LAS MADRES DE FAMILIA DEBEN PROMOVER LA LLAMA DE AMOR

A través del Diario Espiritual Nuestro Señor Jesucristo está haciendo un gran llamado a las madres de familia. Les pide que tomen conciencia de su “vocación sublime” (DE 29-2-1964). “¡Confía! Siempre te dije que lo que pides con confianza, ya lo has recibido. ¿Puedes pensar que cuando Me pides almas no te lo concedería?¡Que nuestras manos recojan unidas! Pide, no estés nunca cansada para pedir, para desear para Mí. Si fueran muchos los que piden ¡cuántos se convertirían! Yo los llamé a todos ustedes a mi obra salvadora, padres y madres, doctos e ignorantes, sanos y enfermos. Por Mí todos pueden trabajar, el hombre libre y el que está sufriendo en la prisión, porque la disponibilidad del alma es lo importante y la libertad espiritual en que consiste la cultura del alma, también. 

Especialmente los enfermos, ellos sí, de verdad, pueden volar en alas de la confianza absoluta hacia Mí. Con una sola petición pueden alcanzar la conversión masiva de las almas. Si los enfermos ofrecen sus sufrimientos, esto ciega a Satanás y por medio de ellos las almas entran al camino de la salvación” (DE 24-5-1963). Jesús tiene “gran necesidad” de las madres de familia para su obra redentora. “Lo que digo ahora es para ti y para todas las madres de familia que obran según mi Corazón: El trabajo de ustedes no es de menor valor que el trabajo de las personas elevadas a la más alta dignidad sacerdotal. Entiendan ustedes, madres de familia, la sublime vocación que les he confiado. Ustedes son las llamadas a poblar Mi Reino y llenar los puestos de los ángeles caídos. De su corazón, de su regazo parte cada paso de mi Santa Madre Iglesia” (DE 29-2-1964).

Muchísimas madres de familia ignoran por completo la “sublimidad de su vocación”. Se contentan con ser “madres biológicas”, “madres proveedoras de amor, de ternura, de educación, de bienes materiales”, pero no son verdaderas “MADRES ESPIRITUALES” de sus hijos porque la calidad de su vida cristiana es deficiente. No han sido bien educadas en la Fe, o si fueron educadas en colegios católicos, no la asimilaron bien; se quedaron en las ramas y no fueron a la raíz, o lo que es peor rechazaron conscientemente a Cristo y a su Iglesia. Estas madres solamente esperan que sus hijos tengan salud, cultura, una buena posición social y dinero suficiente para vivir bien. Las pobrecitas no tienen la menor idea de su responsabilidad ante Dios por la salvación eterna del alma de sus cónyuges, hijos y nietos.  No les importa que sus hijos vivan alejados de Dios, en pecado mortal. No les importa el destino eterno de sus hijos. No se preocupan de que sus hijos o su marido, o ellas mismas, puedan condenarse a las penas del infierno por toda la eternidad. 

Estas pobres madres ignoran el contenido de la Fe católica. Y lo mismo para su matrimonio. No tienen el menor interés en vivir su relación matrimonial de acuerdo a las responsabilidades del Sacramento (si lo han recibido) o si viven en “unión libre” o “en adulterio” tampoco significa gran cosa para ellas.  Jesús le dice a Isabel: “Para mi obra redentora tengo gran necesidad de ustedes” (¡madres de familia!). Este llamado que Jesús hace a todas las madres de familia es urgentísimo. Es necesario EVANGELIZAR A TODAS LAS MADRES DE FAMILIA y llevarles el mensaje de la Llama de Amor para que tomen conciencia de este llamado, de esta gran responsabilidad, y de la importancia grandísima de su colaboración en el combate espiritual contra Satanás. 

El mensaje del Diario Espiritual no es una fantasía. ¡Es la realidad! La Virgen no está jugando con nosotros. Sus palabras en  La Salette, en Fatima, en Garabandal, en Medjugorje, y en todas sus intervenciones  son contundentes y se están cumpliendo. Es necesario sacudir las conciencias de todas las mujeres del mundo y en especial de las mujeres y madres católicas para que abran los ojos y se den cuenta del “poder” que tienen para evangelizar a sus maridos y a sus hijos y nietos y a todas las mujeres que las rodean. Debemos ir conquistando para Jesucristo a cada una de las madres de familia para que a su vez ellas anuncien en el interior de su hogar el Evangelio de Cristo y puedan salvarse. 

Todas las madres y mujeres del mundo deben unirse al Inmaculado Corazón de María para tomar el gran instrumento de liberación que Ella obtuvo de la Santísima Trinidad: la Llama de Amor de su Inmaculado Corazón. CON ESTE SIGNO VENCERÁS, le dijo el Señor al futuro emperador Constantino cuando se enfrentaba a su rival Majencio en los alrededores de Roma (28 Oct. 312).  Era la Cruz la que apareció en el cielo como un signo de victoria. La Virgen nos dice lo mismo: con este instrumento (su Llama de Amor) venceremos al Dragón.  La Virgen nos pide con urgencia que demos a conocer su gracia a todas las madres de familia.

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