LOS ENGAÑOS DE SATANAS: EL DERECHO A ABORTAR (2)
El mensaje de la Llama de Amor tiene como uno de sus objetivos más importantes la restauración espiritual de las familias católicas. A través de las familias restauradas en la Fe la Virgen pretende incendiar la humanidad entera con la gracia de su Llama de Amor. Si la sal se hace insípida ya no sirve, hay que tirarla a la basura. (Lc 14, 34-25). Aquellas familias que se llaman católicas, pero lo son únicamente en apariencia, ¿para qué sirven? Se han puesto del lado de los enemigos de Cristo. En vez de ser luz del mundo se han vuelto oscuridad”. No podemos evangelizar si no estamos primordialmente evangelizados. Estamos en los últimos tiempos. Los avisos del cielo que nos hablan de grandes persecuciones contra la Iglesia se hacen cada vez más numerosos. Estas persecuciones vienen como castigo a la tibieza de los cristianos.
La Virgen de Fátima lo dice en sus apariciones. Las guerras, en las que ha habido tantos sufrimientos y derramado tanta sangre son un “castigo” de Dios a causa de los pecados de la humanidad. Sin embargo esta criatura de Dios llamada “hombre”, en su orgullo autosuficiente, no entiende, no comprende que el pecado es la causa de tanto dolor. Entre los pecados más graves del mundo moderno está el aborto. Clama venganza al Cielo. Si en el día del juicio la reina del Sur y la gente de Nínive se levantarán contra los enemigos de Jesús pidiendo a Dios que los condene (Lc 11,31-32), ¡con cuánta mayor razón los niños abortados se levantarán pidiendo a Dios justicia contra aquellos que los privaron de sus derechos fundamentales! Se explica que aquellos que no tienen la Fe por no haber oído jamás hablar de Jesucristo cometan semejante pecado. No se puede explicar ni aceptar que quienes han sido bautizados y educados en la Fe católica cometan el aborto, lo justifiquen y lo propaguen.
La raíz de este atentado contra la justicia y contra la dignidad de la persona humana tiene su raíz en el odio a Dios. “…si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. (1 Jn 4:20–21). ¿Cómo puede decir que ama a Dios quien practica el aborto, quien lo propaga y defiende? A la raíz del aborto están los espíritus malignos de lujuria (Asmodeo, Lilith uno y Lilith dos, fornicación, adulterio, etc…) y los que atacan la inteligencia: la ceguera y la sordera espiritual. Impiden aceptar la verdad y atacan la capacidad de escuchar la Palabra de Dios. Igualmente encontramos al Demonio Muerte que tienta y arrastra al asesinato del propio hijo y queda en el vientre de la madre que aborta para seguir acosándola con depresión, tristeza, desesperación, melancolía, remordimiento, y hasta suicidio.
Es urgentísimo restaurar el interior de aquellos hogares en los que se ha cometido el pecado de aborto. Dios es misericordioso y se compadece de aquellos y aquellas que han sido víctimas de la acción de los espíritus malignos. Los perdona y los sana, pero es mejor prevenir que lamentar. Los padres de familia deben dar el ejemplo de la virtud de la castidad cristiana y de educar en ella a sus hijos e hijas. Las tentaciones de lujuria no se vencen con buenos consejos sino con la gracia de Dios. Por el rezo permanente de la jaculatoria “derrama el efecto de tu Llama de Amor…” los espíritus malignos se van quedando ciegos, van perdiendo poder y fuerza. La castidad es fruto de la oración personal y familiar. Por eso es tan importante que cada día la familia se reúna para pedir las gracias que los miembros necesita para obtener el orden interior. Esta oración debe siempre contener el Rosario de la Llama de Amor. Eso pide la Virgen para obtenernos las gracias que nos ayudarán a evitar el pecado de aborto.