CARTA No.31 (continúa de la pregunta anterior).
PECADO Y REPARACIÓN. Un tercer aporte muy importante de la Llama de Amor tanto a las familias como a la Iglesia es la toma de conciencia de la gravedad del pecado en el interior del hogar. Todo pecado es una ofensa al Creador y tiene graves consecuencias para todos los miembros de la familia, para la sociedad y la humanidad entera. La justicia divina exige que todo pecado sea reparado. En la vida ordinaria la razón y la convivencia social exigen que si hemos cometido una ofensa ofrezcamos disculpas y reparemos el daño hecho al prójimo. Las leyes civiles obligan a reparar el daño hecho al ciudadano. Pecado y reparación son dos conceptos y realidades que se van entrelazando a lo largo del Diario Espiritual. En estos tiempos de ateísmo se ha perdido el sentido del pecado y de la reparación. Si Dios no existe, no existe el pecado. Si Dios no existe yo me convierto en mi propio dios y nada de cuanto hago tiene valor moral independiente de mi voluntad porque siendo yo mi propio dios estoy liberado de cualquier ley divina que juzgue mis acciones en cuanto a su bondad o su maldad. Los cristianos vamos a la Palabra de Dios para comprender el sentido del pecado y de la reparación. En el Antiguo Testamento encontramos numerosos pasajes en los que Dios exige a su pueblo los sacrificios de expiación por el pecado (Lv 19,22; 4,1-5,13, etc.)
En el Nuevo Testamento Jesús es el Cordero de Dios que con su muerte repara, expía, los pecados de la humanidad (Jn 1,29; 1Jn 3,5; GAL 1,4…). En muchísimas familias se ha perdido el sentido del pecado, de las consecuencias morales y materiales del pecado y también el sentido de la reparación de los pecados cometidos por los miembros del hogar. Como la conciencia moral se ha entenebrecido muchas cosas ya no se consideran pecado. Por ejemplo el uso de anticonceptivos, el aborto, el adulterio de deseo, el adulterio material o infidelidad, la masturbación, los actos homosexuales, la visita a brujos, adivinos, leerse las cartas, la santería, etc., la violencia verbal o física, el abandono de la oración en familia, el rechazo a la misa dominical, el uso de drogas, la embriaguez, la colaboración al pecado ajeno, etc. Hay familias cuyos miembros viven tranquilamente en pecado mortal habitual. Estos pecados se juzgan desde el exterior como faltas sociales pero no se les da el verdadero valor de ofensa grave al Señor.
En el Diario Espiritual se redescubre el sentido del pecado y la necesidad de ofrecer a Dios los actos de reparación o sacrificios personales unidos al Sacrificio de Jesús en la Misa. La Virgen pide la Hora Santa de Reparación en familia (DE 13-4-1962), el arrepentimiento de los pecados. Jesús denuncia constantemente las conductas indignas de sus consagrados; habla de los castigos que los pecados atraen sobre las familias y el mundo. Los sufrimientos de Isabel tienen como objetivo la reparación de sus pecados personales, de los de su familia y los de otras personas. Hay que leer detenidamente el Diario para comprender que la Devoción a la Llama de Amor nos lleva a vivir en santidad rechazando todo pecado personal y familiar. Otro punto importantísimo ligado a este tema es la oración por los miembros de nuestra familia que están en el purgatorio. Si los pecados no se reparan en esta vida deben ser reparados después de la muerte con los grandes sufrimientos del purgatorio.
Aquí tenemos el tema de las herencias espirituales “ancestrales”. Los pecados de nuestros ancestros influyen en la vida familiar de muy diversas maneras (no hablamos de que tengamos parte en la culpa de los pecados de los ancestros) y es necesario repararlos. Estamos unidos por la sangre a las generaciones anteriores y nuestros pecados influyen sobre las generaciones venideras. Es necesario evitar el pecado y reparar los cometidos. Muchos de los sufrimientos, enfermedades, tribulaciones que se padecen en las familias son consecuencia de los pecados cometidos por sus miembros sean vivos, sean difuntos. Somos solidarios tanto en la gracia con sus bendiciones como en el pecado con sus dolorosas consecuencias. Las familias que viven la Devoción a la Llama de Amor encontrarán en el Diario Espiritual el ánimo para acoger con Fe y resignación el sacrificio, las enfermedades, las circunstancias dolorosas que la divina providencia les envía o permite como reparación de los pecados.