LAS PRÁCTICAS DEVOCIONALES Y LA LLAMA DE AMOR (3)

LA DEVOCION AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 El fruto de la Llama de Amor tiene como resultado llevar a las familias al descubrimiento de Cristo como una persona viva. Para infinidad de bautizados Jesús es alguien lejano; una figura admirable  y digna de adoración, pero prácticamente ausente de su vida. A medida que la descristianización ha ido avanzando en la cultura moderna Cristo se vuelve cada vez menos presente y menos reconocido como Dios hecho hombre. Los mismos cristianos han perdido la conciencia del Cristo vivo.  Estamos en una sociedad paganizada y materializada que nos ha contaminado con su ateísmo práctico. 

Satanás quiere reinar en las familias, nos dice la Virgen María. El objetivo de la devoción a la Llama de Amor es que sea Cristo quien reine en los hogares como Dios y Señor. Jesús es la Llama de Amor. Su Divino Corazón debe ser lógicamente el centro de esta devoción. Del Costado de Cristo mana la sangre y el agua que nos redimen. En el Diario Espiritual Jesús quiere ser conocido, amado, respetado, adorado. Quiere ser el Rey y Señor del hogar y de cada corazón. La Consagración de la familia y de la casa al Sagrado Corazón de Jesús es un fruto que viene como consecuencia de la devoción a la Llama de Amor. 

Igualmente la consagración al Corazón Inmaculado de María ya que ambos son inseparables y deben ser honrados juntos. La familia debe ser una escuela del amor a Dios en donde todos y cada uno, y especialmente los niños, aprendan a creer en Dios, a adorarlo, a esperar en Él y a amarlo, tal como el ángel de la Paz nos lo enseña en Fátima. La renovación del mundo no vendrá de los grandes “movimientos” sino del trabajo humilde, oculto, doloroso y perseverante en el interior de las familias. Primero las familias católicas y desde ellas a las demás no católicas y no cristianas. 

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