La vida del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra el enemigo para avanzar en santidad
Decíamos en el comentario pasado que la gracia de la Llama de Amor va más allá de un estilo de oración de liberación. Muchas personas cuando están afectadas por problemas emocionales o por ataques de tipo diabólico buscan “una oración de liberación”. Algo así como una aspirina o medicina que les quite el sufrimiento que experimentan. Una vez obtenido el alivio se olvidan de su problema; cuando éste regresa van en busca de otra oración de liberación para poder “sentirse bien”. Y así sucesivamente. Esta manera de proceder es bastante común.
Esta actitud también la aplican al Sacramento de la Reconciliación. Cuando se sienten mal se confiesan; vuelven a pecar y cuando ya no aguantan más la presión interior, van de nuevo a la confesión, para “sentirse bien”. Las oraciones de sanación interior, de liberación, el sacramento de la Reconciliación tienen, es cierto, un efecto beneficioso en nuestra vida. Nos ayudan a recuperar la Paz que el Señor nos dio. Hay que recalcar, sin embargo, que estos auxilios de índole espiritual , así como muchos otros que la Santa Madre Iglesia pone a nuestra disposición (p.ej. los diversos sacramentales) tienen un objetivo: ayudarnos en el camino de nuestra santificación.
La palabra “camino de santificación” implica un proceso consciente, perseverante, con objetivos claros; implica un “compromiso” que asumimos con el Señor, con la Iglesia, de realizar la vocación a la que Dios nos llama: Sean Santos como su Padre Celestial es Santo. (cfr. Lev 11,44-45; 19,2; 1 Pe 1, 13-21). La vida entera del discípulo de Cristo es un camino de lucha contra los obstáculos que el Enemigo nos pone delante para que no avancemos en la realización de esta vocación a la santidad. La Llama de Amor es pues una gracia extraordinaria que vendrá en nuestro auxilio para ayudarnos a combatir permanentemente la acción del Demonio.
Esta gracia no se limita a vencer a Satanás, sino que va mucho más allá; nos lleva a la intimidad con el Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de Maria y realiza en nosotros la unión con la Santísima Trinidad. Es una gracia brotada de lo más íntimo de las tres divinas personas.
Para comprender mejor esta realidad vayamos a las páginas 197-199 bajo el título: “OCURRIÓ DURANTE LA ADORACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD”. Isabel nos habla de su experiencia de “sumergirse en la Santísima Trinidad. “Hace mucho tiempo que la Santísima Virgen cegó a Satanás en mi alma” (p 198). En esta expresión vemos que la gracia de la Llama de Amor efectivamente quebranta el ataque satánico para dejar paso a lo único que importa: la íntima relación de amor filial con el Padre-Hijo-Espíritu Santo.
La historia de Isabel nos muestra a una mujer católica de piedad y moral tradicionales, como hay millones. No es ella un ser extraordinario. Su vida es una lucha permanente contra dificultades a las que infinidad de seres humanos están confrontados en todas latitudes. Lo que sí brilla es la intervención de Dios que la va transformando por medio de una “gracia extraordinaria” hasta llevarla a la santidad heroica y las más elevadas experiencias místicas. En el camino de esta madre de familia se destaca de manera principal el papel que el Demonio desempeña en su proceso de elevación a la santidad. Dios ha querido dar al mundo, en la vida de Isabel, algo así como un espejo que nos permita re descubrir que el mal que nos rodea y ataca no es una “idea” sino una “persona”, o personalidades unidas en un solo propósito: “destruir la obra de Dios”.
Impresiona de gran manera la naturaleza y magnitud de los ataques que debe enfrentar Isabel. Satanás la ataca por todos los flancos: sus facultades, inteligencia, memoria, voluntad, sensibilidad, la salud, el cuerpo, el alma. Produce en ella sentimientos espantosos de desesperación, angustia, depresión, tristeza. Emplea contra ella todas las tácticas de seducción, zalamerías, consejos amañados, engaños, ofrecimientos halagadores; la martiriza para quebrar su voluntad con insultos, ofensas, amenazas; promueve en ella dudas intensas sobre la legitimidad de su misión llevándola a creer que ella es una mentirosa que busca engañar con pretendidas revelaciones del Cielo a la Iglesia. La amenaza con la condenación eterna. Estos ataques extraordinarios tienen una razón: Isabel es el instrumento escogió por Dios para transmitir la gracia de la Llama de Amor; el Demonio quiere impedir a toda costa que se encienda esa Llama que lo va a cegar; por eso busca destruir a Isabel.
Al estudiar la figura de Isabel aprendemos sobre la manera de actuar del Demonio en nuestras propias vidas; cuáles son sus estrategias, cuáles sus objetivos, cuáles sus debilidades. Decimos que el Diario es una verdadera “escuela” de vida espiritual para todos los bautizados, especialmente para las mujeres y las madres de familia que están llamadas a desempeñar en la propagación de la Llama de Amor un papel de primordial importancia. El estudio del Diario nos lleva a tomar conciencia de que estamos en una situación de peligro ante un adversario que va a aprovechar todos los medios para arrastrarnos fuera del camino de la salvación.