CARTA No.307: EL ACEITE EXORCIZADO, SU USO Y SU IMPORTANCIA EN LA VIDA DEL CRISTIANO.

Roberto, de la ciudad de León, Nicaragua pide que explique el por qué del aceite exorcizado, su uso y su importancia en la vida del cristiano. ¿Pueden los laicos ungir a los enfermos con el aceite bendito? 

Respuesta: El agua, la sal y el aceite son tres de los sacramentales utilizados por los exorcistas cuando oran por las personas afectadas por la acción de los espíritus malignos. En la literatura de todos los pueblos antiguos encontramos que el aceite tiene una importancia de primer orden. En los escritos bíblicos el aceite de oliva tiene diversas funciones. Ante todo es el alimento por excelencia; también se lo emplea en perfumería para fijar los aromas de uso profano y religioso. Se utiliza junto con el vino para curar a los enfermos. Es el elemento utilizado para alimentar las lámparas que iluminan las casas de habitación y el santuario. Desde el punto de vista religioso el aceite es de primera importancia para significar la gracia de Dios: se unge a los reyes (1Sam 10,1), se consagra a los sacerdotes y los utensilios litúrgicos. La palabra Mesías significa el Ungido, aquel personaje revestido de gracia que vendría a salvar a Israel del poder de sus enemigos y a conducirlo a la prosperidad. Jesús es el Cristo, el Ungido, el Mesías. Según las creencias antiguas las enfermedades tanto del cuerpo como de la mente eran producidas por los espíritus malignos. En la parábola del Samaritano Jesús dice que éste curó al herido con aceite y vino. (Lc 10,33). 

En el Evangelio no se dice que Jesús haya ungido a los enfermos o a los endemoniados para sanarlos. Él con su sola palabra sanaba y liberaba. Sin embargo envió a los doce a anunciar la Buena Nueva y a sanar a los enfermos orando por ellos y ungiéndolos con aceite. Les dio poder sobre los demonios. Los discípulos “expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban” (Mar 6,12). En la liturgia de la Iglesia el aceite bendecido hace presente a Cristo que sana y libera a los enfermos del alma y del cuerpo. En la Iglesia primitiva se siguió utilizando el aceite bendecido para orar por los enfermos. Los sacerdotes en el campo litúrgico (el sacramento) y los laicos en el campo de la devoción doméstica. Sí, los laicos al orar por los enfermos pueden ungirlos para impetrar la sanación porque no se trata del sacramento sino de una unción privada. Solamente el sacerdote puede dar el sacramento de la unción de los enfermos. El laico no. El jueves santo se bendice el “santo crisma”, el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos. En la historia del sacramento de la unción de los enfermos hubo una época en la que se llamó extrema unción porque solamente se daba a los moribundos para reconfortarlos en la agonía. 

El Concilio Vaticano II ( ver Catecismo Católico Nos. 1499 a 1532) dio una visión más amplia al sentido de la unción de los enfermos . No solamente se da a los moribundos sino a todos aquellos que son afectados por una enfermedad grave. En el Ritual Romano (Libro de oraciones litúrgicas que recoge las fórmulas de oración de la Iglesia) existen dos oraciones para que los sacerdotes exorcicen y bendigan el óleo que pueden utilizar los laicos para orar y ungir a los enfermos. El óleo de San Serapio (1179-1240) -mártir mercedario- es muy famoso por la cantidad de milagros y sanaciones espirituales y físicas que por intercesión del santo se obtienen. (Ver en internet “Aceite de San Serapio). En la oración del exorcismo del aceite la Iglesia pide a Dios que “todos los que lo usen con fe tengan salud mental y corporal”, “queden libres de toda enfermedad, de todo dolor y de todas las insidias del enemigo, y asimismo se libren de toda adversidad y nunca sean heridos por la mordedura de la antigua serpiente ya que los has redimido con la sangre de tu Hijo”. 

Hay sacerdotes que por ignorancia prohiben que los laicos al orar por los enfermos los unjan con aceite bendito. En vez de prohibir hay que instruir a los laicos para que usen correctamente los sacramentales. La Santa Sede nunca ha prohibido que los laicos unjan a los enfermos porque es una tradición que viene del tiempo apostólico y siempre ha estado vigente en la Iglesia. El aceite bendito hace presente a Jesucristo. Cuando se unge al afectado por espíritus malignos éstos salen huyendo. Al penetrar el aceite dentro de la piel hay un efecto exorcístico y los demonios son expulsados o debilitados. Cuando hay maleficios comidos o bebidos ingerir cucharaditas de aceite exorcizado ayuda a destruir la acción maléfica. Cada persona puede ungirse a sí misma pidiendo al Señor que la proteja y la libere. El aceite exorcizado no es un elemento mágico o producto de la cultura precientífica, es un instrumento de santificación y por lo tanto requiere de una fe viva para que produzca sus efectos.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *