LA PERVERSIÓN DEL MATRIMONIO POR EL PECADO DE FORNICACIÓN
Para comprender la gracia de la Llama de Amor hay que ir a las Sagradas Escrituras y descubrir en ella el sentido del matrimonio entre cristianos. En el Antiguo Testamento los profetas habían descrito la relación entre Yaveh e Israel como un pacto de amor, una alianza íntima, un matrimonio lleno de ternura de parte de Dios. Israel se convierte así en el Pueblo de Dios, la Esposa (Is 54,5; Ez 16,8-14). Recordemos el amor loco de Oseas por su mujer (Os 1,2; 2,7;15), el amor sublime de la novia por el novio en el Cantar de los Cantares. Se trata de una relación de íntimo amor entre Yahveh e Israel. En el Nuevo Testamento el matrimonio entre Cristo y la Iglesia está representado por la unión santa entre hombre y de la mujer. (2Cor 11,2; Ap 19,7-9; 21,2; 9-10). La Iglesia es la novia espléndidamente engalanada y resplandeciente de belleza.
El matrimonio entre los discípulos de Jesús está inspirado por el amor infinito de Cristo por la Iglesia: “Los esposos deben amar a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella….Cristo quiso regalarse a sí mismo una iglesia gloriosa, apartada del mal y perfecta, como un vestido sin una sola arruga ni una sola mancha, ni nada parecido. (Ef 5,25-33). El efecto de gracia del sacramento del bautismo consiste en la transformación mística del alma y del cuerpo del bautizado en imagen viva de Cristo. San Pablo dice: “ya no soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20). Hasta tal punto transforma la gracia del sacramento que el bautizado es como otro Cristo. Los discípulos de Jesús deben ir al matrimonio con la convicción de que Dios los está llamando por el sacramento a una vida de gran santidad.
La vida de familia entre cristianos es un camino de permanente crecimiento en Cristo. El Diario de la Llama de Amor busca restaurar en la mente y en el corazón de los novios y de los esposos las profundas motivaciones que brotan de la Fe en Jesucristo para que la vida en familia sea realmente santificadora. Leamos en el Diario Espiritual los mensajes del 17 de Enero de 1964: “El Señor Jesús y la Virgen santísima desean que cada hogar sea un Santuario”. Estas palabras nos ayudan a comprender la enseñanza bíblica sobre el matrimonio: “Ella quiere que cada familia sea un santuario, un lugar maravilloso donde en unión con ustedes obra sus milagros en el fondo de los corazones”. El amancebamiento entre los cristianos que forman una familia es un gravísimo error y un pecado muy grave, que tiene enormes consecuencias sobre la vida espiritual de los esposos y de los hijos.
El libro de Tobías nos lo dice: «los que toman el matrimonio de tal manera que expulsan de sí y de su alma a Dios y se entregan a sus pasiones, como el caballo y el mulo que no tienen entendimiento, sobre estos tiene poder el demonio” (Tob 6:17). Este texto denuncia que al rechazar el sacramento del matrimonio se expulsa “de sí y de su alma a Dios” (se trata de un pecado mortal permanente), que la motivación del amancebamiento es la pasión de la lujuria y no vivir el designio divino, que sobre esta familia tiene poder Satanás. La raíz del desastre que vive la familia actual radica en este gran pecado porque detiene la gracia de Dios, impide las bendiciones profundas sobre los esposos y los hijos, ciega el entendimiento y les impide ver el mal que se da en la vida familiar (p.ej. la malicia de los anticonceptivos, del aborto, del adulterio, de los vicios carnales, de perversiones ligadas a la sexualidad, de los pecados de los hijos, etc.).
El Espíritu Santo huye de las parejas que aceptan vivir en pecado mortal. Es imposible que haya verdadero crecimiento en Cristo cuando entre los cónyuges se ha establecido la situación de pecado en la relación íntima. La vida familiar se priva de las maravillosas gracias que Dios destina a los que humildemente se someten a sus divinos designios sobre el matrimonio y la vida. ¿Cómo puede una familia que vive en pecado mortal se imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia? ¿Cómo pueden ser testigos de Cristo? Van a Misa, hasta se atreven a comulgar, rezan y participan en la vida parroquial,…pero todo eso es exterior. Lo primero que hace gracia de la Llama de Amor al llegar a una familia es llamar a la conversión a los cónyuges para que vivan a fondo su matrimonio sacramental o lo reciban si están amancebados. Del sacramento bien vivido brotan todas las demás gracias de santificación de la familia entera.