CARTA No.87: me siento muy angustiada por lo que está pasando en los Estados Unidos y en el mundo: incendios horrorosos, inundaciones, huracanes, pandemias, atentados terroristas, y horribles desgracias.

Christine de California dice: me siento muy angustiada por lo que está pasando en los Estados Unidos y en el mundo: incendios horrorosos, inundaciones, huracanes, pandemias, atentados terroristas, y horribles desgracias. Mis amigas y yo pensamos que Dios está castigando al mundo por tantos pecados.

No solamente ustedes piensan así; muchísimas personas sienten lo mismo. En el Diario Espiritual hay un párrafo titulado: “La tierra pasará por una gran sacudida” (DE 24-3-1963). “La tierra que se está oscureciendo, a causa de la falta de fe en el alma de la humanidad, pasará por una gran sacudida. Después creerán…”. La Santísima Virgen en Fátima dijo a los niños que la primera guerra mundial vino como un castigo por los pecados de la humanidad y anunció que si los hombres no se arrepentían y abandonaban la vida de pecado vendría una segunda peor que la primera. Es necesario ir a la Palabra de Dios para darse cuenta de que el pecado, que es una ofensa a Dios, merece castigo. Vemos la historia del pueblo de Israel. Los profetas constantemente le están echando en cara sus pecados, especialmente el de la Idolatría, y profetizan grandes castigos. De hecho vinieron el exilio y la destrucción del templo de Jerusalén como cumplimiento de esas profecías. En los escritos del Nuevo Testamento igualmente encontramos que el pecado merece castigo, pero que Cristo lo llevó sobre sus hombros llevando la cruz. Nosotros los discípulos debemos ser para el mundo “testigos” de Jesucristo. En estos momentos de incertidumbre mucha gente no encuentra sentido a lo que está pasando.

El número de suicidios ha crecido exponencialmente porque no tienen el asidero que les permita dar respuesta a los acontecimientos: la fe. El mensaje que el Inmaculado Corazón de María nos da en el Diario de Isabel Kindelmann es el mismo de Fátima. “Yo el rayo hermoso de la aurora cegaré a Satanás”. La palabra que se emplea en hebreo para referirse al castigo por el pecado significa “visita”. Lo que nosotros llamamos castigo es en realidad una “visita” de Dios que llama al pueblo a la conversión. En el Diario Espiritual Isabel Kindelmann nos dice: “Por medio de la Llama de Amor de la Santísima Virgen, la fe echará raíces en las almas y se renovará la faz de la Tierra, porque…”algo semejante no sucedió todavía desde que el Verbo se encarnó”. “La renovación de la Tierra inundada por sufrimientos, se realizará, por el poder de intercesión de la Santísima Virgen” (DE 24-3-1963). Nosotros que somos portadores de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María estamos llamados a dar esperanza a tantas personas que hoy están descorazonadas.

Efectivamente el pecado está haciendo su trabajo en el mundo entero. Los ataques de Satanás a la humanidad son más grandes ahora que en cualquier época pasada. ¿Quiénes estamos llamados a dar esperanza a este mundo descorazonado? Nosotros, los católicos que tenemos la plenitud de la fe. Pero si la sal ¿se vuelve insípida?, ¿si la luz en vez de ser puesta sobre un candelero se esconde debajo de la cama? ¿Qué sucede? En vez de ser luz nos volvemos iguales a los demás que están en la oscuridad. La Devoción a la Llama de Amor tiene como objetivo renovar a las familias católicas para devolverles la fe que han perdido. Se han vuelto “familias del montón”, han perdido su identidad de “católicas”, se han vuelto frías. ¿Qué esperanza puede dar a este mundo una familia que ha perdido su identidad de católica? Por ese motivo es urgentísimo que nos convirtamos todos en promotores de la Devoción a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María. Por su intervención poderosa en el interior de los corazones vendrá la paz al mundo entero.

Eso solamente puede suceder si abandonamos nuestro conformismo y tomamos en nuestras manos su mensaje para transmitirlo con el poder el Espíritu Santo. Los castigos, las visitas de Dios a esta humanidad rebelde, seguirán dándose cada vez más fuertes. Es necesaria la conversión del mundo. Ésta se logrará si cada familia católica se convierte y se pone en pie para testimoniar la fe viva para dársela a quienes no la conocen. Los políticos, gobernados por los espíritus malignos, no podrán dar la paz al mundo. Éste es el privilegio de María Santísima. La Paz del mundo vendrá por la intercesión de su Inmaculado Corazón. Este es el mensaje de Fátima y de la Llama de Amor- Pongamos primero la paz en el interior de nuestra familia para después poner la paz en el mundo. Si acogemos la Llama de la Santísima Señora en cada corazón Ella iluminará al mundo. Ese debe ser nuestro objetivo: llevar la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María a cada una de las familias que conozcamos.

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