¿ESTAMOS LLAMADOS A AYUNAR EN FAMILIA? (6)

En el Diario Espiritual no encuentro ninguna enseñanza u orden de Jesús o de la Virgen María para que Isabel  establezca en su familia el ayuno colectivo. Jesús y María piden a Isabel que ella sí ayune y que lo haga en ciertas ocasiones y con determinadas intenciones, de manera estricta, a pan y agua. No dice que sus hijos, que ya en esa época eran mayores, lo hagan junto con ella.  Hay que tener en cuenta que Isabel es muy discreta y nos da muy pocas referencias acerca de la vida íntima de su familia. Los biógrafos tendrán la oportunidad de iluminar con pormenores concretos esos vacíos. ¿Cómo aplicó Isabel las enseñanzas de la Llama de Amor en el interior de su familia? Supongo que como madre solícita por la salvación y santificación de sus hijos ella habrá puesto todo su empeño en llevar a sus hijos por el camino que Jesús y María le mostraban. De nuestra parte, ¿qué podemos hacer para que los tesoros espirituales que encierra el Diario Espiritual se enraícen y se multipliquen en el interior de nuestros hogares?

Debemos ir humildemente, bajo la guía del Espíritu Santo, poniendo en práctica con toda libertad y con santo ingenio lo que Jesús y María piden a Isabel. Respecto del ayuno debemos estar claro de los grandes beneficios espirituales y materiales que trae para cada individuo, la familia entera, y el mundo. En las apariciones de Medjugorje Nuestra Señora Reina de la Paz está pidiendo que todos ayunemos a pan y agua los días miércoles y viernes. En ocasión de las grandes fiestas litúrgicas pide que sean tres días de ayuno a pan y agua como preparación. El ayuno se está gracias a Dios restaurando poquito a poco en la Iglesia.  Después de la segunda guerra mundial hemos perdido la “escuela del ayuno” en la Iglesia Católica con un gravísimo daño para las almas. Se mitigó la disciplina del ayuno y de la abstinencia porque la pobreza y el hambre reinaban; además de eso con las reformas litúrgicas el ayuno cuaresmal y las penitencias semanales de los viernes desaparecieron.

Solamente quedaron dos días al año en los que el ayuno y la abstinencia son obligatorios: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.  El ayuno eucarístico se mitigó al extremo. El sentido del sacramento de la Penitencia lógicamente se fue opacando hasta volverse en muchos lugares y para muchos fieles y no pocos sacerdotes prácticamente inútil. No debemos extrañarnos que a nivel global la vivencia de la Fe haya disminuido entre los cristianos católicos; el sentido del pecado se ha perdido y con él ha desaparecido el sentido del sacrificio y de la penitencia. ¿Para qué ayunar, para qué ofrecer sacrificios, para qué hacer penitencia por nuestros pecados personales y familiares si el pecado ya no tiene importancia? Tristemente así es la realidad. Cantidad de gentes se acercan al sacramento de la Eucaristía en pecado mortal objetivo porque no encuentran sacerdotes que confiesen, o porque ya creen inútil, al estilo protestante  la confesión.  

El pueblo de Israel era llamado a diversos tiempos de ayuno, para reconocer públicamente los pecados colectivos, para aceptar que Dios castigaba con calamidades su idolatría e infidelidades, para suplicar gracias especiales, para reparar los pecados. Los mismos reyes perversos como Ahab que había consentido en los crímenes de su mujer Jezabel ayunó y obtuvo que Dios variase su castigo(1 Re 21,24…).  Si hoy la acción diabólica en muchas familias está presente de una manera casi “invisible” (porque no es discernida ni comprendida) es porque se ha abandonado  el sacramento de la penitencia y las penitencias “concretas” (ayuno, sacrificios, oración, etc.).  Necesitamos en las familias reconocer la gran necesidad que tenemos de luchar de manera concreta contra el mundo de las tinieblas. La restauración del ayuno individual, y sobre todo del ayuno “en familia” sin ninguna duda contribuiría de manera importantísima al progreso espiritual de los matrimonios y la protección de los hijos contra la malicia del mundo oculto.

Comparte la Llama de Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *