CARTA No.38: Juan Carlos de Nicaragua sigue preguntando

No comprendo bien. Según Ud. todo bautizado tiene, la facultad de hacer exorcismos, pero la Iglesia no nos deja hacerlo ni a los sacerdotes ordinarios ni a los laicos. ¿Es así? ¿Por qué?


Respuesta: Volvemos a explicar mejor. En el Evangelio se nos dice “Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios” (Mc 16,17). En la Iglesia primitiva una de las pruebas de la divinidad de Jesucristo y del cristianismo era precisamente la expulsión de demonios que era hecha por sacerdotes y por laicos, incluso por niños y gente muy sencilla. Tertuliano, San Justino, Lactancio, San Hilario, San Cipriano, San Atanasio, etc. que fueron personajes de la antigüedad lo dicen en sus escritos en defensa del cristianismo. Por nuestro bautismo todos somos partícipes del poder de Jesucristo contra los demonios. Hay que tener en cuenta que esta participación sin embargo depende en mucho de la responsabilidad pastoral que se tenga en el pueblo de Dios (Obispos y sacerdotes) y de la santidad de vida de las personas. Los Obispos, por ser sucesores de los Apóstoles, por su cargo pastoral, tienen la suprema autoridad sobre los espíritus malignos. La historia nos dice que muchísimos sacerdotes santos no eran exorcistas y sus oraciones eran tan agradables a Dios que Dios respondía a ellas concediendo la expulsión de los demonios.

En el caso de los laicos también la historia nos dice lo mismo: religiosas santas, madres de familia, padres de familia, etc. recibieron del Señor el carisma de expulsar a los demonios y dones espirituales ligados al don de exorcismo (don de visión de los demonios, de las almas, palabras de conocimiento, etc.). En teoría todos los bautizados tenemos el poder de expulsar a los demonios por el Nombre de Jesús. En la practica no es así. Con el paso de los siglos la costumbre de que los laicos hicieran exorcismos se fue restringiendo y esta pastoral de liberación fue quedando limitada por el poder pastoral de los Obispos. ¿La razón de esta limitación? Los abusos. En los Hechos de los Apóstoles se nos dice que unos exorcistas judíos salieron muy golpeados cuando al enfrentar al Demonio utilizaron el Nombre del Jesús que San Pablo predicaba (He 19,13). El campo del combate contra los espíritus malignos requiere de mucha sabiduría espiritual. Muchas personas sin las gracias necesarias se meten imprudentemente a enfrentarse con el Demonio. Son bautizados y creen en Jesucristo, como dice el Evangelio, pero no llevan la sabiduría de Dios.

El abuso no quita el uso dice un proverbio latino. Se pasó de un extremo al otro. En el caso del exorcismo hay que tener en
cuenta algo muy importante: lo que se hace oficialmente en nombre de la Iglesia, y lo que se hace “privadamente” en nombre propio y que no compromete a la Iglesia oficial. Aquí hay una divergencia de opiniones entre gente de Iglesia. Unos llegan al extremo de enseñar e nadie puede decir “en el nombre de Jesús yo te ordeno”, porque ya sería un exorcismo y estaría prohibido. Otros animan a todos los bautizados a enfrentase al Demonio con el Nombre de Jesús. Debemos ir a la enseñanza de los moralistas aprobados por la Iglesia para tener un criterio correcto. Éstos teólogos nos dicen que los “laicos pueden practicar el exorcismo de una manera privada y secreta” (Prummer); “El exorcismo privado puede ser ejecutado por todos los fieles…la eficacia de este exorcismo no se deriva de la autoridad de las oraciones de la Iglesia, ni es realizado en nombre de la Iglesia, sino por el poder de Dios y de Jesucristo” (Noldin).


Todos los sacerdotes deberían hacer los exorcismos privados (que ahora se llaman oraciones de liberación). En resumen según la enseñanza tradicional de la Iglesia los laicos pueden hacer exorcismos privados. Sin embargo hay que tener en cuenta algo muy importante y es la prudencia pastoral. Para evitar daños hay que estar en primer lugar instruidos y en segundo lugar contar con la supervisión y apoyo de un sacerdote aprobado por el Obispo. Viendo al avance tremendo de la acción diabólica en contra de la Iglesia el P. Amorth había pedido que todos los sacerdotes fueran facultados para hacer exorcismos. En realidad si todos los sacerdotes utilizaran la facultad que tienen de hacer exorcismos privados (oraciones de liberación) se cumpliría en mucho su deseo. La gracia de la Llama de Amor va en esta línea: que los laicos vayan aprendiendo a combatir al Demonio dentro de su propio hogar. Las ideas revolucionarias (posturas extremistas) nos exponen a mucho daño espiritual y físico en este terreno. La Virgen es muy prudente y nos irá enseñando a utilizar el poder que da el Evangelio a todo creyente para rechazar a Satanás con su Llama de Amor. Con María Santísima estamos seguros de no cometer errores en este campo pues confiamos en que Ella va adelante de nosotros cegando a Satanás.

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