CARTA No.244: Cuando le oigo a Ud. hablar de las almas me pregunto ¿no será una forma de espiritismo?
Respuesta: ¡No, de ninguna manera! El espiritismo consiste en invocar a los muertos. Está prohibido en la Palabra de Dios y es pecado grave. Isaías 8,19 habla de los nigromantes y adivinos que consultan a los muertos. Modernamente tenemos cantidad de sectas que practican el espiritismo como una religión. La doctrina de la Iglesia nos enseña que es “ilícito, herético y escandaloso evocar las almas de los muertos para obtener respuestas, descubrir lo desconocido…” (cfr.Denzinger 1654). La Iglesia prohibe no sólo practicar, sino también asistir pasivamente a las sesiones espiritistas como espectador porque es gravemente pecaminoso. Igualmente el juego de la ouija y otros similares que son formas de espiritismo porque su finalidad es tener comunicación con los difuntos para obtener información u otros beneficios. Desgraciadamente la ignorancia de la Palabra de Dios y de la doctrina de la Iglesia hace que muchísimas personas que se dicen “católicas” consulten adivinos, se lean las manos y las cartas, practiquen espiritismo, traten de comunicarse con los muertos por medios diversos. Algunas cometen el gravísimo pecado de recibir el sacramento de la Eucaristía y de vivir inmersas en estas prácticas espiritas. Se trata de un verdadero sacrilegio.
Todo esto, además de ser prohibido, es muy peligroso porque las personas quedan afectadas espiritualmente y físicamente por espíritus malignos. Satanás es el padre de la mentira y al penetrar en este terreno diabólico las personas son engañadas y enfermadas espiritualmente. El espiritismo es un engaño diabólico. Cuando se ora con la Llama de Amor lo que hacemos es pedir a la Santísima Virgen que se digne sanar a las personas de las heridas físicas o espirituales que padece y también que intervenga para expulsar cualquier ente espiritual maléfico o maleficiero. Si aparecen espíritus malignos o maleficieros o almas es fruto de la oración y de la acción o respuesta de la Virgen María. No porque los invoquemos. Es María quien interviene sanando y liberando a sus hijos. Con nuestras súplicas a la Madre de Dios, el uso de la jaculatoria, la oración, el ayuno, los textos bíblicos, etc. las personas van siendo liberadas de las afectaciones. Cuando aparecen almas la mayor parte de las veces no hablan, y si lo hacen sus intervenciones son muy cortas. Piden ayuda espiritual, oraciones, obras buenas, el perdón de sus pecados. Dan muy poca información y no responden a preguntas ociosas. Pedimos a Nuestra Señora que las auxilie y las lleve a los pies de Jesús para que Él las perdone y las sane.
Los demonios tratan de hacerse pasar por almas para engañarnos en la oración, o engañar al exorcista. Sin embargo es fácil descubrir el engaño si uno es prudente. No se dialoga con el demonio. Se le dice a quien aparenta ser un alma: “Te ato a Jesucristo que es la Verdad. Te ordeno en el Nombre del Señor Jesús que digas la verdad. Repite conmigo: te adoro Señor Jesús, me someto a Ti. Te amo Virgen María, etc.”. Aquí se descubre si es un demonio o si es un alma. Los demonios no aman ni adoran a Dios ni veneran a la Virgen. Como he dicho en otras ocasiones las almas se presentan en las oraciones porque es voluntad de Dios. El Señor las manda para que oremos por ellas. A veces dicen: vengo porque he sido envidada para que ores por mí. La Devoción a la Llama de Amor debe llevarnos a orar intensamente unos por otros en el interior del hogar y a emprender el rudo y perseverante combate contra el pecado. Las familias y las personas son infelices porque no oran. Viven su fe de una manera fría o no la viven del todo. Conviven con el pecado, no les importa ofender a Dios. No se esfuerzan por poner en práctica las enseñanzas de la Iglesia para el crecimiento espiritual. Lógicamente Dios no bendice a aquellos que no lo aman, no lo honran, no buscan su gloria. Abren las puertas a la acción diabólica aquellas personas y familias en las que Dios nos es el centro de su existencia. El resultado del espiritismo es la desgracia, la falta de paz. El resultado de la Llama de Amor es la transformación del corazón y de los hogares.