CARTA No.177: ¿Cómo iniciar en el interior de la familia el proceso de la Llama de Amor?

Respuesta: Debemos ir a lo que María Santísima nos enseña. El 6 de Diciembre de 1964 la Virgen dice: “Vamos a apagar fuego con fuego… El fuego del odio con el fuego del Amor. El fuego de Satanás… Las llamas que brotan de mi Amor apagan el fuego del infierno”. Hay dos llamas: la llama de Satanás que es odio a Dios y al hombre. La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María que es Amor de Dios al hombre. San Juan nos dice en su primera carta que es Dios quien amó primero al hombre y le entregó a su Hijo para que el mundo no perezca bajo los ataques del Demonio. La enseñanza de la Virgenes clarísima: el punto de partida y de permanente dinamismo de la gracia de la Llama de Amor en en el interior de la familia es poner en práctica el primer mandamiento de la Ley de Dios: “Amarás a Dios…amarás a tu prójimo”. ¿De dónde viene el desastre de las familias? ¿Por qué se separan? ¿Por qué se destruyen? ¿Por qué infinidad de hogares aunque permanezcan unidos son un verdadero infierno en donde reina el dolor y la amargura? La respuesta es simplista: porque los padres de familia no se aman, porque no hay verdadero amor en el interior del hogar.

Debemos estudiar la primera carta del apóstol San Juan para comprender el dinamismo de la Llama de Amor. “El que no ama no conoce a Dios porque Dios es amor”. “Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios”. “Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo para que tengamos vida eterna por medio de Él”. “En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados”. “…ya que Dios nos amó tanto, sin duda nosotros también debemos amarnos unos a otros”. “…si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros”. “Dios es amor, y todos los que viven en amor viven en Dios y Dios vive en ellos; y al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto”. “Nos amamos unos a otros, porque Él nos amó primero” (1 Jn).

La raíz del odio está en Satanás. El Demonio es odio a Dios y odio al hombre. Su principal empeño es dañar al hombre, volverlo infeliz, destruirlo. No puede hacerle daño a Dios, entonces para herir a Dios hiere a sus hijos que somos nosotros. El plan de la Virgen para renovar las familias es sencillo: en primer lugar restaurar el amor en los corazones de los padres de familia, sanándolos de sus heridas y liberándolos de la acción diabólica. Por medio de los padres educar a los hijos en el amor a Dios y al prójimo. La felicidad de una familia consiste en que sus miembros se amen. La estrategia de Satanás es sembrar el odio en el interior de los miembros del hogar. El milagro que la Virgen promete a la familia que la acoja es restaurar el amor en los corazones. ¿En qué consiste amar a alguien? En procurar el bien a la persona amada. Amo a alguien no cuando experimento sentimientos o emociones agradables sino cuando le procuro el bien. ¿Cuál es el mayor bien que puedo procurar a alguien? La Vida Eterna. Esto solamente Jesucristo lo puede procurar.

Nadie nos ha amado más que Dios mismo, porque entregó a su Hijo para procurarnos la felicidad eterna. Nos amamos cuando nos ayudamos a crecer en santidad. Acoger la Llama de Amor en familia implica poner en práctica el primer mandamiento. La lucha contra el mundo, el Demonio y la carne se concentra en este punto. Es necesario aprender a amarnos con los criterios de Cristo, no con las apetencias del mundo y de la carne. Todas las familias experimentan la necesidad de la gracia de Dios para desprenderse de las actitudes egoístas que destruyen el verdadero amor. En esa lucha diaria contra las malas tendencias encuentran el poder de Dios y el consuelo de la victoria en la poderosa intercesión de María. En ciertas familias el combate puede ser muy difícil y doloroso. Sin embargo debemos estar seguros de que al ir poniendo en práctica las enseñanzas del Diario Espiritual, los hogares se irán restaurando. Las relaciones entre sus miembros llegarán a ser según Cristo. El mundo, el Demonio y la carne resultarán cegados por la acción de María en los corazones. El reguero de pólvora de que habla la Virgen se convertirá en una cadena de amor.

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