CARTA No.33 : (continúa de la pregunta anterior).
Un quinto aporte de la Llama de Amor a nivel personal, familiar y eclesial es “pasar de una devoción convencional y externa a una devoción que nos lleve a una vida de intimidad con Jesucristo”. Debemos abrir los ojos. Lo malo que está pasando en la Iglesia es culpa de nosotros. No se la echemos al Diablo. ¡Somos nosotros los responsables! El Demonio, Satanás y los suyos están haciendo su trabajo; están actuando de acuerdo a su naturaleza y por lo tanto, lo quieran o no, lo confiesen o no, están están dando gloria a Dios aunque sea a regañadientes. Las serpientes venenosas son animales de mucho cuidado. Los animales salvajes depredadores son sumamente peligrosos. Quienes se introducen en la selva deben ir con todas las precauciones a su cuenta y riesgo. Nadie va a culpar a las víboras por habernos picado o a los tigres por habernos devorado. Es su manera natural de actuar. Jesús nos dijo: “Yo los envío en medio de lobos” (Mt 10,16). Cuando la Virgen denuncia que Satanás rabiosamente está atacando a las familias para destrozarlas nos está advirtiendo lo que a saciedad ya nos ha advertido la Escritura.
En todas sus intervenciones María Santísima no hace más que recordarnos con urgencia lo que el Evangelio nos dice desde hace dos mil años. El Génesis, los Profetas del Antiguo Testamento, las Epístolas y el Apocalipsis, proclaman el Plan de Dios sobre la humanidad. Nosotros, igual que el pueblo de Israel de dura cerviz, estamos buscando las respuestas en lugares equivocados: “me dejaron a Mí manantial de aguas vivas para hacerse cisternas agrietadas que el agua no retienen” (Jer 2,13). En vez de buscar a Jesucristo y vivir de acuerdo a su Palabra vivimos de acuerdo a nuestros propios criterios o los criterios de falsos profetas. No basta rezar con la boca el Santo Rosario para cumplir el deseo de la Virgen en Fátima. El rezo vocal es tan sólo el primer paso. Si leemos con atención el Diario Espiritual vemos que se trata de un camino ascendente hacia la intimidad con Jesucristo, asumiendo con gran responsabilidad todos los elementos que constituyen la santidad cristiana. Se entra “en la escuela del Divino Maestro” (DE primeras páginas).
No se trata solamente de rezar el Rosario. La tremenda crisis de la Vida Religiosa y sacerdotal después del Concilio Vaticano II hasta nuestros días es un signo impactante de que la enfermedad venía desde mucho, mucho más atrás. Si los Religiosos y los sacerdotes están en crisis, ¿Qué más se podría pedir al Pueblo de Dios hambriento de Vida que hoy está en agonía? La Virgen sale con tremenda fortaleza al encuentro de sus hijos para defenderlos con su Llama de Amor. Lo que los pastores no han sabido darles, Ella se los va a dar. ¡Las palabras de Jesús contra los consagrados infieles que han abandonado al rebaño son terribles! (DE 7-8-1962; 16-8-1962; 4-10-1962; 11-10-1962; 19-5-1963; 12-3-64; 9-10-64). La Virgen dice en el Diario Espiritual lo que no ha dicho en Fátima y en sus otras apariciones. Lo que más le duele es la “indiferencia” a sus mensajes. El Señor perdona y olvida las deficiencias y los pecados, pero la indiferencia y el desinterés por sus llamadas lo incita al castigo. Los pastores y las familias deben leer y meditar asiduamente este Diario para ir poniendo en práctica los elementos que transformarán a los hogares en verdaderos Santuarios.
Hay un gran peligro de estancamiento de la Llama de Amor si se piensa que se trata de solamente de “rezar el Rosario en familia” , de hacer el “cenáculo” y nada más. Es cierto, hay que comenzar y continuar hasta el fin rezando diariamente el Rosario en familia como se debe, pero no es suficiente. Los padres de familia deben responsabilizarse del “pastoreo” de su hogar ejerciendo de manera muy especial el ministerio del combate espiritual contra Satanás. El cónyuge, los hijos y los demás miembros del hogar deben hacerse consciente de los ataques, que todos en particular sufren y la familia entera, de parte del mundo de las tinieblas. Entonces experimentarán la ardiente necesidad de la oración, de los sacramentos y demás instrumentos de protección, sanación y liberación que la Virgen ofrece. El combate contra Satanás no es un juego. La rabia del Demonio, nos dice la Virgen, es terrible. No nos podemos quedar con los brazos cruzados ni esperando el auxilio de un montón de pastores indolentes e incrédulos que ven al rebaño perecer bajo los golpes de las fieras y se quedan estáticos porque ellos mismos yacen atados por la acción diabólica. La Virgen pone en las manos de los padres de familia su “instrumento privilegiado y extraordinario”, la gracia de la Llama de Amor. Debemos ser responsables de nuestra propia familia sobre todo de la Vida en el Espíritu Santo, la santificación y salvación de las almas, sin descuidar los deberes materiales.