EL SECRETO DE LA LLAMA DE AMOR

¿Por qué la Virgen está tan segura de que Ella vencerá al Dragón, de que lo cegará, de que el resplandor de su Llama de Amor llenará todas las regiones de la tierra? El mensaje del Diario Espiritual es este: Yo el Rayo hermoso de la Aurora cegaré a Satanás (19-5-1963). Sin embargo en esas mismas páginas en numerosas ocasiones pareciera que esa victoria estuviese condicionada a la respuesta de sus hijos. ¿Depende de nosotros que la Virgen gane o pierda esta batalla? La Llama de Amor es un llamado a colaborar con María Santísima en la salvación de las almas, y en primer lugar de la nuestra. En este caso nuestra salvación personal depende de nuestra colaboración. Si yo no quiero colaborar no me salvaré. ¿En qué consiste esta colaboración? En creer en Jesucristo su Hijo y en vivir de acuerdo a sus palabras. Si no creo en Cristo y no pongo en práctica sus palabras no entraré en el Reino de los Cielos. Este dilema se plantea a cada hombre que viene a este mundo, y con mayor razón y profundidad a aquellos que hemos conocido a Jesucristo. Nadie se quiere condenar.

Nadie quiere ir al “infierno” por los siglos de los siglos. En lo profundo de cada ser humano está el anhelo de la felicidad eterna. Los que hemos abierto nuestra inteligencia y nuestro corazón a la Divina Revelación que nos viene en Jesucristo tenemos  claridad acerca del futuro de la humanidad: Cristo vendrá al fin del mundo a juzgar a vivos y muertos. Estamos llamados por Dios a gozar de la felicidad eterna de la Santísima Trinidad. A quien mucho se dio mucho se le pedirá. En este caso la salvación de cada uno depende de la respuesta que dé a la Ley de Cristo. El capítulo veinticuatro de San Mateo lo dice palpablemente. Es absolutamente indispensable que en el seno de cada familia católica todos los miembros tomen conciencia de esta realidad. El negocio más importante de nuestra existencia es la salvación eterna de nuestra alma. Para los padres de familia la primera responsabilidad es la salvación y santificación de sus hijos. Por encima de todo este es el primer deber. Si los padres aseguran todos los medios la Virgen vencerá en su familia. Si descuidan su deber, la Virgen será derrotada en la medida en que las almas se pierdan o degraden.

La salvación de aquellos que no son culpables de su ignorancia dependerá de si han sido fieles o no a la voz de su conciencia. En el Diario Espiritual vemos la insistencia con que la Virgen pide a sus hijos que oren y se sacrifiquen por la salvación de las almas. La jaculatoria de la Llama de Amor está directamente orientada a la conversión de la humanidad: “Derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”.  El secreto del poder de la Virgen y de su seguridad al anunciar su victoria  contra el príncipe de este mundo está en el poder de la Sangre de su Hijo. Cristo ya ha vencido a Satanás y a su reino de tinieblas pero en el plan de Dios cada ser humano debe adherirse libremente a Jesucristo. Depende de la gracia de Dios que las almas se salven y esa gracia hay que obtenerla por la oración y el sacrificio. Las familias católicas deben  ser eminentemente misioneras para obtener de Dios esas gracias que derramadas sobre el mundo entero lograrán la salvación de las almas. La generosidad de las personas que acojan la gracia de la Llama de Amor y pongan en práctica el mensaje del Inmaculado Corazón de María llevará a miles de familias a formar parte de ese reguero de Luz que la Virgen quiere para salvar al mundo.  El efecto de gracia es la Sangre de Cristo que ciega a Satanás.

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