Aceptar la voluntad de Dios sobre la familia
En la temática del DIARIO ESPIRITUAL es uno de los tópicos de mayor importancia. Hoy los invito a leer las páginas en las que se habla de la colaboración de los padres de familia con el proyecto de Nuestro Señor Jesucristo sobre la familia. Comencemos con la 234 que lleva el título DESEO REPARTIR MI BENDICIÓN PORTADORA DE GRANDES GRACIAS A LOS PADRES DE FAMILIA QUE COLABORAN CONMIGO. Jesús habla de una «especial bendición para los padres de familia. Los llama colaboradores suyos en «esta gran obra de la creación». Un colaborador no es un instrumento inerte, pasivo. Se trata de alguien inteligente con quien se comparte objetivos y estrategias para lograr un fin. El Señor dice que esos padres aceptan su santa voluntad y merecen una especial bendición. «Esa bendición es ÚNICA y sólo se puede dar a los padres de familia. Al nacer cada hijo derramo gracias extraordinarias sobre estas familias». Isabel termina esta página diciendo: «Él inundó mi alma con aquellas gracias que reciben las madres de familia que traen al mundo y educan a sus hijos según su beneplácito y su voluntad».
Es realmente grandiosa la vocación de los padres de familia. Los pone al nivel de colaboradores de Dios en la obra de la creación. Si la familia está en crisis es ciertamente porque los cónyuges no se consideran «colaboradores» de la obra de Dios, ni aceptan hacer su santa voluntad al formar un hogar. Quien desecha este punto de vista se convierte en «dueño» del proyecto y en vez de hacer la voluntad de Dios decide «hacer su propia voluntad». El ateísmo ha asestado a la familia un golpe mortal. Al rechazar a Dios se rechaza cualquier «colaboración» con Él. Dios ya no es el dueño del proyecto de la familia. La relación hombre-mujer queda al arbitrio de cada uno. Cuando sacamos a Dios de nuestras vidas entonces se pierde esa BENDICIÓN ÚNICA Y ORIGINAL que el Creador da a los padres. Cuando aceptamos ser colaboradores de Dios en su creación entramos en diálogo amoroso y filial con Él. Reconocemos nuestra condición de criaturas y de «hijos de Dios» y por lo tanto nos sentimos amorosamente «dependientes» de un Padre infinitamente sabio y bueno.
Aceptar la voluntad de Dios sobre la familia hace que nos beneficiemos de la guía de su Espíritu Santo y de sus siete Dones. No nos sentimos «dueños» del proyecto familia. Al contrario nos decidimos a realizar de la mejor manera posible un proyecto que no es nuestro, que no concebimos ni diseñamos. Quien solicita trabajo en una Empresa se somete a los objetivos y procedimientos que los dueños han establecido. La mejor opción para quien desea fundar una familia es colaborar con Dios en su divino proyecto. Hoy vemos a «técnicos», «sociólogos», «psicólogos», «sexólogos», «políticos»,… inventar nuevos tipos de familia. Nos quieren imponer sus puntos de vista «científicos». Ya no es la palabra bíblica la que cuenta: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y será una sola carne con ella». Han proyectado «tipos de familia nuevos»: hombre con hombre, mujer con mujer, tríos, poligamia, poliandria, familias pederastas; el divorcio a la carta, el aborto, la fecundación in vitro, la ingeniería genética… etc. Son verdaderos aprendices de brujo que están haciendo «experimentos» que dentro de unos decenios darán sus amargos frutos. Después se lavarán las manos o echarán la culpa a otros de las tragedias que están propiciando. Como cristianos tenemos un llamado de la Llama de Amor para oponer una resistencia Espiritual a este desastre «espiritual» con que las tinieblas están envolviendo a la más importante de las instituciones de la sociedad y de la iglesia: LA FAMILIA.