CARTA No.175: Meditemos los dos párrafos del día 6 de Diciembre de 1964 en el Diario Espiritual.
Queridos hermanos, hoy les propongo que meditemos los dos párrafos del día 6 de Diciembre de 1964 en el Diario Espiritual. Se trata de la lucha entre la Llama de Amor y la llama de Satanás. En los comentarios anteriores se ha tratado de la lucha del Espíritu contra la “carne-el mundo y el Demonio”. La Virgen le dice a Isabel “vamos a apagar fuego con fuego”. Para que podamos gozar por toda la eternidad de la felicidad de Dios es necesario que la vida presente la vivamos en Cristo. Tanto en nuestro interior como en el exterior experimentamos la influencia de las fuerzas satánicas que quieren arrastrarnos a vivir “en la carne” y según los preceptos del “mundo”, es decir, “fuera de Cristo”. El “mundo-Demonio-carne” se afanan para que nuestra existencia terrenal sea un fracaso. Como discípulos de Cristo sabemos que estamos en la tierra solamente un corto tiempo. Estamos de paso. Es el tiempo de la prueba. Nuestra eternidad depende del amor con que vivamos estos cortos días que Dios nos da. Amor a Dios y amor al prójimo. El mensaje de María Santísima a la Iglesia y a la humanidad tiene por objetivo recordarnos esta gran verdad. En la parábola de los talentos se nos dice que el premio depende del empeño que pongamos en cumplir la voluntad del Señor. Esta realidad se ha perdido de vista en nuestro tiempo.
Cuando olvidamos esta verdad de Fe se pierde el sentido de la existencia. Si no existe el Cielo no vale la pena vivir. Muchísima gente se suicida porque no cree que más allá de la muerte haya una vida de eterna felicidad. Si existe el Cielo vale la pena soportar la lucha de cada día contra el Demonio, el mundo y la carne. La Virgen, con su Llama de Amor, quiere renovar en la Iglesia y en la humanidad entera la Esperanza. Los católicos debemos ser testigos ardientes del “mundo futuro”. Este mundo no es utópico, ilusorio, sino que ya está presente entre nosotros. Este es el mensaje del Evangelio. Somos ciudadanos ya de ese Reino aunque vivamos temporalmente en esta tierra. En los textos citados anteriormente la virgen dice: “yo haré en unión con ustedes un milagro”…esto solamente lo pueden comprender las almas puras y amantes de Dios. “Apagaremos fuego con fuego”. “El fuego del odio con el fuego del Amor”. Satanás cree que su victoria ya es segura pero “mi Llama de Amor cegará a Satanás”. “Las llamas que brotan de mi Amor apagan el fuego del infierno”. La Madre de Dios profetiza que su Llama de Amor “con una claridad inimaginable y con un calor saludable, inundará la redondez de la tierra”. Ahora viene la petición que la Inmaculada Madre de Dios nos hace: “para esto necesito Yo el sacrificio, tu sacrificio, el sacrificio de ustedes para que las mentes y corazones en los que arde el odio infernal, reciban la mansa luz de mi Llama de Amor”.
Isabel viene siendo un pequeño punto que la Virgen encendió en su Llama de Amor” para que su claridad encienda las almas. Nuestra Señora pide numerosas “almas sacrificadas que velen en oración” para que su Llama de Amor inunde la tierra. Ella pide que formemos una “fila estrechamente apretada porque la fuerza del sacrificio y de la oración quebranta la llama del odio infernal”. Ella profetiza que “los malignos se reducirán cada vez más, su llama que arde de odio se apagará y el resplandor de mi Llama de Amor llenará todas las regiones de la tierra”. Es interesante que la Virgen cuenta solamente con el sacrificio y la oración para derrotar a Satanás. La Iglesia tiene en sus manos todos los elementos para traer la Paz a este mundo convulsionado por la llama del odio infernal. La Madre de la Iglesia busca que sus hijos “despierten”, que abran los ojos y comprendan que Satanás no resiste el poder del sacrificio y de la oración. Ella pide que formemos una fila, un ejército, totalmente decidido a dar la batalla. Tenemos asegurada la victoria. Cada uno debe convertirse en un propagador incansable de la Llama de Amor para que las cosas cambien. No cambiarán desde fuera, sino que el mundo se transformará desde dentro, desde el corazón. Esa es la profecía del Inmaculado Corazón de María, Ella al final triunfará, con nosotros o sin nosotros. Por eso vale la pena integrar su ejército.