ISABEL KINDELMANN VENCE A SATANÁS CON LA LLAMA DE AMOR
El Diario Espiritual no es un “manual sistemático de combate espiritual”. En este terreno existe mucha literatura, sobre todo en el campo protestante. La experiencia de Isabel nos es transmitida para que tomemos conciencia de cómo procede la Sierva de Dios y aprendamos a resistir los ataques del maligno. Debemos tener en cuenta que son muchos las personas de gran santidad que por permisión de Dios han sido víctimas de la acción extraordinaria de los demonios. De ellas también debemos aprender por ejemplo: el Santo Padre Pío de Pietrelcina, Santa Faustina, Santa Gema Galgani, Pierina Gilli, Sor Josefa Menéndez, etc. En el caso de Isabel solamente tenemos un testimonio de ataque físicos y a decir verdad, muy breve.
El 18 de diciembre de 1962 ella relata que estando acostada e imposibilitada de conciliar el sueño experimentó tres golpes fuertes en su cuerpo y un cuarto muy pequeño. “Tuve una noche terrible, miedo, que se apoderó de mí. Después de los golpes, el cansancio y el dolor se apoderaron de mí y quedé vencida por el sueño”. El cuarto golpe no le dolió tanto…”he sentido como si dos manos lo hubieran impedido”. La Virgen le dice: “¡Nosotros también estábamos allí, mi Santo Hijo y Yo! Le permitimos que te golpeara, pero yo pronto lo impedí: ¡Basta Ya!”. La Virgen “me prometió no permitir más que el maligno me apalee, pero esta vez era necesario”. Aquí aprendemos algo muy importante: el Demonio está totalmente sometido en su acción a Jesús y a María. Los ataques del maligno, de cualquier tipo que sean, están siempre permitidos por Dios y con la intención de procurarnos un bien si nosotros recurrimos a Él. Nada se escapa al poder de Dios. Los tormentos de Isabel son sobre todo “espirituales”. Van contra su alma.
El 27 de Diciembre de 1962 experimenta un fortísimo ataque del Demonio. Oyó su voz que “comenzó a dar alaridos excitada por un tremendo furor”. Satanás quiere llevarla a la desesperación de su salvación eterna. Cuando Jesús habla Isabel experimenta la paz a pesar de los sufrimientos. Jesús le dice: “El furor de Satanás es salvaje y Yo permito que se desencadene sobre ti para que vea qué grande es el poder de mi gracia en el alma que se abandona en Mí”. Satanás suscita en Isabel “una gran inquietud espiritual”, sentimientos de autocondenación, de reproche contra ella misma. Lo que más la hace sufrir es cuando Jesús aparentemente se aleja de ella y ya no siente su presencia. El Demonio emplea diversas estrategias para doblegar la voluntad de Isabel. Ahora recurre a las adulaciones, ahora a los reproches para suscitar en ella sentimientos de culpabilidad, ahora a los insultos.
Isabel repite el Ave María con la jaculatoria y experimenta cómo los ataques de Satanás son reprimidos. Isabel no puede desembarazarse de los “horribles tormentos” infernales que la torturan noche y día. No puede librarse de la “miseria” de su culpabilidad. Pasa horas sollozando. “Un poder que desconozco me está queriendo forzar, a que abandone mis continuas mentiras y no engañar a otros también”. Satanás le hace creer que ella es una mentirosa y que está engañando a los demás con la Llama de Amor. No puede orar. “No puedo elevar mi mirada al Rostro de Cristo sufriente”. Satanás quiere imitar la voz de Jesús, pero en realidad hace caer sobre Isabel una retahila de reproches. Isabel se siente al borde de la condenación, no puede pronunciar durante horas el Santo Nombre de Jesús. Al comulgar se siente sacrílega. Se cree poseída por el Diablo. Ni de noche ni de día halla tranquilidad. Jesús permite tanto sufrimiento para fortalecerla en la humildad.
Quiere que Isabel se abandone totalmente en Él. Le pide “no deje de mirar a mis ojos porque en esta nueva lucha en que Satanás quiere llegar hacia ti, la mirada de mis ojos será la que cegará a Satanás. …¡que nuestras miradas se fundan la una en la otra”. La gracia de la Llama de Amor ha de ser algo supremamente extraordinario y poderoso ya que de otra manera el Demonio no se hubiera tomado la pena de atacar a Isabel con tanta crueldad y con tanta fuerza. Llega un momento crucial en el que Satanás grita desesperadamente: “Con un alarido espantoso gritó por socorro, No sabe qué tiene que hacer. Su resistencia se tambalea, todas sus artimañas fallan y todas sus tentativas están en vano”. Dice Isabel después de esta terrorífica experiencia: “Luego la gracia de Dios fortaleció en mí la conciencia de que la Llama de Amor de la Santísima Virgen tiene que encenderse, porque Ella va a tambalear los poderes del infierno.
Esta visión me agotó tanto que apenas pude librarme de su efecto” (1 de febrero de 1963). Para consolarla Jesús le dice: “¡Por más grande que sea el tormento que te cause Satanás, soy Yo quien se lo permito, no temas! Su poder llega sólo hasta donde Yo le determino”. Es necesario leer atentamente el Diario y meditarlo con asiduidad para comprender cuán importante es para las familias y para la Iglesia entera y para la humanidad la gracia de la Llama de Amor. Si la acogemos con fe y la promovemos diligentemente, haremos un bien inmenso en estos momentos de gran incertidumbre para millones de personas y de familias que no saben cómo salir adelante. La gracia de la Llama de Amor es la solución que la Virgen da al mundo moderno para recuperar la amistad con Dios y la Paz del corazón.
Lei hace mucho la llama del amor necesito leerlo otra vez.