. Unos son silenciosos, no hacen ruido. Son los más peligrosos porque la gente no se da cuenta y no les hacen caso. Son los ataques contra la Fe y la moral. La gente ya se acostumbró a vivir en pecado y no le da importancia a la salvación o condenación de su alma.  Otros ataques son visibles. Las víctimas entran en crisis de nervios que llegan hasta el escándalo o las hunden en terribles depresiones. Cuando nos enfrentamos a esas manifestaciones de la presencia diabólica nos sentimos impactados porque el mundo de las tinieblas nos infunde miedo para debilitarnos. En su estrategia Satanás y los suyos, cuando hablan en los exorcismos u oraciones de liberación,  se presentan ante nosotros alardeando poder. Siempre dicen: no sabes con quién te estás metiendo. Soy poderoso, soy grande. Te voy a aplastar, te voy a destruir. Levantan los brazos como esos luchadores que antes de la pelea hinchan el pecho para amedrentar al enemigo para  presumir de fortaleza y debilitarlo psicológicamente.  En las oraciones de liberación los demonios y los brujos aparecen insultando con palabras despectivas, llenas de soberbia y de odio.

Siempre amenazan con destruirnos y tomar venganza. Cuando iniciamos el camino del combate espiritual es comprensible que sintamos miedo ante las manifestaciones que acompañan a las personas afectadas. Gritos, alaridos espantosos, contorsiones, insultos, vómitos, amenazas de muerte, etc.  Los padres de familia se sienten desarmados, angustiados, aterrorizados cuando ven a sus hijos víctimas de los espíritus malignos. No saben qué hacer. Sobre todo cuando los sacerdotes los abandonan y no les ayudan. Es necesario que recapacitemos un poco y recurramos a las enseñanzas de la Palabra de Dios para recuperar la paz.  Si tenemos en cuenta que los demonios y los suyos no son más que criaturas de Dios pronto encontraremos la serenidad y los medios para vencerlos. Como criaturas no pueden hacer absolutamente nada si Dios no se lo permite. Están totalmente sumisos a la voluntad de Dios. Todas esas manifestaciones escandalosas no son más que “trucos” de los espíritus malignos para infundirnos miedo, engañarnos  y paralizarnos.

Otro punto importantísimo es recordar que Dios nos ama y que si permite algo lo hace para que obtengamos un bien mayor. Los espíritus malignos están sometidos al servicio de Dios, de nuestra salvación y santificación. Los ataques diabólicos en el plan de Dios tienen un objetivo: que nos acerquemos a Él. Cuando nos alejamos del Señor somos víctimas de los enemigos. Si nos volvemos hacia el Señor somos liberados del maligno. En el combate espiritual con el Inmaculado Corazón de María debemos tener en claro que quien derrota a Satanás es la Virgen. No somos nosotros, débiles criaturas humanas,  los que nos enfrentamos a los ángeles caídos. El primer paso que debemos hacer es fortalece nuestra confianza en la Vocación de Madre espiritual de la Iglesia que tiene María Santísima.  El mensaje de la Llama de Amor nos lleva a vivir nuestra Fe en Jesucristo íntimamente unidos a la Madre. Ella al pie de la Cruz recibió de Jesús su vocación de Madre de la Iglesia y unida a la pasión de su Hijo derrotó a Satanás. La gran enseñanza del Diario en materia de combate contra Satanás es la unión íntima con la Virgen María. Ella nos lleva a su Hijo indefectiblemente.

Comparte la Llama de Amor

Un comentario

  • María Mercedes Rojas Pérez

    El confiar en la señora nos llevará a puerto seguro en ese combate diario que nos toca enfrentar, es necesario por lo tanto que al consagrarnos a la virgen hemos de abre que ella nos protegerá y defenderá siempre

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *