LA VOCACIÓN SUBLIME DE LAS MADRES

El Diario nos lleva a centrarnos en el papel de las MADRES DE FAMILIA. Les sugiero lean las páginas 228-229 y 252. Párrafos sumamente importantes para las mujeres. PARA MI OBRA REDENTORA TENGO GRAN NECESIDAD DE USTEDES. LA VOCACIÓN SUBLIME DE LAS MADRES. Dice Jesús: «Lo que digo ahora es para ti y para todas las madres de familia que obran según mi Corazón: el trabajo de ustedes no es de menor valor que el trabajo de las personas elevadas a la más alta dignidad sacerdotal. Entiendan ustedes, madres de familia, la sublime vocación que les he confiado. Ustedes son las llamadas a poblar mi Reino y llenar los puestos de los ángeles caídos. De su corazón, de su regazo parte cada paso de mi Santa Madre Iglesia. Mi «Reino va creciendo en la medida en que ustedes, madres, se ocupan de las almas creadas. Ustedes tienen el trabajo más grande y que reclama mayor responsabilidad. Sean plenamente conscientes de que he puesto en las manos de ustedes el trabajo de conducir multitud de almas a la salvación». (pag. 228-229) COMPENÉTRATE DE ESTA VOCACIÓN A LA CUAL FUISTE ELEVADA POR TU SOLA DIGNIDAD DE MADRE (pág.252) Habla María: «Este sufrimiento maternal, mi hija pequeña, y la ofensa que de parte de otros tienes que soportar, es una nueva oportunidad para que veas por qué escogí a una madre para transmitir mis comunicaciones. Sólo una madre es capaz de sentir conmigo. … Compenétrate de esta vocación a la cual fuiste elevada por tu sola dignidad de madre.

La dignidad maternal es a la vez una vocación saturada de sufrimientos y es ésta que Yo comparto contigo. Te agradezco, hijita mía, tu participación ininterrumpida y llena de sacrificios. Yo como Madre amorosa garantizo tu celestial premio». En primer lugar vemos que la dignidad de madre de familia en el plan de Dios es «como un sacerdocio». El sacerdote ofrece a Dios la Víctima Santa (Jesucristo) y se ofrece en el mismo sacrificio. A lo largo de todo el Diario vemos cómo Isabel es introducida en el misterio de Cristo crucificado. Aprende a sufrir, a sacrificarse, a ofrecer sus sufrimientos, a identificarse a Cristo. Hemos estado viviendo un «cristianismo light», suave, sin la cruz de Cristo; por eso nos resulta chocante ver que esta mujer haya sido llevada por Jesús a soportar sufrimientos tan grandes a lo largo de toda su vida. Prácticamente no hay etapas en las que no haya estado inmersa en sufrimientos extraordinarios. Sin desvalorizar el papel del hombre en el hogar, la misión de la madre está en primer plano cuando se trata de la salvación de las almas del marido y de los hijos.

En el corazón del Santuario Familiar está la madre de familia. Es a ella más que a cualquier otro que corresponde iniciarlo, fundarlo, sostenerlo, guiarlo, llevarlo a su madurez. El Demonio tiene un odio particular contra las mujeres. Por eso trata de corromperlas moralmente y herirlas emocional y espiritualmente desde pequeñitas. Las niñas, adolescentes, y jóvenes, lesionadas en su Fe, en su dignidad, en su afectividad, en su integridad corporal, con el tiempo se convertirán en madres de familia incapaces de llevar a los suyos por el camino de la santidad cristiana. Con mucha tristeza hay que reconocer que Jesucristo es el gran ausente en la educación que se imparte a la juventud. Los Santuarios Familiares deben suplir esta sistemática expulsión social de Jesucristo.

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