CARTA No. 164: ¿Cómo hacemos para orar por sanación y liberación con la Llama de Amor? ¿Qué debemos tener en cuenta cuando oramos por la sanación y liberación de las personas con la Llama de Amor?
Respuesta: No es fácil explicar el procedimiento para orar con la Llama de Amor cuando nos encontramos con personas afectadas por la acción de los espíritus malignos. La realidad es que todos los días aprendemos algo nuevo. Todas las personas somos diferentes. Aunque hay semejanzas sin embargo cada caso es único. Debemos ir aprendiendo en este camino de la oración de liberación. Propongo esta manera de orar a los padres de familia en el interior de su casa y en favor de los miembros del hogar. Lo más importante es que todos los miembros de la familia cultiven una total confianza en el poder que María Santísima tiene sobre el mundo de las tinieblas. Aunque este mundo es muy confuso y complicado debemos tener en cuenta que por voluntad del Hijo su Madre ejerce un poder total sobre los demonios, los brujos, las almas y cualquier otro ente espiritual que tenga influencia sobre las personas. Ese poder, claro está, consiste en la intercesión de la Madre de la Iglesia en favor de sus hijos. El que sana a los enfermos y aplasta la cabeza de la serpiente siempre es Jesús, pero lo hace por el pie de su Madre. Para nosotros esta realidad debe llevarnos a cultivar en primer lugar gran humildad en nuestra manera de orar y de proceder. Quien preside la oración (el padre, la madre, o algún otro miembro de la familia, o incluso algún invitado) debe, al inicio de la oración invocar en voz audible al Inmaculado Corazón de María. Se suplica a Nuestra Señora que se haga presente en medio del hogar. El tono de nuestra voz debe ser muy humilde, lleno de unción, de confianza total, de absoluto amor hacia aquella que nos ama con el mismo amor del Hijo.
Oramos sabiendo que todo viene del Padre y todo va al Padre por medio del Hijo en el Espíritu Santo. Si Cristo es el único Señor y Mediador de todas las gracias que vienen del Padre Celestial, María es la gran mediadora entre nosotros y el Hijo. Claro está que podemos invocar directamente al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo. Sin embargo siempre vamos a Padre por el Hijo en el Espíritu. Conviene suplicar a María Santísima desde el inicio de la oración que tome autoridad sobre los entes espirituales maléficos y maleficieros (hechiceros) que estén en el lugar en donde vamos a orar. Pedimos a la Virgen que los ciegue, los ensordezca, los enmudezca, los ate, los expulse y clave a los pies de la cruz en el monte calvario. Que les prohiba volver contra nosotros para que no perturben la oración. Igualmente le suplicamos que ate, ciegue, ensordezca y enmudezca los espíritus malignos que estén dentro de la persona por la que vamos a orar. Esto es muy importante para impedir que la persona afectada grite, se revuelque, o se agite o intente movimientos perturbadores o se distraiga. Nuestra oración, aunque sea hecha en el interior del hogar, siempre es una oración hecha en la comunión de los santos. Le pedimos a la Reina de los ángeles y santos que invite a su corte celestial para que estén con nosotros en la oración y nos asistan con su presencia e intercesión. La Virgen actúa con los santos y de los ángeles en su misión de sanadora y liberadora de las almas. Nunca oramos solos, siempre lo hacemos en comunión con el Cielo.
El clima de la oración ha de ser de mucha paz y serenidad. Nada de gritos o de agitación ni de cantos estrenduosos. Debemos, por fe, confiar en la acción de María Santísima. Es indispensable darle a la Madre de Dios el primer lugar y protagonismo en la oración. Es Ella la que debe orar y actuar; nosotros nos unimos a su oración y le suplicamos que sane y libere a la persona afectada. Podemos caer en la tentación de hacer a un lado a Nuestra Señora y tomar nosotros el primer lugar. Si hacemos esto, la Virgen nos deja actuar, Ella se aparta respetuosamente, pero la oración no tendrá el mismo efecto. Pedimos a la Virgen que actúe sanando y liberando a la persona. A menudo no hay ninguna reacción. En otros casos la persona entra en trance y siempre se le pide a Ella que someta y expulse a ese espíritu maligno. Según sea el ente que está actuando en el interior de la persona podemos encontrarnos con demonios, o con brujos vivos o muertos, o con almas de distinto tipo. En este caso oramos con humildad pidiendo siempre a la Virgen su poderosa intervención. Poco a poco vamos aprendiendo a orar con la jaculatoria: derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor. Nuestra Señora va actuando suavemente. Es importante tener gran paciencia y confianza en el proceso de sanación y liberación que en el interior de hogar podrá prolongarse por un tiempo indefinido. Seguiremos en los comentarios siguientes completando estas explicaciones.