EL ÚLTIMO DIA DEL 2020

El Mensaje que María Santísima nos da en el Diario Espiritual nos lleva a reflexionar seriamente sobre el sentido de nuestra vida terrenal. A medida que el Diario camina hacia su final Jesús y María hablan a Isabel acerca de su muerte. Para el año 1966 la parte más importante del Diario estará ya escrita. Isabel morirá en el año 1985.. De 1966 a 1985 hay 19 años en los que la Sierva de Dios estará en silencio. Escribirá muy poco. Sin embargo ese tiempo fue de grandísimos dolores. “Después de tu muerte, hijita mía, tu puesto será junto a mí”, le dice la Virgen (DE 30-5-1965). Jesús le dice: “Te di hasta ahora tantos sufrimientos cuantos tus fuerzas humanas han podido soportar. Esto, desde luego, ya no voy a aumentar (pero tampoco los voy a disminuir) . Para ti ya se cumplió la medida. …”tienes que sufrir hasta tu último suspiro. …Yo que te llamé entre los obreros de la redención, ahora te llamo entre los que han recibido el premio” (20-5-1965). “Por tus sufrimientos te has convertido en víctima ardiente de amor en la que se deleita la Santísima Trinidad”….”Tu sacrificio ardiente de amor, conducirá a las almas al conocimiento y al amor de Dios.


Esta es mi delicia. Por eso te guardo todavía en la tierra para que seas víctima ardiente de amor, a quien con gozo miro con mis divinos ojos”…Puse tu alma y tu cuerpo bajo el pleno dominio del príncipe de las tinieblas, para que haga contigo lo que quisiera. Que aprovechara de toda oportunidad y te pusiera a prueba. Puse a su disposición todos los instrumentos para hacerte vacilar, para que vea con quien tiene que verse: con un alma de quien tomó posesión la Santísima Trinidad. Tuvo que reconocer que un alma así sabe vivir, morir y sufrir y se conforma plenamente con mi Santa Divina Voluntad. ¿Puede darse para ti mayor premio que descansar en los brazos del Padre Celestial y llenarse de la Santísima Trinidad? Por eso tú eres una víctima que arde de amor” (DE 9-6-1965). Isabel nos cuenta los terribles dolores que tuvo que pasar bajo la persecución de Satanás: “el suplicio de los sufrimientos desgarraba mi alma” (DE 5-6-1965). “Cada instante era para mí un tormento, no sólo corporal, sino sobre todo espiritual”. Jesús le dice: “Me deleitaba en la lucha de tu alma. Es mi mayor gozo si libran ustedes una continua batalla contra el príncipe de las tinieblas. El que lo hace, tiene la salvación asegurada” (DE 9-6-1965).


La vida de Isabel Kindelmann es un libro que debemos “estudiar”. ¿Por qué esta madre de familia tuvo que sufrir tanto? ¿Por qué motivo tuvo que soportar el odio de Satanás? ¿Por qué la Voluntad de Dios le dio tanto dolor? Era una mujer buena, humilde, sufrida, fiel a sus deberes como hay millones de madres. ¿Por qué? Estas preguntas tienen como respuesta otras preguntas:¿Por qué el Verbo de Dios se tuvo que encarnar? ¿Por qué la vida del Hijo de Dios sobre la tierra fue de un permanente sufrimiento? ¿Por qué fue sometido a la barbarie de la crucifixión? ¿Hay alguien que haya sufrido más que Jesucristo? Isabel y Jesús sufrieron por un sólo motivo: la salvación de infinidad de almas que están en peligro de condenarse por toda la eternidad. Sobre Jesús, sobre Isabel y sobre millones de cristianos a lo largo de la historia la Justicia divina ha reclamado sus Derechos. Son víctimas. “Por sus dolores “hemos sido salvados”. Hay algo incomprensible para la razón humana: para Dios lo que salva las almas ES EL DOLOR HUMILDEMENTE ACEPTADO.


El pecado del hombre solamente puede ser redimido por el sufrimiento del Hijo de Dios. Isaías en el capítulo 53 explica que hemos sido salvados porque Jesús llevó sobre sí nuestros pecados (Ef 2,1-11; Rom 5,10). Y Cristo llama a la Iglesia, es decir a todos nosotros, a aceptar los sufrimientos de esta vida. Todos los cristianos debemos ser víctimas con Cristo para salvar a “la humanidad”. Hay millones de personas que rechazan el sufrimiento. No tienen la Fe. No luchan contra el príncipe de este mundo. No tienen conciencia de que hay una Vida Eterna y que es lo único que verdaderamente importa. No se salvarán si no comprenden las exigencias de la Justicia Divina. Ellos han rechazado a Dios. El dios de este mundo ha cegado sus ojos. Así como la mujer Eva fue el instrumento de Satanás para herir al hombre y conducirlo a la muerte, las mujeres están llamadas de una manera especial en el plan de Dios a reparar el pecado de esta humanidad que sale de sus entrañas.


La maternidad conlleva enormes sufrimientos que si son aceptados con Fe y amor reparan el pecado. El Demonio es homicida desde el principio. Ayer se aprobó el aborto en Argentina. Después será aprobado en toda América Latina. Ese es el plan satánico. Cegar espiritualmente a las mujeres para convertirlas en asesinas de sus propios hijos. Da lástima ver a esas pobres mujeres gritar de alegría porque el aborto se estableció como un derecho en su patria. ¡Pobrecitas! Están obsesionadas, ciegas. Ellas no saben que cuando mueran serán juzgadas. Ellas piensan que hacen un favor a las que no quieren aceptar los sufrimientos de la maternidad. No piensan en la injusticia que cometen contra el semejante inocente. No han leído el capítulo 25 de San Mateo, especialmente el versículo 40: “lo que hiciste al más pequeño, a Mí me lo hiciste”. No han oído la sentencia que pesa sobre aquellos que hacen el daño a su prójimo: “Id malditos al fuego eterno” (Mat 25,41). El Evangelio es combatido por los ateos que están detrás del aborto. No quieren que se escuche la sentencia final porque entonces las mujeres se rebelarían en masa contra semejante pecado

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