CARTA No.313: MI ESPOSO PERTENECE A LA MASONERÍA.
NO SÉ CÓMO ACTUAR EN EL INTERIOR DE MI HOGAR PORQUE MI MARIDO INSISTE EN INVOLUCRAR A MIS HIJOS EN ESAS DOCTRINAS.
Una madre de familia dice: Tengo en mi matrimonio un problema muy grande que me agobia a tal punto que me siento tentada de abandonar la lucha. Mi marido pertenece a la masonería, ocupa un alto grado. Yo quiero llevar adelante el programa de la Llama de Amor y que mi familia sea un santuario. Mi marido se opone, quiere influir en mis hijos y transmitirle sus ideas. Esta lucha permanente en el interior del hogar me fatiga y desanima.
Respuesta: Los discípulos de Cristo fuimos enviados por Jesús como ovejas en medio de lobos. Desde hace dos mil años el Buen Pastor ha acompañado a sus débiles ovejitas para protegerlas del maligno. No se angustie de su situación ni baje los brazos en esa lucha. Deje que Jesucristo luche por Ud. y por sus hijos. La masonería tiene los pies de barro, se asienta sobre las ambiciones de una perfección meramente humana. Sus armas son limitadas y débiles. Ellos no trabajan para la Vida Eterna. Solamente ofrecen valores temporales, caducos, pasajeros. La Iglesia esa una obra divina, se asienta sobre el poder de Cristo Jesús. Emplee las armas de Dios, no las armas de los hombres, y usted vencerá. Con la ayuda del Espíritu Santo llegará a cumplir la vocación que el Señor le ha dado. El Señor quiere que sea testigo de Cristo vivo, resucitado, en el interior de su hogar. Es cierto, es muy duro tener un cónyuge que ha perdido la fe, y en el caso de su marido, se ha dejado atrapar por las ilusiones que ofrece la masonería. Sin embargo Ud. es más fuerte que su marido. La fe le aporta recursos ilimitados para dar testimonio de Jesucristo ante sus hijos. La Virgen María, en los mensajes de la Llama de Amor, le pide que ponga en práctica sus enseñanzas. María dice que su gracia se extenderá suavemente, sin hacer escándalos, ni por medio de luchas. La Virgen nos pide que ante todo oremos intensamente por la conversión de nuestros seres queridos, que ofrezcamos por ellos sacrificios y penitencias. Las discusiones no sirven de mucho.
La masonería cultiva en sus seguidores un profundo orgullo. Ellos se sienten superiores a todos los demás. Pretenden construir con sus propias fuerzas el “hombre perfecto e ideal”. De la “piedra bruta” (el hombre profano, que no es masón), tendrá que salir el hombre perfecto, la “piedra cúbica” lisa, perfectamente labrada por medio de sus ritos de iniciación y de sus grados. Todo esto sin la ayuda de Dios. Es el propio hombre que se construye a sí mismo. Es el gran pecado de Satanás, la soberbia. Por eso mismo la masonería tiene los pies frágiles ya que ningún valor humano puede satisfacer el corazón del hombre creado para encontrar en Dios su felicidad. En la raíz de la masonería está precisamente el orgullo diabólico. Está Satanás. ¿Qué hacer en su caso, además de orar y sacrificarse por la conversión de su marido? Proteja a sus hijos. Trate de llevarlos a los pies de Jesucristo. Que lo conozcan y lo amen por sobre todas las cosas. Ayúdeles a conocer la Palabra de Dios, a amar a la Iglesia desde lo más profundo de su alma. A recibir y vivir los sacramentos.
Cuando el niño descubre que es el Espíritu Santo el que lleva al ser humano a su plenitud los argumentos racionalistas de la masonería no tienen influencia. Si oramos con humildad y fe recibimos las gracias que pedimos. El programa de formación de la masonería consiste en ir gradualmente cegando la fe cristiana de los iniciados. En los primeros grados esto no se nota tanto, pero a medida que se va avanzando la fe se va perdiendo totalmente. Las sectas de espíritu masónico y sus grupos y movimientos afiliados, son fundamentalmente enemigos de la Iglesia. Las enseñanzas de Jesucristo y las enseñanzas masónicas son totalmente contradictorias. Es necesario que Ud. ayude a sus hijos formando en ellos un espíritu crítico que les permita discernir el error en las enseñanzas de su padre. Sus hijos, más que otros niños y jóvenes, necesitan formarse con gran profundidad en la fe de la Iglesia porque la masonería promueve el racionalismo. Niega que Dios se pueda revelar al hombre. Niega la divinidad de Jesucristo. Rechaza las enseñanzas de la Iglesia. Pero no tenga miedo, el Espíritu Santo que habita en Ud. la guiará hacia la plenitud de la Verdad.