RENDIRSE ANTE JESUCRISTO

Si Jesucristo es Dios verdadero y hombre verdadero, como nos lo enseña la Iglesia, no nos queda más que un camino: abandonar los errores y rendirnos  ANTE JESUCRISTO. Es decir, reconocerlo como el Señor absoluto de nuestras personas y de todo lo que tenemos. Someternos a sus designios sobre nosotros, nuestra familia, nuestras posesiones, y todo lo que se pueda referir a nosotros mismos en el pasado, en el presente y en el futuro. Ese es el único camino. Todos los demás son caminos equivocados que nos conducirán a la infelicidad. Al contemplar a Cristo, en su vida y en sus palabras,  se nos presenta el tremendo dilema: sigo detrás de Cristo como discípulo o sigo detrás de otros maestros o de mis propios pensamientos y deseos. 

Ese es el dilema supremo de cada hombre que viene a este mundo. Nadie puede eludirlo. O acepto a Cristo tal cual es, o rechazo a Jesucristo. No hay término medio. De la aceptación de Jesús en nuestras vidas, tal cual nos lo presenta la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia, depende todo. Para seguirlo necesitamos la virtud de la Fe teologal que nos es dada en el Bautismo.  Si Jesucristo es Dios verdadero sus palabras y su manera de proceder son la norma que debe regir nuestra propia vida y la de nuestros hijos. De la Fe viva brota la fuerza de lo Alto que nos ayuda a seguir a Jesús. De allí que los padres de familia deberán tener como principal empeño formarse una Fe Católica, es decir perfecta, completa, sin errores. Así podrán ser para sus hijos y los miembros de su familia testigos idóneos y creíbles. 

Sus enseñanzas tendrán fruto: engendrarán una familia según el Corazón de Cristo.  El mismo Jesús dijo a los doce Apóstoles que Él los enviaba en medio de lobos, que debían beber su cáliz y cargar con la cruz, que todos los odiarían por causa de su Nombre. Les predijo que serían perseguidos y llevados delante de los tribunales. En sus propias familias encontrarían la división y la oposición: “En una familia de cinco estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» (Lc 12:53). Con estas palabras el Señor nos enseñaba que las tinieblas se opondrían con todas sus fuerzas su Reinado (Jn 1,5), pero que no debíamos temer porque Él estaría con nosotros hasta el final de los siglos (Mat 18,20).

 No es fácil la vocación de los padres de familia que quieren seguir a Cristo. Por eso el matrimonio sacramental es un camino que bien vivido lleva a la  santidad heroica. La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María es el instrumento que la Virgen da a los esposos y padres para que formen una familia en la que Cristo reine y sea el Señor. Leyendo el Diario Espiritual vemos el doble combate de esta madre de familia: el combate contra sí misma y la lucha que debe enfrentar para llevar a sus hijos a la santidad (DE 29-6-1964; 27-8-1964, etc). RENDIRSE A CRISTO, aceptar a Jesucristo como el Señor de nuestras vidas es renunciar al pecado en todas sus formas, es abandonar a los falsos maestros y falsos amigos, transformar nuestra propia manera de pensar para adquirir el pensamiento de Jesús, renunciar a nuestros objetivos para perseguir los Suyos (Mt 16,24; Fil 2,8). 

Jesús le dice a Isabel: “tienes que sufrir hasta el martirio” (DE 15-2-1964), “en tu inutilidad siempre seré Yo tu más firme apoyo” (DE 28-10-1963), “que tu vida sea de recogimiento, de oración y de sacrificio” (DE 2-9-1963), “solo por medio de sufrimientos y humillaciones pueden merecer ser dignos de servir a nuestra causa” (DE 22-8-1963). Los padres no deben desanimarse porque en el interior de su propia casa encuentren la oposición y el rechazo a Cristo de parte de sus hijos o familiares. Es la Ley de la libertad. Cada uno deberá dar cuenta a Dios de sus propios actos y no podemos forzar a nadie a creer en Cristo, a amarlo y a someterse a Él. Frente a los hijos rebeldes sólo cuenta el poder de la oración y del ayuno, del sacrificio.

Dios espera de las familias católicas una conversión sincera y total. Son las que más gracias han recibido:  El Sacramento del Matrimonio que es la Roca sobre la que se edifica, la Palabra de Dios, la Confesión, la Eucaristía, la oración y el ayuno, la ayuda del Magisterio y de los sacerdotes, etc. Es muy duro seguir al verdadero  Jesús porque se trata de un Cristo humillado hasta la muerte y muerte de cruz. Es fácil seguir a un Cristo falso, que nos ofrece honores, reconocimientos, dinero, fama, reputación, satisfacciones sensuales. Muchos quieren un Cristo falso, como Judas, que esperaba de Jesús recompensas humanas. Debemos leer asiduamente el Diario Espiritual para comprender que la Iglesia solamente podrá salir adelante cuando las familias católicas se comprometan a seguir al Cristo verdadero. La Virgen le dice a Isabel: “Las fuerzas aunadas del mundo entero se necesitan para cegar a Satanás” (DE 27-11-1963). El apostolado más urgente hoy por hoy es llevar la Llama de Amor a los padres y madres de familia. De ustedes depende la salud espiritual del Cuerpo de Cristo.

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