Católicos: vivamos nuestro BAUTISMO hasta las últimas consecuencias
Entre Cristo y el Demonio hay una radical oposición. Cristo es el Obediente por excelencia: “He aquí, Padre, que Yo vengo para hacer tu voluntad” dice Jesús. El Demonio es el rebelde a Dios, dice: “Yo no serviré”. El Demonio “transmite” a los que se han abierto a su influencia esos mismos sentimientos de soberbia y rebeldía contra Dios. Estar bajo la protección de Jesús es la única garantía contra el poder de las tinieblas. El primer paso para proteger a la familia de los ataques satánicos es poner a nuestra familia bajo el “dominio de Jesucristo”. Vivir el Señorío de Jesús.
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