LOS PADRES DE FAMILIA SON LA LUZ DE SU CASA

El 17 de diciembre de 1965 Jesús dice a Isabel: “Mi claridad te penetra y te rodea. Tú, por medio de Mí, alumbras en el oscuro adviento a aquellas almas que todavía me están esperando. Los sacrificios de tu vida unidos a mis merecimientos serán claridad para ellos también. Yo dije: “Ustedes son la luz del mundo” a quienes inundo con la luz especial de mi gracia. Tú, ustedes tendrán que expandir claridad sobre las manchas oscuras de la tierra, que están bajo la sombra del pecado, para que mi Claridad Divina atraiga al verdadero camino las almas que andan a tientas en la sombra del pecado y de la muerte”. Estas palabras están dirigidas muy especialmente a los padres de familia. Su  principal deber es iluminar su propia casa. Que no se cumpla el dicho: “candil de la calle y oscuridad de su casa”. Para poder iluminar debemos ser nosotros mismos luz. Para ser luz debemos dejarnos iluminar por Cristo. Por la Fe nos dejamos iluminar por el Señor. En la medida en que los padres van viviendo la Fe sus hijos van siendo iluminados por Cristo. Cada familia de cristianos está llamada a ser luz para las otras familias, especialmente para aquellas que todavía no han conocido a Cristo. Con mucha mayor razón para aquellas que habiendo conocido a Cristo lo han dejado de lado. 

La Virgen necesita de nosotros para salvar las almas de aquellos hijos suyos que están en grave peligro de condenación eterna. La vocación de los padres de familia es realmente grandiosa. Son los instrumentos privilegiados para llevar al Cielo a las almas que el Señor les confía. Si comprenden esto pondrán todo su empeño en la santificación de sus hijos. Este debe ser el principal “valor” de sus vidas. Los padres se santifican en la medida en que santifican a sus hijos. Por ese motivo el principal ataque de los espíritus malignos va contra los padres de familia para que descuiden su más importante deber.  Satanás no puede reinar allí donde hay pastores atentos y diligentes para contrarrestar sus maquinaciones. El buen pastor impide al enemigo robar y asesinar a las ovejas. Necesitamos padres de familia llenos de Fe y apóstoles en el interior de su hogar. Padres de familia santos para tener hijos santos. El mensaje de la Llama de Amor lleva a los padres de familia católicos a centrar su vida apostólica en la santificación de su hogar. 

La Epístola a los Efesios debe ser leída y meditada con mucha frecuencia por los progenitores. San Pablo les da un programa de vida verdaderamente maravilloso y al mismo tiempo les pide que endosen la armadura para combatir a Satanás: “sean fuertes en el Señor… Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo. 12 Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales” (Ef 6:11–12). Debemos tomar conciencia de lo que está pasando. Jesús nos dice : “…que mi Claridad Divina atraiga al verdadero camino las almas que andan a tientas en la sombra del pecado y de la muerte”. Estas potencias enemigas de las que San Pablo nos habla están desbaratando los matrimonios: impidiendo que reciban el sacramento, y si lo han recibido impidiendo que las parejas lo vivan. 

El principal interés demoníaco está allí: impedir que el Sacramento del Matrimonio ejerza todo su poder de santificación sobre los padres y sobre los hijos. Los hombres y las mujeres padres de familia que se dicen discípulos de Jesucristo deben entender que su salvación depende del empeño que pongan en llevar adelante su sacramento. Allí encontrarán  toda la fuerza que necesitan para vencer los ataques tremendos que el enemigo está lanzando para destruir los hogares. La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María debe ser acogida por todas las familias católicas en primer lugar para que las demás familias puedan descubrir a María Santísima como Madre de la Iglesia e instrumento de Dios para la evangelización del mundo en estos últimos tiempos.  El sacramento del matrimonio debe ser descubierto en toda la plenitud de su fuerza para que las familias se transformen.

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