CARTA No.248: Manuel, de Bogotá, Colombia, dice:
Con frecuencia utilizo las oraciones de liberación para defenderme de las perturbaciones de los espíritus malignos y ayudar a otras personas que sufren. Leo sus mensajes y escucho sus audios en YouTube. Qué recomendaciones me da su merced para orar por liberación con la Llama de Amor?
Respuesta: En muchos comentarios anteriores he ido tratando de este tema. Con gusto trataré de resumir. En primer lugar me parece que debemos tener una fe total en el amor de la Virgen María por cada uno de sus hijos. Esa fe en el poder de su Inmaculado Corazón es el primer paso para progresar en la utilización del instrumento que Ella nos da para “cegar a Satanás”. María es todopoderosa, no porque Ella lo sea de sí misma, sino porque es voluntad del Hijo glorificar a su Madre, tal como el mensaje de Fátima (Pontevedra, Tuy) nos lo dice. Mientras más débil es el instrumento más humillante es la derrota del enemigo. María se considera a sí misma como la más pobre, más débil, más indigna ante Dios y su Hijo. Ella dice: soy la esclava del Señor. Por ese motivo Dios no tiene obstáculo para actuar a través de María. Si tenemos tal convicción la victoria está asegurada contra el Demonio. Éste tratará de debilitar esa fe pero nuestra perseverancia en la súplica a María Santísima logrará el triunfo. Esta fe en María nos lleva a una gran humildad en nuestro modo de orar. Es necesario someternos a la acción de la Virgen María, dejarla actuar, no adelantarnos a Ella, sino suplicarle con gran amor y unción que ciegue, someta, ate, expulse al enemigo.
La gran tentación que nos acecha es la de creer que somos nosotros los que liberamos. Queremos llevar la iniciativa en la oración, adelantarnos a María, ordenar al Demonio, querer ver resultados y manifestaciones de la derrota de los espíritus malignos. Debemos confiar en la sabiduría de la Madre que siempre respeta los tiempos de Dios para cada persona. Nuestra Señora dice que su Llama de Amor se extenderá suavemente, sin hacer escándalos ni manifestaciones llamativas. Lo mismo sucede cuando oramos con María. Es Ella con su estilo de Madre la que va derramando su amor sobre la persona que sufre los ataques de los diferentes actores del mundo de las tinieblas. No somos nosotros los que actuamos. Es Ella la que va llevando en su manera de proceder el plan de santificación que el Señor tiene para cada uno de sus hijos. Las afectaciones diabólicas no son en sí mismas malas. Son medios que Dios emplea para realizar en nosotros la salvación. El tiempo es un factor importantísimo, nos lleva a la paciencia y a la esperanza. María es paciente, a veces nos parece lenta. Nosotros quisiéramos rapidez y vernos liberados de la noche a la mañana. Es un gran error.
La gracia de la Llama de Amor debe abarcar a toda la familia y no solamente a la persona afectada. La Madre es una gran educadora. Nos enseña a orar a medida que oramos con Ella. Nos va haciendo descubrir que no solamente los demonios son actores en los problemas espirituales. Cada familia debe ser edificada, iluminada, protegida, sanada, liberada, conducida hacia Jesucristo para que pueda lograr el objetivo del Creador: llevar a sus miembros a la santidad más elevada y a la Vida Eterna. En el seno de cada hogar los espíritus malignos y sus colaboradores trabajan incansablemente para desviarlo del conocimiento de Jesucristo. La misión de María es llevar a sus hijos a su Hijo. La Llama de Amor debe ser acogida en cada familia como el instrumento que cegará a Satanás. Todos en cada hogar debemos aprender a orar con María en este gran proceso de la santificación de las almas y este proceso implica inevitablemente el combate contra las fuerzas de las tinieblas. Allí donde la Llama de Amor es aceptada la Virgen comienza su labor maternal de educadora en el combate espiritual. Con Ella aprenderemos a ir superando la acción diabólica en el seno de las familias. (En los próximos comentarios completaré esta pregunta)