LA MEDIACIÓN DE CRISTO Y LA VIRGEN MARÍA

En la doctrina del Diario Espiritual todo encaja perfectamente con el pensamiento del Nuevo Testamento y la Tradición: Cristo es el único Mediador. La Mediación de Cristo es una mediación “incluyente”: hace de nosotros verdaderos mediadores en el Mediador en la medida en que nosotros aceptamos ser UNO CON CRISTO JESÚS. La Virgen María aparece como la mediadora y corredentora por su perfectísima unión a la voluntad salvífica del Padre. Íntimamente unida a su Hijo, María habla y actúa como auténtica protagonista en el combate espiritual contra Satanás. Ella habla de SU Llama de Amor; Ella proclama que “cegará a Satanás”, Ella “pone en nuestras manos un nuevo instrumento”. Jesús y María aparecen tan íntimamente unidos que prácticamente lo que dice Jesús es lo dice María, como si se tratase de una sola voluntad. Lo más impactante es la llamada de Jesús (29-2-1964) …”Para mi obra salvadora tengo gran necesidad de ustedes”. Significa que si SÓLO CRISTO SALVA Él quiere que nosotros participemos en su obra redentora siendo una sola cosa con Él. 

El Diario espiritual es un camino que nos lleva a vivir plenamente la Fe Católica y todas sus implicaciones en la vida de cada día. La oración que Jesús da a Isabel: “Que nuestros pies vayan juntos…” es el resumen de todo el Diario y la explicación del SÓLO CRISTO. Tomado del Libro: Diario Espiritual Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María (1961-1981) (Con Aprobación Eclesiástica)Autora: Isabel Kindelmann – Budapest, Hungría Y me rogó el Dulce Redentor que rezara junto con Él la oración que expresa Sus anhelos: 

Jesús: “Que nuestros pies vayan juntos,que nuestras manos recojan unidas, que nuestros corazones latan al unísono, que nuestro interior sienta lo mismo, que el pensamiento de nuestras mentes sea uno, que nuestros oídos escuchen juntos el silencio, que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra, y que nuestros labios supliquen juntos al ETERNO PADRE, para alcanzar Misericordia.” 

Esta oración la hice completamente mía. La meditó Él tantas veces junto conmigo: aseverando que estos son Sus eternos anhelos. Me enseñó esta oración a fin de que yo la enseñe a los demás. Hagamos nuestros Sus eternos pensamientos, Sus deseos, con todas nuestras fuerzas y con todas nuestras mentes. El Salvador después de pedir esto, todavía añadió: Jesucristo: “Esta oración es un instrumento en sus manos porque colaborando de esta manera Conmigo, Satanás también por ello se quedará ciego y por su ceguera las almas no serán inducidas al pecado.” 

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