CARTA No.37 : ¿Hay mucha gente afectada por la acción diabólica?
Juan Carlos, de Nicaragua pregunta:¿Hay mucha gente afectada por la acción diabólica?
Respuesta: A mi manera de ver y de acuerdo a mi humilde experiencia hay muchísimas personas y familias enteras afectadas por la acción diabólica, no en el campo de la posesión auténtica que es bastante rara, sino en los diversos grados menores de influencia demoníaca. Es en este terreno amplio de las afectaciones que desempeña su papel más preponderante la gracia de la Llama de Amor. Es una desgracia que en la Iglesia se haya perdido la “escuela del exorcismo”. La Virgen María al darnos la Llama de Amor viene a suplir esa deficiencia sobre todo en el clero y abre a los laicos la gran posibilidad de ejercer lo que Jesús dice con todas las letras en el Evangelio: “Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios” (Mc 16,17). La lucha contra Satanás no es un campo y deber exclusivo del exorcista oficial, ni de los sacerdotes, sino también de los laicos. El exorcismo oficial propiamente dicho sólo lo puede hacer el Obispo y el Sacerdote Exorcista delegado por el Obispo. Los que se llamaban exorcismos “privados” y ahora se llaman oraciones de liberación los pueden hacer los sacerdotes y los laicos. ¿Quiénes son los laicos? Aquellos bautizados que no son sacerdotes ni pertenecen a las órdenes religiosas. Son la inmensa mayoría del Pueblo de Dios.
Por lo tanto los padres de familia, los hijos y los demás miembros del hogar pueden hacer lo que llamamos oraciones de liberación en las cuales se pide al Señor que expulse a los espíritus malignos. No se requiere ningún permiso de las autoridades religiosas, ni del obispo ni del párroco. Con el abandono de la práctica del exorcismo a nivel general en la iglesia se ha llegado a una confusión en la que se restringe el poder de expulsar a los demonios al exorcista oficial. Los sacerdotes han quedado con las manos atadas para ejercer un ministerio que es parte integrante de su sacerdocio y tan necesario para auxiliar a tantos fieles afectados por las intervenciones demoníacas. Todo sacerdote puede y debe ejercer el ministerio de liberación, inherente a su condición de pastores, ya que solamente en caso de verdadera posesión el exorcismo oficial es restringido al exorcista nombrado por el Obispo. Todos los creyentes tienen, de acuerdo al Evangelio, el poder de expulsar a los demonios. Por el bautismo participamos en el Sacerdocio de Cristo y en su poder para reprender y expulsar a los espíritus malignos. Con el paso del tiempo se llegará a recuperar en la totalidad de la Iglesia esta verdad de Fe.
Por prudencia o por miedo a que los laicos sin formación se “enreden” en este terreno de lo demoníaco la autoridades eclesiásticas restringen en la práctica esta condición propia de todo cristiano. El campo de lo demoníaco atrae a mucha gente curiosa e imprudente. La Virgen María nos da una solución a la necesidad de que los laicos asuman responsablemente el combate contra las tinieblas al darnos la gracia de la Llama de Amor. No nos invita a enfrentar al demonio con órdenes dadas en el Nombre de Jesús, sino que nos invita a “suplicar” a su Inmaculado Corazón que derrame el efecto de gracia de su Llama de Amor que tiene el mismo efecto: “cegar a Satanás”. El Demonio queda limitado y vencido en aquellas familias que han asumido la totalidad de la gracia que María nos ofrece: al crecer en el grado de santidad cristiana y al utilizar la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor” los espíritus malignos son vencidos y la familia recupera la Paz. Debemos ir aprendiendo a discernir la presencia de la acción de los espíritus malignos y a utilizar todos los medios que nos da la Iglesia para combatirlos.