CARTA No.328: ¿POR QUÉ DICE UD. QUE EL PROTESTANTISMO ES DIABÓLICO?

Julián, de Phoenix, Arizona dice: En uno de sus comentarios Ud. dice “que el protestantismo es diabólico”. ¿Por qué dice Ud. eso? Yo era católico pero aquí en los Estados Unidos me volví protestante. Los pastores dicen que el catolicismo es diabólico porque se basa en tradiciones de hombres y no en la Palabra de Dios. El protestantismo se apoya totalmente en la Palabra de Dios. 

Respuesta: La palabra diabólico significa que “está inspirado por el diablo”. No quiero ofender a las personas que siguen las enseñanzas de Lutero, Calvino y seguidores a través de los últimos quinientos años de historia de la Iglesia. Me refiero a la doctrina y consecuencias que resultaron de las actitudes, pensamiento y acciones de Martín Lutero y sus seguidores. La principal acción de los demonios es la de confundir la mente, el corazón y la memoria para apartarlos de la Verdad que es Jesucristo. El modelo de esta confusión está en Adán y Eva. La Biblia está llena de personajes que actúan persuadidos de que tienen razón cuando en realidad, desde el punto de vista de la Palabra de Dios están equivocados. Ejemplos de este tipo: los falsos profetas, muchos reyes de Israel, los falsos doctores (1 Tim 4,1; 2 Tim 4,3), los escribas, fariseos y sacerdotes, Jonás, el “pueblo” cuando se da a la idolatría, o cuando rechaza a Jesucristo en la cruz, etc. Jesús dijo de ellos: “no saben lo que hacen”. Podemos estar persuadidos de que tenemos la verdad, de que estamos en lo cierto. Hay una conciencia que se llama “errónea” porque considera como verdadero aquello que de por sí es falso. El error proviene de una información falsa, aunque la persona tenga buena voluntad y excelentes intenciones. 

El protestantismo de hoy es el heredero del caos generado hace cinco siglos por una multitud de personas y circunstancias de esa época. Muchas de estás “páginas históricas” son realmente vergonzosas tanto de parte de los que profesaron el catolicismo de ese tiempo como de los que pretendieron “reformar la Iglesia”. Cinco siglos de amargas controversias teológicas, de luchas generadas por intereses políticos, de manipulaciones sesgadas de los hechos históricos, de odios viscerales, y de mutua ignorancia nos han alejado del Evangelio de Jesucristo. Toda esta división en el Cuerpo de Cristo está lo aceptemos o no influenciada y manipulada por el mundo de las tinieblas. La Biblia escrita no es todo. La Palabra de Dios escrita no existiría sin la Tradición. Cualquiera puede interpretar la Biblia a su manera. Sin la ayuda del Magisterio la interpretación libre de la Biblia genera un terrible caos. Ese caos se da en el protestantismo. Cada uno es cristiano a su manera. Esa es la herencia de Martín Lutero. El objetivo de Satanás es la ruptura de la unidad. ¿Por qué es a mi modo de ver “diabólico” el protestantismo? Porque priva a sus seguidores de lo más importante para la autenticidad de la vida cristiana: la Eucaristía, la real presencia de Cristo en las especies del pan y del vino. 

Partiendo de aquí viene todo el descalabro del protestantismo. Se niega a la misa su calidad de Sacrificio redentor de Jesucristo, se niega el sacerdocio ministerial, se repudia el perdón de los pecados en el sacramento de la reconciliación, se separa la Palabra de Dios de la Tradición, cada uno subjetivamente inspirado por el Espíritu Santo interpreta las Sagradas Escrituras, se divide la Iglesia en multitud infinita de pretendidas iglesias o denominaciones, se minimiza la naturaleza y el papel de María Santísima en el Plan de Dios hasta llegar al rechazo o desprecio a la Madre de Dios. El protestantismo no tiene algo que es esencial en la Iglesia de Dios: el orden que viene del Espíritu Santo: la comunión en la caridad y en la Fe. Seguiríamos enumerando una interminable lista de puntos negativos. Podemos criticar a la Iglesia Católica hasta la saciedad. Hay que tener en cuenta que una cosa es la Iglesia y otra son los “hombres” de Iglesia que pueden fallar. Esto es lo fundamental: si alguien sigue fielmente la doctrina católica que nos viene de los Apóstoles y que es custodiada por el Magisterio, llega a la salvación. Si alguien se mete en los torcidos vericuetos del protestantismo llega a la incertidumbre porque cada pastor, con la Biblia en la mano, se siente autorizado para pontificar. Millones de ingenuos católicos mal formados han caído en las redes de un protestantismo polifacético. Allí están felices. Es cierto, hay mucho “de bueno” en el protestantismo, pero eso “de bueno” es lo que proviene de la Iglesia Católica. Los católicos debemos aprender de ese ardor para evangelizar que caracteriza a las sectas. Sin embargo los que están al frente de estas sectas tienen el deber ante Dios de iluminar su propia conciencia para no hacerse reos de conducir al error a miles de personas que no conocen los fundamentos de la Fe.

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