LA CORRESPONDENCIA A LA GRACIA DE DIOS
La perdición de Lucifer fue su soberbia. Este pecado es la raíz de todos los males. Quien quiera vivir la gracia de la Llama de Amor ha de saber que lo más importante es la CORRESPONDENCIA a la voluntad de Dios. Los espíritus malignos no correspondieron al designio divino. Pecaron por soberbia, es decir quisieron hacer su propia voluntad en contra de la Voluntad Santísima del Señor y Creador de todo cuanto existe. Satanás ejerce su poder sobre los seres humanos suscitando en ellos pensamientos y sentimientos de soberbia. Por la caída de Adán recibimos desde nuestra concepción biológica una propensión a todos los pecados capitales, pero especialmente a la soberbia. Tendremos que luchar contra esa “concupiscencia” todos los instantes de nuestra existencia terrenal.
Debemos tener sin embargo una gran fe y confianza en la misericordia divina porque “donde abundó el pecado sobreabundó la gracia” (Rom 5,20-21). Dios tiene compasión de nosotros y su amor sobrepasa infinitamente nuestras debilidades. Debemos acercarnos a Él con una confianza absoluta y total, sabiendo que todos nuestros pecados no son un obstáculo para su misericordia. Él solamente quiere que CORRESPONDAMOS a ese amor infinito de su Corazón de Padre. No es fácil corresponder a todas las gracias que el Señor nos ofrece. ¡Cuesta! Isabel Kindelmann nos da el ejemplo de un alma que va diciendo “sí” a las enseñanzas y peticiones que Jesús y María le van haciendo a lo largo de su vida. Jesús nos da el ejemplo de esa correspondencia a la volontad de Dios cuando nos dice en Hebreos 10,7: “¡He aquí que vengo —pues de mí está escrito en el rollo del libro— a hacer, oh Dios, tu voluntad!”.
La obediencia a la voluntad de su Padre llevó a Jesús a la “muerte y muerte de cruz”. Estudiemos el Diario Espiritual y vayamos viendo cómo Isabel Kindelmann tuvo que hacerse gran violencia, renunciar a sus propios deseos, y entrar en el camino de las “grandes humillaciones” para hacerse digna de la gracia de la Llama de Amor. Los primeros que deben comprender esta condición importantísima son los padres de familia. Desde el momento en que ellos tomen la decisión de corresponder, en tanto que pareja, a la voluntad de Dios sobre su matrimonio comenzarán a recibir las gracias extraordinarias que el Señor da a los que le obedecen. No existe nadie que pueda cumplir a la perfección por sus propias fuerzas e inteligencia la vocación de esposo/a y padre o madre de familia. Se necesita la gracia de Dios.
Isabel no fue una madre perfecta. Ni el padre ni la madre de familia perfectos existen ni existirán jamás y Dios no exige que lo seamos. Lo que el Señor nos pide es que humildemente tratemos de corresponder a su voluntad. Él da la gracia si se la pedimos. Una de los dones más importante que debemos pedir es el DISCERNIMIENTO. La gracia de detectar con los ojos del alma la presencia y actuación del enemigo maligno dentro de la familia. Tanto entre los esposos como entre los hijos. El enemigo trabaja para separar y destruir la obra de Dios. Lo hace de manera sutil para que no nos demos cuenta de su acción. Jesús reprocha a sus discípulos la ceguera espiritual: “¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Es que tienen la mente embotada? ¿Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen?” (Mr 8:17–18). Muchos padres de familia tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen.
El enemigo está destruyendo su rebaño y no se dan cuenta. El cristiano debe estar siempre vigilando para combatir al lobo: “No se duerman; oren para que puedan resistir la prueba que se acerca”(Mr 14:38); “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. 9 Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe” (1 P 5:8–9). El primer paso para obtener la gracia del discernimiento espiritual es indispensablemente la oración intensa. Hay que orar, hay que pedir al Señor ese don de “ver”. ¡Señor, que vea! (Mr 10, 46-52). La primera y más importante correspondencia a la voluntad de María Santísima es rezar diariamente el rosario de la Llama de Amor en familia con la jaculatoria “derrama el efecto de gracia de tu Llama de Amor sobre toda la humanidad”. Aquí está la llave del discernimiento contra la acción del enemigo.
Los espíritus malignos son violentados, sacudidos, cegados cuando lo oramos en familia. Hay que estar atentos a los “pensamientos, sentimientos, acciones, omisiones” que se suscitan en las personas para ver cómo está trabajando el enemigo. El exterior nos lleva al interior. La observación de la conducta de los hijos nos ayuda a descubrir la estrategia del maligno. Lo que aparentemente es un “capricho del niño” puede ser en realidad un pecado de soberbia; lo que es “cansancio y pereza” puede ser un espíritu maligno que lo está afectando; a la raíz del vicio de la embriaguez está un demonio; lo que son tendencias a la homosexualidad pueden ser almas de homosexuales que están afectando al niño, o herencia ancestral o un maleficio que está actuando. Y así sucesivamente debemos ir detectando, discerniendo la acción de los espíritus malignos.