LAS PRÁCTICAS DEVOCIONALES Y LA LLAMA DE AMOR (1)

En el Diario Espiritual descubrimos desde el principio que la relación de amorosa intimidad entre el alma y Jesús constituye lo que más importa en la Devoción a la Llama de Amor. Las prácticas devocionales tradicionales de la espiritualidad católica nos ayudarán a adquirir las actitudes que constituyen la base de la Devoción a la Llama de Amor. María Santísima no dictó a Isabel una lista de prácticas devocionales nuevas o extraordinarias que se deberían seguir en el interior de las familias para llevarlas a la santidad de vida. “Hay muchas familias en tu país como la tuya: muy frías, a éstas y a las demás quiero llenarlas de calor con la Llama de Amor de mi Corazón”(DE 19-11-1962). Es la acción de María en el interior de las almas lo que transformará los hogares fríos atacados por los engaños de Satanás.

Isabel Kindelmann está llamada a “compartir verdaderamente” con María sus dolores. “Yo ciertamente soy Madre Dolorosa , ¡sufro tanto a causa de las almas que se pierden! Tengo dolores que me torturan, cuando miro el sufrimiento de mi Santo Hijo. No te ahorres ninguna fatiga, sé tú mi eterna compañera para ayudarme a llevar mis sufrimientos. Esto es lo que te pido a ti” (DE 19-11-1962). En el interior de las familias lo que cuenta es que María Santísima “derrame la efusión de gracias” de su Llama de Amor sobre todos los miembros. Esta es la razón de que la práctica más importante de esta Devoción sea el Santo Rosario con la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”. Pedimos constantemente a Nuestra Señora que Ella intervenga ante su Hijo para obtener sobre toda la humanidad el “efecto de gracia”, es decir los frutos de la Redención: la salvación de las almas.

Uno de los efectos de la Redención, si no el más importante, es el cegamiento de Satanás. Todas las prácticas devocionales que integran el universo de piedad de la familia de Isabel forman parte de la tradición católica. Tienen un sólo objetivo: llevar a todas los miembros del hogar a la entrega total del corazón a Jesús. En este punto de referencia fundamental encontramos la libertad que cada familia debe tener para organizar su vida de piedad según los tiempos y circunstancias que le toquen vivir. Por eso la Devoción a la Llama de Amor es universal, para todos, sean católicos, ortodoxos, protestantes, no bautizados. Lo esencial no son las prácticas sino que sobre toda la humanidad se derrame la Redención de Cristo Jesús. Las prácticas devocionales propias de la tradición católica son muy numerosas; unas tienen su fuente y desarrollo en el ámbito parroquial y otras en el ámbito del hogar.

De la vida parroquial nace lo más importante del Santuario familiar: la escucha de la Palabra de Dios, la participación en la vida sacramental, la piedad eucarística, la comunión frecuente al Cuerpo y Sangre de Cristo, las Horas Santas de adoración, la adoración reparadora, las procesiones y vigilias, la relación de comunión con la Iglesia Universal (Papa, Obispo, Párroco)…etc; los diversos ministerios pastorales, los diversos grupos parroquiales de crecimiento, las incontables y variadas actividades comunitarias ofrecen a las familias grandes oportunidades para alimentar constantemente su Fe católica. En la medida en que la familia tenga vida parroquial, el Santuario Familiar se irá convirtiendo en una verdadera escuela de vida cristiana. Una parroquia fuerte, unida, viva es una valiosa garantía para que la gracia de la Llama de Amor se pueda desarrollar vigorosamente.

Las prácticas devocionales en el interior del hogar se concentran especialmente en las diversas manera de hacer oración, tanto individualmente como comunitariamente. La oración en familia puede revestir diversas modalidades y depende de las posibilidades y circunstancias de cada hogar. El Diario Espiritual no exige ninguna devoción específica que obligue a la familia. Entre las posibilidades tan ricas para hacer oración cada familia escogerá aquellas que más les convengan. El Santo Rosario siendo la que más agrada a la Virgen María y la que Ella señala como centro de su Llama de Amor será la preferida. Jesús es la Llama de Amor y la contemplación de los misterios de su vida es el camino por excelencia que nos lleva a la intimidad con Él por medio de la acción maternal de María Santísima.

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