CARTA No.108: ¿En qué consiste pues la Devoción a la Llama de Amor?
Yolanda de México dice: Ud. enseña que la Llama de Amor no consiste en rezar el Rosario con la jaculatoria, ni en hacer el cenáculo tal como nosotros lo hacemos. ¿En qué consiste pues la Devoción a la Llama de Amor?
Respuesta. Utilizar la jaculatoria, sea fuera o dentro del Rosario, rezar el cenáculo sea en familia, sea con otras personas es UNA PARTE de la Devoción. Si nos limitamos a esas prácticas nos quedamos a mitad del camino. Las prácticas devocionales son nada más el “inicio” de la Devoción a la Llama de Amor. Es necesario seguir avanzando indefinidamente. En el Diario Espiritual se nos piden muchas cosas que es necesario ir implementando, tanto a nivel personal, como a nivel familiar, como a nivel social. Se trata de un “estilo de vida” más que de prácticas, aunque ese estilo de vida comporta necesariamente prácticas que nos ayudarán vivir intensamente lo que la Virgen y Jesús nos piden. Creo que lo primero que el Diario nos propone es renovar tanto de modo personal como familiar la oración en familia. Ese es el punto de partida que nunca se debe abandonar y más bien se debe ir acrecentando a lo largo de la vida. La oración es la base de todo. Principalmente, pero no exclusivamente, el rezo cada vez más perfecto del Rosario de la Llama de Amor. Más allá del Rosario está entrar en la oración permanente e ininterrumpida por medio de la repetición interior, llena de unción, de la jaculatoria. El modelo es la “oración del corazón”, llamada “oración de Jesús”, tal como nos lo enseña la tradición oriental.
Al repetir la jaculatoria se le cierran a los espíritus malignos las puertas de entrada: la inteligencia, la memoria, la imaginación, la sensibilidad del corazón. La atención del alma se centra en Jesús de manera permanente a lo largo del día y de la noche. Sigue después el descubrimiento del efecto de gracia de la pasión de Cristo en nuestras vidas. Los dolores de Cristo pasan a ser nuestros dolores. Se nos llama a vivir contemplando las llagas de Nuestro Señor Jesucristo de donde la jaculatoria saca su infinito poder contra Satanás. La reparación de nuestros pecados por medio de los actos de arrepentimiento y los sacrificios ofrecidos por esta intención deben convertirse como la columna vertebral de nuestro día. Esta unión a Cristo crucificado y resucitado se concreta en la vivencia de los santos sacramentos, especialmente el de la Eucaristía. Cristo presente en el Santísimo Sacramento del altar y en particular la Santa Misa ciegan, más que cualquier otra cosa a Satanás. La familia, los miembros del hogar, deben descubrir que la Parroquia no es una iglesia cualquiera, sino que debe ser el centro de su vida espiritual y el lugar en donde encontrarán las raíces de su crecimiento en Cristo. La Llama de Amor se debe desarrollar en la Parroquia no como un movimiento o un grupo que haga competencia a otros sino que debe ser para cada comunidad parroquial un vehículo para dar a conocer el “instrumento” que la Virgen da a toda la Iglesia para fortalecerse y combatir victoriosamente a Satanás. La Llama de Amor nos lleva a descubrirnos dentro de la Iglesia como miembros vivos y participantes en el proceso permanente de construcción del Pueblo de Dios.
De manera especial la Virgen nos quiere llevar a la intimidad personal con Ella y Jesús. Para eso nos pide que cada noche, de las dos de la mañana en adelante, en medio de la soledad y del silencio tengamos un período de vigilia de oración. Este tiempo es básico, fundamental, imprescindible para que la Llama de Amor se convierta en el alma de nuestra vida cristiana. En el silencio de la noche Jesús busca corazones para compartir con ellos sus tesoros más íntimos y valiosos. La lucha contra Satanás no es el punto primordial, más importante, de la Devoción. El punto central es el crecimiento en Cristo Jesús. La victoria contra el maligno es una consecuencia de la intimidad con Jesucristo. El objetivo de la gracia extraordinaria de la Llama de Amor es la santificación de todos y cada uno de los miembros de todas la familias del mundo, en primer lugar de las católicas. La Iglesia , según la visión de la Virgen, debe renovarse desde las raíces poniendo en práctica sus enseñanzas a Isabel Kindelmann. Ella quiere que nos alistemos en su ejército para provocar el reguero de pólvora y demos a conocer con urgencia a todas las familias esta gracia. El Demonio, gigante con pies de barro, no resistirá el poder de intercesión de la Virgen María ante su Hijo. La lucha será muy fuerte y dolorosa, pero Nuestra Señora lo ha dicho: Yo el Rayo Hermoso de la Aurora, cegaré a Satanás. El objetivo de la Llama de Amor es renovar a la Iglesia desde sus raíces enfrentando victoriosamente al ataque diabólico de los últimos tiempos.