CARTA No.150: Sigo con la condiciones para hacer la oración de liberación

Creo que una de las causas de la acción diabólica extraordinaria en una persona son los pecados de la familia y de la misma persona afectada. Tengamos en cuenta que hay una misteriosa y estrecha relación espiritual, psíquica y biológica entre todos los miembros de una familia. Existe la herencia, no sólo biológica y psíquica, sino también “espiritual” entre los integrantes. Hay como vasos comunicantes tanto en el bien como en el mal. Una vez le pregunté a un demonio: ¿Por qué estás atacando a esta joven? Respondió: “por sus pecados y por los pecados de su familia”. Sus padres practicaron brujería y llevaban una vida alejada de Dios. En otro caso pregunté lo mismo y la respuesta fue: “Por los pactos de su padre; que se arrepienta de sus pecados, se confiese y que renuncie a sus pactos”. El padre quería tener mucho dinero e iba frecuentemente con un hechicero. Hacía pactos con el Diablo. Efectivamente tenía mucho dinero y vivía una vida de total alejamiento de Dios. Todos los hijos y buena parte de los nietos quedaron afectados. Es un hecho, aunque algunos lo nieguen: Los pecados de los ancestros afectan a los descendientes, sobre todo cuando se trata de pecados contra el primer mandamiento.

El profeta Ezequiel en el capítulo dieciocho enseña que cada uno es responsable de sus propios pecados y que el hijo no es castigado por los pecados del padre ni el padre por los pecados el hijo. “El alma que pecare, ésa morirá” (Ez 18,20). Esto se refiere específicamente a que cada uno responde delante de Dios de sus propios pecados en cuanto a la culpa. Sin embargo en las oraciones de liberación encontramos que hay familias que de generación en generación abren puertas a la acción diabólica. Practican la brujería, visitan hechiceros, recurren a santeros para buscar beneficios materiales, invocan a los muertos, rinden culto a los demonios. Exodo 20,5 es una realidad, el pecado tiene consecuencias sobre los descendientes. También hay familias en las que reina la violencia intrafamiliar. Su manera de relacionarse está por completo fuera de los parámetros de la caridad, o se dedican a obtener dinero por medios perversos: asesinatos, robos, secuestros, narcotráfico, prostitución, abortos. Otras hacen profesión de ateísmo, indiferentismo, laicismo, pertenecen a sociedades ocultas imbuidas en el satanismo, rechazan a la Iglesia y los medios de salvación que esta propone etc. En estas familias hay consecuencias para los descendientes. Con frecuencia se encuentran presencias de espíritus malignos que afectan a las persona y a las casas. ¿Qué hacer cuando una familia se encuentra en esta situación? Debemos en primer lugar tomar conciencia de la gravedad de los pecados cometidos, por los ancestros.

Es necesario pedir perdón con gran arrepentimiento y dolor por esas ofensas hechas a Dios por los familiares difuntos y ofrecer reparación. Es importantísimo orar mucho por los difuntos que murieron reos de esos pecados y sin haberlos reparado por el arrepentimiento y una vida honesta. Con frecuencia Dios permite que en esas familias haya almas que por sus sufrimientos sirvan como víctimas que reparen los pecados de los ancestros. Las afectaciones diabólicas causan grandes sufrimientos en el cuerpo y en el alma. La familia entera debe caminar con la Llama de Amor en el camino de la reparación por sus pecados y de manera especial ayudar a aquel miembro que está afectado. La Virgen en el Diario pide ayunos, oraciones, sacrificios y especialmente la misa y comunión reparadora por la liberación de estas almas del purgatorio. Dios llama a toda la familia a convertirse por medio del arrepentimiento como condición para que la liberación avance en los miembros afectados. Cuando el Señor permite que uno o más miembros de la familia experimenten los ataques diabólicos lo hace para llamar a la conversión del corazón a todos los miembros del hogar.

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