CARTA No.15: El Rosario, ¿Muy aburrido?

El Rosario, ¿Muy aburrido? La Sra. Marissa, del Salvador dice: En mi familia es imposible rezar el Rosario. Mi marido y mis hijos dicen que es muy aburrido. Todos le huyen.

Respuesta/ Le creo. Eso pasa en muchos hogares católicos. Han hecho del Rosario un momento pesado, aburrido, estéril por falta de imaginación. Pero ¿Por qué no convierte el Rosario en una fiesta llena de alegría? Si el rezo del Rosario se transformase en una reunión familiar donde todos pudiesen compartir con gozo la presencia viva de Jesucristo, cree
Ud. que lo rechazarían? Desgraciadamente para muchos el rezo del Rosario se ha convertido en un momento de aburrimiento. De niños lo han rezado a regañadientes, obligados; de adultos lo han dejado de lado porque no lo han vivido como el momento privilegiado en el que la familia se reúne para compartir su amor por Dios. Debemos poner toda nuestra capacidad de invención al servicio del Santo Rosario para renovarlo y convertirlo en el momento anhelado por toda la familia. Hay tantas maneras de hacerlo. Nada más pensemos que es el momento del encuentro diario con la Madre de Jesús y madre nuestra que nos reúne para darnos a su Hijo. Se trata de una fiesta.


En el Rosario se proclama la Palabra de Dios, se alaba a Jesús con cantos gozosos, se comparten las necesidades de la familia, se ora unos por otros. Es el momento de poner en acción los carismas de alabanza, de sanación y de liberación de
predicación, de enseñanza que el Señor nos ha dado. El Rosario es la escuela de vida cristiana para el hombre de hoy y
de mañana. Los padres de familia tienen la gran oportunidad de enseñar a sus hijos las verdades de la Fe católica
. En el Rosario es Jesucristo vivo quien sana, libera, consuela, fortalece a los suyos. Todos, pequeños y grandes pueden participar a su manera en esta reunión gozosa. Los padres de familia deben aprender a dirigir el Rosario sirviéndose de todos los medios adecuados para convertirlo en un momento de felicidad. María actúa durante el rezo cegando a Satanás, quebrantándolo, liberando las almas y los cuerpos, expulsándolo de la familia y de la casa.

El Rosario será cada vez más la gran defensa de las familias católicas frente a un mundo que se está convirtiendo en anticristiano. Si le damos la importancia que se merece, el tiempo y las circunstancias que le convienen, el Rosario será para la Iglesia el instrumento que la fortalecerá en el arduo combate contra el Enemigo y los enemigos. No nos quejemos de que el rezo del Rosario es aburrido, monótono. Quejémonos de nuestra falta de imaginación y del poco interés que le ponemos para transformarlo en el gran instrumento de evangelización que tenemos entre manos. Una familia que da al Rosario toda su amplitud y lo enriquece con los carismas que el Espíritu Santo nos da, se evangeliza constantemente y resulta victoriosa en el combate contra Satanás. El Demonio queda derrotado en su intento de destrozar aquellas familias que se reúnen cada día, o con frecuencia, con la Virgen. El Rosario es el tiempo de María. Jesucristo, la Virgen, los ángeles, los santos, las almas del purgatorio, la Iglesia universal, están con nosotros cuando nos reunimos para contemplar y vivir los misterios de la vida de Jesús.

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