CARTA No.249: RECOMENDACIONES PARA ORAR CON LA LLAMA DE AMOR (1)
Para orar con la gracia de la Llama de Amor es necesario irnos abriendo al amor íntimo para con la Virgen María. En el Diario Espiritual Jesús dice que cuando la Llama de Amor se haya extendido su Madre será amada como nunca lo ha sido en los siglos anteriores. Si Jesucristo es realmente desconocido por la mayor parte de los bautizados, la Virgen Maria es todavía más desconocida y menos amada, y por muchos pobres ignorantes, rechazada. Cuando descubrimos la gracia de la Llama de Amor vamos descubriendo también a la Madre de Jesús y a nuestra Madre, Madre de la Iglesia. Es realmente un descubrimiento maravilloso. Cuando en la vida real encontramos a alguien extraordinario que nos permite penetrar en sus pensamientos, sentimientos y acciones sentimos que hemos hecho un descubrimiento valiosísimo. Nos alegramos. Sentimos que esa persona ha, literalmente, cambiado nuestra vida. Cuando descubrimos a María Santísima y nos dejamos penetrar por su amor, sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones, hemos hecho el más grandioso descubrimiento de nuestra vida. Con María han llegado a nosotros los bienes más portentosos y maravillosos de nuestra existencia porque con Ella nos ha venido Jesucristo, y por Jesucristo el Espíritu y el Padre. No existe un bien mayor ni felicidad más radiante.
María es el instrumento privilegiado para llegar al Hijo. No se puede conocer verdaderamente al Hijo, en profundidad, sin pasar por el Corazón de la Madre. Solamente la Madre puede darnos a conocer al Hijo. Debemos tener en cuenta que la acción de la Santísima Virgen en la historia de cada familia y de cada persona es primaria y fundamentalmente formar las almas y los corazones revistiéndolos de Cristo, el Hombre Nuevo, tal como San Pablo nos lo explica en sus epístolas. La Virgen no puede formar a su Hijo en nosotros si no combatimos en nuestras vidas al mundo, al demonio y a la carne ( Col 3,1-4,6;Efe 4,7-6,20;Gal 5,16-25;1Cor 12,4-13,13; Rom 8,5-27; Fil 2,1-16; etc.). El combate espiritual es indispensable para todo hombre que quiera seguir a Jesucristo. La realidad es que no podemos vencer a Satanás con nuestras propias fuerzas. Al meditar los mensajes de María en el Diario Espiritual podemos valorar el amor sin medida de María por sus hijos espirituales. Es Ella quien derrota a Satanás en nuestras luchas contra los espíritus malignos. Su actitud de Madre que combate al enemigo de nuestra salvación no puede menos de suscitar en nuestros corazones un amor sin límites hacia Ella. Mientras más creamos en María y más la amemos, más confianza tendremos en que su intervención todopoderosa irá destruyendo en la familia y en sus miembros las fortalezas del enemigo.
La gracia de la Llama de Amor nos hace pasar de una actitud voluntarista y combativa contra los espíritus malignos una actitud suplicante, sumisa y de colaboración con la acción de María. Es Ella la que lleva la iniciativa, combate, actúa y nos guía en las luchas de cada día y en las oraciones de liberación que en todas las familias se deben hacer con regularidad. Vamos creciendo en el conocimiento de María, vamos creciendo en amor hacia Ella, vamos creciendo en docilidad a sus inspiraciones, vamos creciendo en prudencia y abandono a su acción. Sin duda Isabel Kindelmann amaba a María Santísima desde niña. Era miembro de la Tercera Orden del Carmelo. Este amor ha de haber sido bastante débil porque no la preservó de una crisis de fe que casi la lleva al desastre. El camino de Isabel es una escalada continua y dolorosa en el amor a Jesucristo y su Madre. Es el camino de todos los cristianos. Jesucristo y María no se revelan de un golpe. Van quitando los velos de nuestros ojos paso a paso. Nos van introduciendo en sus corazones gradualmente, en la medida en que aceptamos hacer su Voluntad. Al aceptar su vocación Isabel se va desprendiendo de su voluntarismo para convertirse en colaboradora dócil de la Virgen. Sigue sus inspiraciones. Ese es nuestro camino con la Llama de Amor. La vamos conociendo paso a paso, la vamos aplicando día a día en nuestras luchas, utilizamos lo más que podemos la jaculatoria para combatir a Satanás. La Virgen nos va revelando su rostro y su Corazón hasta convertirnos en sus instrumentos para ayudar a otros a combatir la acción del enemigo y transformar los hogares.