CARTA No.79: Una madre de Colombia me escribe: “Estoy en la lucha para conseguir la liberación para mi hijo”.
Respuesta. Numerosísimos padres y madres de familia cristianos llevan en su corazón el dolor de ver a sus hijos envueltos en la conducta homosexual. Como dice esta madre, “están en la lucha para conseguir la liberación de sus hijos”. Esta actitud es muy encomiable y así debe ser. Sin embargo hay que ir más allá de la “homosexualidad” en sí misma. Hay que estar en lucha no solo contra la homosexualidad, sino contra todo lo que se opone al reino de Dios en los hijos. En el Diario Espiritual no encontramos ninguna alusión directa a la homosexualidad. Creo que esto hubiera sido dar demasiada importancia a un pecado que, aunque muy grave, no tiene por qué centrar el combate espiritual. El discípulo de Cristo, para entrar en el Reino de los Cielos, debe luchar permanentemente contra todo aquello que lo aparta del plan de Dios. Desgraciadamente hay padres de familia que apoyan la homosexualidad de sus hijos y luchan por los “derechos de los homosexuales” creyendo que así les ayudan. El Diario Espiritual va directo a la solución de la homosexualidad y de todos los pecados: la solución es la intimidad con Cristo Jesús. No convirtamos el problema de la homosexualidad en una “obsesión” como lo hace el “mundo-demonio-carne”. Vayamos a la solución de todo pecado. San Pablo en su carta a los Romanos, en el capítulo primero da la explicación de cómo revertir la homosexualidad y en general todo pecado.
La causa profunda de esta desviación del sentido natural de la la sexualidad humana es que los hombres “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido”. …”Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de su corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos…,” “honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador…” “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas…” …”Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen…” (Rom 1, 21-32). Si el pecado en todas sus formas viene de hacer a un lado a Dios, la solución está en regresar de corazón a ese Dios que nos sana y libera de la cautividad del pecado. Eso es lo que hizo Jesús: predicó, sanó y liberó. Ese es el mensaje de la Llama de Amor. A mi modo de ver en la homosexualidad, como en todo lo que se opone al Reino de Cristo, está la acción diabólica. La solución está en la acción del Espíritu Santo en lo profundo de la persona. El cristiano es una “nueva creación”. Al volvernos a Jesucristo, tal como lo va definiendo el itinerario trazado por las enseñanzas de Jesús y María en el Diario Espiritual, los demonios van siendo cegados. El Reino de los Cielos exige violencia contra sí mismo. No se puede entrar si no se renuncia a sí mismo, a las malas tendencias que son fruto del pecado original.
La libertad de las cadenas que los espíritus malignos han puesto a todo hombre exige un precio sumamente alto: la muerte de Cristo. Mientras no comprendamos esto vamos a estar dando palos contra el aire. Todos los seres humanos, sin excepción, venimos con la sexualidad profundamente afectada y de diversas maneras. La homosexualidad no es más que una variante de estas afectaciones. Hay un problema muy serio: la pérdida de la Fe. No se cree en la acción diabólica, y si se cree, no se la comprende. No se entiende que la principal acción del Demonio está en la inteligencia y en los sentimientos de las personas. La perversión de la inteligencia y la perversión del corazón. Cuando el Demonio ciega la inteligencia y ata el corazón el hombre se precipita en las perversiones sexuales. Tiene que actuar entonces la gracia de Dios para romper esas cadenas. Ésta se obtiene por los medios que ya conocemos. Si queremos ayudar a nuestros hijos a huir del pecado en general y especialmente de la “corrupción” de la carne, ante todo debemos ayudarles a descubrir a Jesucristo vivo. Esta es la gracia de la Llama de Amor. El Inmaculado Corazón de María es en la manos de Dios el instrumento privilegiado para proteger de la acción diabólica. La Virgen no es un ser etéreo e inoperante, fruto de la sensibilidad religiosa. La Virgen es una realidad totalmente concreta y actuante. En los designios de Dios la gracia eficaz nos viene de Ella ya que todas las gracias están en Jesucristo su Hijo. El camino hacia el Reinado de Cristo en las familias es el Inmaculado Corazón de María. Quien tenga oídos que oiga, quien tenga ojos que vea.