CARTA No.252: RECOMENDACIONES PARA ORAR CON LA LLAMA DE AMOR (4) 

Las almas víctimas en el interior de cada familia. La Virgen pide que encendamos todos los corazones con su Llama de Amor para que Satanás sea cegado en el interior de la familia. Debemos comprender que la Virgen no pide la liberación y sanación de “una persona” sino de TODA LA FAMILIA y de TODAS LAS FAMILIAS.  Hay familias que se “sienten bien” porque viven su vida cristiana “a su manera”. Cumplen algunas “normas” externas. Los miembros van más o menos a misa, bautizan a los hijos, a veces “rezan”, “se portan aparentemente bien”, llevan las relaciones familiares de manera “aceptable”. Son cristianos “sociales”. Bajo la capa de cristianismo sin embargo lo que encontramos es un “vivir en la carne” (Ga 5,16-24). Cada miembro lleva su vida “religiosa” y “civil”  de manera independiente. La familia es algo así como un “hotel” que acoge a individuos que ejercen su derecho a vivir según sus convicciones. La Virgen le dice a Isabel que hay muchas familias “frías” en Hungría. Esta caricatura de familia cristiana se podría aplicar desgraciadamente a millones de hogares de bautizados católicos, y por supuesto de otras ramas del cristianismo. La angustia que la Madre de la Iglesia expresa en el Diario Espiritual es totalmente justificada. Ella denuncia la indolencia espiritual generalizada de sus hijos. “Hay muchas almas dormidas como estaba la tuya” (DE 19-5-963).  

María pide “arrepentimiento” por esta manera de vivir la fe. Hay que meditar seriamente los pasajes proféticos del Diario Espiritual en los que María describe las consecuencias de esta agonía de la fe. El triunfo de Satanás en el interior de millones de familias conducirá a la humanidad a “una gran sacudida”. Hemos dejado al Demonio el campo libre. La tierra, por la falta de fe de sus habitantes, se encuentra bajo el poder de Satanás. Se parece a un volcán que al explotar con su humo infernal, con su lluvia de cenizas, ahoga, mata, ciega y con su temblor derriba todo a su alrededor. Esta es ahora la terrible situación de la Tierra. Está hirviendo el cráter del odio. El mundo está oscurecido por el odio y contaminado por la lava sulfurosa y humeante de Satanás… (DE 19-5-1963; 24-5-1963, etc.). Se impone la conversión de todos los hogares católicos, la conversión “masiva” de las almas a la cual todos los debemos contribuir para que este mundo se salve. La familia católica debe ser “testigo vivo de Jesucristo”. El mensaje de la Llama de Amor es un programa de vida que cada familia debe aplicarse para que cada hogar se regenere desde el interior. En medio de todo este panorama desolador que María Santísima plantea en su mensaje hay una gran luz que nos debe llenar de esperanza. Ella dice: “Yo el Rayo Hermoso de la Aurora cegaré a Satanás” (DE 19-5-1963). 

El cumplimiento de esa profecía exige nuestra generosa colaboración:”Si fueran muchos los que piden ¡cuántos se convertirían”. “Con una sola petición pueden alcanzar la conversión masiva de las almas” (DE 24-5-1963). En muchísimos hogares la acogida de la Llama de Amor implica un combate dificilísimo . La indolencia espiritual  de años ha endurecido muchísimas almas. Son católicos pero refractarios al verdadero Evangelio. Quieren seguir viviendo la fe “a su manera” y la llegada de la Llama de Amor los irrita porque no quieren abandonar esa manera de vivir, en la carne. Muchos portadores de la Llama de Amor son almas víctimas en el interior de su familia. Se topan con la intransigencia y dureza de corazón de su familiares que no quieren renunciar a su falsa manera de ser cristianos. A estas almas que quieren evangelizar a los suyos hay que decirles que deben conservar la paz y la humildad. La conversión de las almas tiene su tiempo. El poder de la oración es increíble. No se pierde un alma cuando alguien ora por ella. Es necesario ir conquistando para María uno a uno los miembros de los hogares fríos. Esto no es fácil. Satanás se opone a la resurrección de las familias. Crea en el interior del hogar el rechazo a quienes llevan la Luz. El triunfo del evangelizador  viene con la humildad y perseverancia. Efectivamente el gran dolor es la “incomprensión” de los familiares que no quieren aceptar la luz y rechazan al portador. La Virgen no espera que todos se conviertan para considerar que una familia le pertenece. Basta que algunos enciendan en su alma la Llama de Amor para que María pueda actuar.

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